Política

Proclamación de Felipe VI

La sociedad arropa al Rey

Felipe VI, poco después de ser proclamado por las Cortes, saluda en los pasillos del Congreso a Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno.
Felipe VI, poco después de ser proclamado por las Cortes, saluda en los pasillos del Congreso a Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno.larazon

La planta noble del Palacio Real estaba llena a rebosar. No cabía ni un alfiler en los salones de la que fue residencia de los Reyes de España y que ahora se usan solamente para actos institucionales de gran calado. La recepción con más de dos mil invitados con la que los nuevos Reyes quisieron saludar a una más que amplia representación de la sociedad española se prolongó hasta después de las tres de la tarde, ya que fue voluntad de Don Felipe y Doña Letizia estrechar la mano de todos y cada uno de los invitados para cumplir a la perfección con su condición de anfitriones.

El calor era asfixiante a pesar de los esfuerzos de los funcionarios de Patrimonio por abrir los grandes ventanales de la galería que da al Patio del Príncipe en su vano intento de aliviar la sensación de sofoco de los asistentes al evento. Los camareros no dejaron de pasar constantemente bandejas llenas de vasos de agua para evitar que alguien se desmayara.

Por orden riguroso de protocolo, todos los asistentes pudieron saludar a la pareja Real, pero la espera se hizo larga y eso dio lugar a la charla entre unos y otros que, como es lógico, giró en torno a los hechos ocurridos en el día de ayer que pasarán a la historia de España como una muestra de la madurez de los españoles. Entre los periodistas, las vibraciones eran positivas. Carlos Herrera, por ejemplo, mostraba su satisfacción por la normalidad con la que había discurrido el relevo en la Corona española. Javier González Ferrari, encantado por la afluencia de público a los puntos del recorrido de la nueva Familia Real. Iñaki Gabilondo, feliz de que por fin seamos capaces los españoles de actuar con sensatez y naturalidad en un proceso tan lógico como es el de la retirada de un Jefe del Estado ya mayor y su sustitución por su heredero, o Antonio Casado, que expresaba el acierto del contenido del primer discurso del nuevo Monarca y de la oportunidad a la hora de encontrar el punto justo de sencillez y solemnidad para el acto de la jura del nuevo Rey. Ministros ya alejados de sus cargos, antiguos presidentes del Gobierno, representantes de las altas instituciones del Estado guardaban su turno para entrar en el Salón del Trono junto a personas del mundo del toreo como Juan José Padilla, famosos del mundo de la farándula como Emilio Aragón con su inseparable Aruca o Ana Duato, protagonista de la serie «Cuéntame como pasó» de TVE. Todos ellos compartían este día histórico para la Familia Real con miembros de otras familias reales como los príncipes búlgaros Kubrat y su esposa Carla Royo Vilanova, o su hermano Konstantin junto a su mujer, María García de la Rasilla. Entre los familiares del Rey Juan Carlos, sus sobrinos los Gómez Acebo, hijos de su hermana, la Infanta Pilar, que mostró su alegría y satisfacción por el desarrollo de los actos de abdicación de Don Juan Carlos y proclamación de sobrino, Felipe VI. Ha sido un relevo con los ojos secos, sin lágrimas, lo que es una gran alegría porque normalmente cuando jura un nuevo Monarca es porque el anterior ha muerto. En este caso, viven los dos y hemos podido celebrarlo todos juntos.

Emocionante fue el día también para muchas de las personas que han estado cerca de Don Felipe en su etapa infantil y adolescente. Era el caso de José Antonio Alcina, preceptor del nuevo Rey en etapas muy cruciales de su vida. También fue muy especial la jornada para varios de los antiguos ayudantes militares de Don Felipe, que explicaron cómo el nuevo Rey les manifiesta su cariño cada vez que se los encuentra o los reúne de cuando en cuando para cenar e intercambiar impresiones y novedades sucedidas en sus respectivas carreras. La decisión tomada para que la Princesa de Asturias y su hermana, la Infanta Sofía, no se quedaran en la recepción después del saludo en el balcón de la nueva Familia Real fue muy acertada. Ellas aún son muy pequeñas y no sería muy oportuno que tuvieran que afrontar un acto como es el de saludar a centenares de personas durante tantas horas.