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Investigan a los acompañantes del ex president por encubrimiento

Fue interceptado junto al empresario Matamala, un profesor de Historia y dos mossos

Josep Maria Matamala y Josep Lluis Alay
Josep Maria Matamala y Josep Lluis Alaylarazon

Fue interceptado junto al empresario Matamala, un profesor de Historia y dos mossos.

En el momento de ser detenido en Schuby (Alemania), Carles Puigdemont viajaba acompañado por el empresario Josep Maria Matamala, que se ha convertido en la sombra del ex president desde su fuga a Bélgica hace cinco meses, por el profesor de Historia de la Universidad de Barcelona Josep Lluis Alay y dos mossos d´Esquadra que se encargaron de conducir el vehículo desde la residencia del líder independentista en Waterloo (Bélgica) a Finlandia, donde recogieron a Puigdemont para trasladarlo de nuevo a Bélgica por carretera. La Fiscalía de la Audiencia Nacional, que dirige Jesús Alonso, investigará ahora –tras la denuncia planteada por la Policía Nacional contra los dos agentes autonómicos– si han podido cometer un delito de encubrimiento, según confirmaron fuentes fiscales.

El Código Penal castiga con penas de seis meses a tres años de prisión a quienes, con conocimiento de la comisión de un delito y sin haber intervenido en el mismo como autor o cómplice, interviniere con posterioridad a su ejecución» ayudando a los presuntos autores del mismo «a eludir la investigación de la autoridad o de sus agentes, o a sustraerse a su busca y captura». La normativa enumera los delitos que se tratan de encubrir para integrar el tipo penal, entre los que se refiere expresamente al de rebelión, por el que precisamente ha sido procesado Puigdemont.

En el caso de los mossos, la pena podría incluso agravarse dado que el Código Penal incluye la inhabilitación para empleo o cargo público de dos a cuatro años, incluso absoluta si el delito encubierto fuera grave, cuando se actúe «con abuso de funciones públicas).

En el momento de ser detenido por la Policía alemana gracias al seguimiento efectuado por el CNI del vehículo de Puigdemont, en el que se habría instalado una baliza para tenerlo controlado en todo momento, fueron dos agentes de la Comisaría General de Información de la Policía española los que tomaron la filiación (identificación a través de la documentación personal) de los cuatro ocupantes del turismo. El ex president fue trasladado entonces a la cercana comisaría de la pequeña localidad de Schuby, situada en los bajos de un edificio. Ante la inexistencia de unos calabozos, según las fuentes consultadas los agentes condujeron a Puigdemont a las oficinas policiales. Allí fue donde pudo contactar con su abogado y recibir la visita del letrado alemán que lo defenderá en el procedimiento de extradición (que fue localizado a la carrera nada más conocer el arresto del líder independentista con la fortuna de que se encontraba de vacaciones a escasos diez kilómetros de Schuby).

A la espera de que pasara a disposición judicial, y ante la carencia de instalaciones adecuadas para que pasara allí la noche, Puigdemont fue trasladado a unas instalaciones anexas a la prisión de Neumünster, donde ahora ocupa una de las celdas.