El Rey abdica
La Reina Sofía, su máximo baluarte
Doña Sofía, en su papel de compañera del Rey, también lo será tras la abdicación de Don Juan Carlos. Los 39 años al servicio de España como Reina consorte también tocarán a su fin cuando se produzca la proclamación de su hijo como el Rey Felipe VI. Según informan desde Zarzuela, los Reyes seguirán ocupando la misma casa dentro de los muros del Palacio que hasta ahora, al igual que los Príncipes. De momento, lo único que varía es el despacho de Don Juan Carlos, que pasará a ser de Don Felipe.
En el mensaje de ayer que el Rey dirigió a los españoles para anunciar su abdicación, el Monarca tuvo una deferencia de agradecimiento hacia la que ha sido su «testigo» de fatigas, y «cuya colaboración y generoso apoyo», aseguró el Monarca, no le ha «faltado nunca».
Ya en su día Don Juan Carlos calificó a Doña Sofía como «una gran profesional». Algo que ella misma se ha encargado de sostener durante todos estos años al lado de su marido. Puertas afuera de su vida conyugal, la Reina Doña Sofía siempre se ha mantenido en su lugar de apoyo a la labor de Don Juan Carlos, y si algunas críticas le han llovido –como no dominar el idioma español y el modo en que ha «conciliado» su relación con los duques de Palma en su papel de Reina y madre–, las últimas encuestas no han podido ser más favorables hacia ella, ya que actualmente es la mejor valorada de la Familia Real española junto con el todavía Príncipe de Asturias.
Además de ser presidenta de la Fundación Reina Sofía y dedicar una agenda independiente a ayudar a los más desfavorecidos en múltiples aspectos, durante los últimos años la Reina ha realizado uno o dos viajes anuales para visitar países en vías de desarrollo y fomentar en ellos la cooperación española. Es precisamente en estos viajes donde se percibe la profesionalidad que el Rey ha mencionado en más de una ocasión. Detalles como, por ejemplo, que en la visita a Mozambique, en la misma semana en la que la Infanta Cristina acababa de ser imputada por primera vez en el marco del «caso Nóos», fue comentada su actitud y su saber estar en todo momento, implicándose por la causa con su característica e inerte sonrisa e igual amabilidad a la hora de tratar a las personas. Otro ejemplo de ello fue en su último viaje, el de Guatemala, en el que se avisó de que ciertos alimentos podían dañar la salud al no estar acostumbrados a ellos, pero la Reina no dudó en comerlos para no causar una ofensa, o su empaque cuando el avión de las Fuerzas Aéreas tuvo una avería y ella se encargó de lanzar un mensaje tranquilizador.
Estilo diferente
Detalles que hacen que, en un estilo muy diferente al del Rey, sea definida de puertas afuera como la mejor embajadora del país. Por otro lado, dentro de la agenda privada de la Reina que no trasciende públicamente, lo más destacado es su interés e inquietud por la política y el sistema de conexiones global del planeta, como lo corrobora su reciente asistencia en Copenhague a la reunión anual del influyente y hermético Club Bilderberg, a la que asisten 140 personalidades de 22 países europeos y norteamericanos de la política, las finanzas y la comunicación.
La Reina estuvo ayer en Madrid, siguiendo el plan de Zarzuela de que Don Juan Carlos anunciara su abdicación con los miembros de la Familia Real presentes en La Zarzuela, pero hoy cogerá un avión hasta Nueva York para recibir el premio «Path to Peace». Y en las próximas semanas asistirá a todos los actos en los que se requiera su presencia como Reina, hasta que la suceda Doña Letizia, para la que Don Juan Carlos también tuvo ayer un mensaje, al decir que el Príncipe contará «con el apoyo que siempre tendrá de la Princesa Letizia». La Princesa de Asturias ha tenido el ejemplo «en casa», desde que se casó con el Príncipe de la Reina, quien sin duda deja el listón muy alto.
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