La garantía de la Corona
La próspera monarquía
Los Estados monárquicos encabezan las clasificaciones de desarrollo y calidad de vida
Los últimas polémicas en torno a la Casa Real están siendo aprovechadas por los defensores de la república para pedir cambios en la Jefatura del Estado y ganar adeptos a su causa. Alaban las virtudes de un sistema que, si bien es cierto que funciona en gran parte del mundo, no tiene por qué ser necesariamente mejor que la monarquía. Es más, diversos estudios muestran que los países monáquicos no sólo gozan de niveles de desarrollo y prosperidad similares a los de las grandes repúblicas, sino que muchas veces copan los primeros puestos.
Por ejemplo, el último Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, que tiene en cuenta indicadores de esperanza de vida, logros educacionales e ingresos, está liderado por Noruega, en donde reina Harald V. En los diez primeros puestos también figuran los Países Bajos (4º) y Suecia (8º), ambos con monarquías constitucionales, así como Australia (2º), Nueva Zelanda y Canadá (10º), que no son monarquías al uso pero pertenecen a la Commonwealth y, por ello, tienen a la Reina Isabel II de Inglaterra como soberana. Asimismo, entre los treinta primeros países del ranking de la ONU aparecen otros estados monárquicos como Japón (11º), Dinamarca (15º), Bélgica (17º), España (23º), Liechtenstein (24º), Luxemburgo (26º) o Reino Unido (27º). Las repúblicas estadounidense (3º), germana (5º), irlandesa (7º) y suiza (9º) se cuelan en el «top ten», pero otras como la francesa (21º) o la italiana (25º) se encuentran en un lugar similar al de España.
Casi todos estos países ocupan también posiciones destacadas en otros informes como el Índice de Prosperidad Legatum de 2012 o la clasificación de mejores lugares del mundo para vivir de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). De hecho, el índice del Instituto Legatum –una organización independiente que trabaja en favor de las sociedades prósperas y libres– está liderado por Noruega (1º), Dinamarca (2º) y Suecia (3º). Tras ellos, figuran los miembros de la Commonwealth Nueva Zelanda (5º) y Canadá (6º). Así, entre los diez primeros, los únicos países puramente republicanos son Finlandia (7º), Suiza (9º) e Irlanda (10º). Algo más abajo, se encuentran otros estados con monarquía como los Países Bajos (8º), Luxemburo (11º), Reino Unido (13º), Bélgica (17º), Japón (22º) y España (23º). Su situación parece, por tanto, muy similar a la de repúblicas que muchos ponen como ejemplo como Estados Unidos (12º), Alemania (14º) o Francia (21º).
Los nombres de unos y otros se entremezclan también en la clasificación de los mejores lugares del mundo para vivir de la OCDE, que valora once aspectos como la educación, el medio ambiente, la satisfacción con la vida, la seguridad o el trabajo. De acuerdo con la organización, el sitio más recomendable es Australia, seguido de la monárquica Noruega y los republicanos Estados Unidos. Les siguen, en este orden, Suecia, Dinamarca, Canadá, Suiza –que, junto a EE UU, es la única república pura que se cuela entre los diez primeros puestos–, Países Bajos, Nueva Zelanda y Luxemburgo.
En el ranking, que sólo analiza 36 estados miembros de la OCDE, los monárquicos Reino Unido (12º), Bélgica (14º), España (19º) y Japón (21º) también ocupan buenas posiciones. Cerca de ellos, figuran estados republicanos como Alemania (17º), Francia (18º) o Italia (22º).
Estos tres estudios son sólo una pequeña muestra de que la figura de un rey, lejos de tópicos e invenciones alimentadas por los republicanos, puede ser beneficiosa.
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