Nacionalismo

La nueva CDC será en femenino

Las mujeres del PDeCAT preparan una rebelión contra Puigdemont para imponer una candidata en las autonómicas frente al «efecto Colau». Las favoritas son Marta Pascal, Neus Munté y Mercé Conesa.

Neus Munté (arriba a la izquierda) o Marta Pascal (a la derecha de Puigdemont) marcan el futuro de CDC
Neus Munté (arriba a la izquierda) o Marta Pascal (a la derecha de Puigdemont) marcan el futuro de CDClarazon

Las mujeres del PDeCAT preparan una rebelión contra Puigdemont para imponer una candidata en las autonómicas frente al «efecto Colau». Las favoritas son Marta Pascal, Neus Munté y Mercé Conesa.

La proximidad de unos comicios autonómicos, una vez fracasado el referéndum ilegal, moviliza piezas políticas en el PDeCAT y aflora una rebelión de mujeres alejadas de Carles Puigdemont que aspiran a liderar una candidatura electoral. Según fuentes del partido, en cabeza de este movimiento figura su actual coordinadora general, Marta Pascal Capdevila, una nacionalista que ha plantado cara en muchas ocasiones al presidente de La Generalitat y cuya obsesión es recuperar la imagen de la antigua Convergència salpicada por la corrupción. Toda una pléyade de diputadas, alcaldesas y cargos locales se aglutinan para reivindicar un papel mucho más protagonista. «No todo es la independencia», dicen algunas de ellas, aunque sin desechar su ideología. Liderado por Marta Pascal, este grupo celebra reuniones periódicas y critican la escasez de medidas del gobierno catalán en derechos e igualdad de las mujeres. De hecho, en uno de sus últimos encuentros, acuñaron un lema: «La nueva Convergència será en femenino, o no será».

Autodescartado Puigdemont como candidato, y abrasado Artur Mas por su proceso judicial, en el PDeCAT cunde la idea de que una mujer encabece las listas electorales. Tres de ellas están en primera fila: Marta Pascal, Neus Munté y Mercé Conesa. La primera domina la estructura y organización convergentes, la segunda es la número dos de la Generalitat, y la tercera es una histórica alcaldesa y presidenta de la Diputación de Barcelona. En otro plano se sitúan Meritxell Borrás, Laia Flotats, Dolors Rovirola, Lourdes Ciuró, Meritxell Budó o Teresa Pitarch. Esta última, hasta ahora presidenta del Instituto Catalán de la Mujer, acaba de abandonar el partido en solidaridad con Germá Gordó, ex gerente y consejero de Justicia imputado por el caso tres por ciento. La igualdad entre sexos y reforzar «la conciencia nacional» son los objetivos del grupo heredero de la antigua asociación «Dones d,avui.cat», (Mujeres de hoy en Cataluña), presidida por la diputada en el Parlament Rosa Bruguera. Curiosamente, en su día fue inaugurada por Mas y a ella perteneció la esposa de Jordi Pujol, Marta Ferrusola.

En este momento, Marta Pascal es la más activista públicamente por su condición de coordinadora general del PDeCAT. Nada cercana a Puigdemont, mantiene sin embargo buena relación con Artur Mas, pero ha impuesto un nuevo estilo de limpieza en el partido. Fue muy combativa en exigir la dimisión de Germá Gordó y, a pesar de su ideología nacionalista, es partidaria de recuperar un catalanismo de centro con votos de la antigua CIU. Nacida en Vich, tenía seis años cuando se produjo el terrible atentado de ETA con niños entre las víctimas, lo que no le impidió recibir al terrorista entonces en la cúpula de la banda, Arnaldo Otegui, en el Parlament de Cataluña. Licenciada en Ciencias Políticas e Historia, procede de las Juventudes Nacionalistas de la antigua CDC y ha consolidado gran poder en la organización. Junto a su mano derecha masculina, David Bonvehí, se la considera muy crítica con la gestión del presidente de La Generalitat y pertenece a esa «savia nueva» del PDeCAT.

No sucede lo mismo con Neus Munté, la consejera número dos de Puigdemont y portavoz del Govern. Antigua dirigente sindical de UGT, lo fue también con Artur Mas, ahora cercana al actual presidente y ferviente defensora del referéndum. Ha tenido varias meteduras de pata en sus comparecencias y es poco respetada en el partido, aunque goza de toda la confianza de Carles Puigdemont. El núcleo duro de la actual dirección critica su escasa preparación y es rival directa de Marta Pascal. No pertenece a este nuevo grupo de féminas, dónde sí está la consejera de Gobernación, Meritxell Borrás, responsable directa del decreto de convocatoria de la consulta ilegal. No obstante, Borrás mantiene su lealtad al presidente y su hoja de ruta secesionista, pero al tiempo es una firme feminista.

Otra mujer que emerge con fuerza en el futuro liderazgo es Mercé Conesa i Bagés, alcaldesa de San Cugat y presidenta de la Diputación de Barcelona. Es una histórica de CDC, dónde fue varios años su portavoz. Abogada con una sólida formación profesional, se la encuadra en el sector menos radical nacionalista con un perfil dialogante. Ello le augura una valoración positiva a la hora de mantener relaciones con Madrid. Es también partidaria de recuperar las esencias centristas de la antigua CIU y mantiene buenos contactos con los sectores empresariales de Cataluña desde su influyente puesto en la Diputación de Barcelona. Es la mejor valorada entre la burguesía catalana y círculos financieros. En el ramillete de alcaldesas y cargos regionales figuran también Meritxell Budó, alcaldesa de La Garriga, Dolors Rovirola, regidora de Vilademuls, Lourdes Ciuró, concejal de Sabadell, y Laia Flotats, concejal de Sant Just y fundadora del movimiento «Llibergencia».

La igualdad entre sexos es una de las exigencias de la sociedad catalana y las mujeres nacionalistas se lo han propuesto. Feminismo y catalanidad, derecho de la mujer y sentimiento nacional. Es la mezcla de este movimiento que, sin renunciar a sus postulados nacionalistas, pretenden otras reivindicaciones sabedoras del pujante papel de mujeres de diferentes partidos, como Ada Colau en Los Comunes, Marta Rovira en Esquerra Republicana, o la propia presidenta del Parlament Carme Forcadell. Las une un sesgo más social frente a la pura exigencia separatista, a tenor de las últimas encuestas. En este sector femenino del PDeCATno ocultan sus críticas a Puigdemont por la ausencia de medidas legislativas en favor de las mujeres. «Es una asignatura pendiente», opinan varias de ellas. El tiempo corre y todo apunta que la nueva Convergéncia se escribe con nombre de mujer.