Izquierda abertzale

La silenciosa euskaldunización de Navarra

El actual Gobierno de Navarra (bajo la dirección solapada del PNV) tiene diseñado un plan para la euskaldunización de la Comunidad Foral, por aquello de que sin una lengua común difícilmente se puede construir un Estado.

El arranque de los últimos Sanfermines, con la ikurriña en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona y un cartel para el acercamiento de los presos etarras entre el público
El arranque de los últimos Sanfermines, con la ikurriña en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona y un cartel para el acercamiento de los presos etarras entre el públicolarazon

El actual Gobierno de Navarra (bajo la dirección solapada del PNV) tiene diseñado un plan para la euskaldunización de la Comunidad Foral, por aquello de que sin una lengua común difícilmente se puede construir un Estado.

El Gobierno de Navarra pretende culminar–con el empuje de su socio EH Bildu– la euskaldunización de la Comunidad Foral. En primer lugar, a través de la lengua. Son numerosas las asociaciones y organizaciones, todas vinculadas al nacionalismo, que se dedican a la promoción y difusión del euskera en Navarra. Utilizan como instrumentos la televisión Euskal Telebista, tanto en su versión en lengua vasca como la española. Destacan los expertos que para muchísimos navarros «resulta ofensivo el proselitismo que hace de lo nacionalista y la falta de respeto por la cultura Navarra sin que obtenga réplica por las instituciones».

Recuerdan que la aprobación del Decreto del Euskera en Navarra supuso una adecuación de la aplicación de esta lengua en el ámbito institucional, y su normalización por territorios en Navarra. Este decreto era visto desde la perspectiva de las mencionadas asociaciones como «la vulneración de los derechos lingüísticos de los navarros», y el recorte de determinadas subvenciones como un auténtico «atentado» contra el euskera.

En la actualidad, el Gobierno nacionalista sustentado por PNV (Geroa Bai) con Bildu y mantenido por Podemos e Izquierda Unida, está trabajando para su derogación y nueva regulación al objeto de «normalizar» (imponer) el vascuence mediante la discriminación positiva, el proselitismo, la subvención clientelar y sus ventajas a la hora de acceder a puestos de la administración local o autonómica.

Los que están detrás de este proyecto son conscientes de que la lengua es un instrumento de la política de construcción nacional. Por ello, tratan de aislar a los grupos que no les siguen en estos planes y en la actualidad se vive una situación de crispación en torno al uso del euskera en Navarra. Ser euskaldún –subrayan–empieza a llevar aparejadas claras ventajas y protecciones sociales y laborales en el ámbito de la educación pública en Navarra, que luego se extiende al mercado laboral y al acceso a puestos de la administración por imposición de la nueva estructura de poder institucional en Navarra.

Ante esta realidad, la mezcla de un complejo de culpa irracional junto con el temor a enfrentarse al nacionalismo y ser tachado de intolerante o anti-vasco, o incluso franquista, facilita que el gobierno de Uxue Barkos pise el acelerador de la euskaldunización a través de la educación.

Vascoparlantes

En cualquier caso, estamos ante un asunto que no tiene sentido ni necesidad. Los datos sociolingüísticos son contundentes. Unos 65.000 navarros –de un total de unos 640.000– son vascoparlantes, y la mayoría se concentra en la parte norte de Navarra.

Otro de los objetivos del nacionalismo es el de «blanquear su propia historia», a la que contribuye también la dejadez en este punto del constitucionalismo. Los medios afectos al nacionalismo bombardean continuamente a la sociedad con consignas de paz, de reconciliación, de derechos de los presos, de existencia de bandos en esa «lucha», de necesidad de pasar página para seguir avanzando.

Junto a estos titulares acompañan siempre noticias de memoria histórica; corrupción política del bloque constitucionalista; relatos de «independentistas» (de ETA), torturados por el Estado (Policía Nacional y Guardia Civil); situaciones gravísimas de presos de ETA muy enfermos y del sufrimiento de sus familiares.

El uso del lenguaje ayuda a esta estrategia de crear opinión. El término Euskadi, constreñido al País Vasco, ha dejado de utilizarse tanto en Euskadi como en Navarra y se sustituye por el de Euskal Herria. De hecho, se usa el mapa de una Euskal Herria «ilusoria» que incluye la Comunidad Vasca, Navarra y las tres provincias vasco-francesas para dar la información del tiempo en los noticiarios.

La denominación de «presos políticos vascos» a los asesinos de ETA o llamar «refugiados» a los terroristas huidos de la Justicia supone un «avance» en ese adoctrinamiento de las nuevas generaciones además de ser parte de la reiteración de la estrategia empleada por los ideólogos del soberanismo de la «equidistancia» entre víctimas y verdugos.

A todo este panorama hay que unirle las previsiones para las próximas elecciones, en las que el constitucionalismo no lograría mayorías suficientes. Se plantearía un escenario de difíciles equilibrios en los que Bildu sería marginado del Gobierno, pero mantendría capacidad de presión, y PSN pasaría a formar parte del Ejecutivo Navarro como pieza clave de gobernabilidad.