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La venganza del voto en blanco

En Europa, en solo cinco países el sufragio es obligatorio. Es un deber cívico, pero también es cierto que la manera de hacer política lo pone muy difícil. En Francia, el voto en blanco llega al 7%.

La venganza del voto en blanco
La venganza del voto en blancolarazon

En Europa, en solo cinco países el sufragio es obligatorio. Es un deber cívico, pero también es cierto que la manera de hacer política lo pone muy difícil. En Francia, el voto en blanco llega al 7%.

El país europeo con menos abstención es Bélgica, con el 12,8 (2018). Tiene una explicación: el voto es obligatorio desde 1892. No acudir a las urnas se penaliza con multas que pueden llegar a los 150 euros si se es reincidente. También es obligatorio en Grecia, aunque la abstención es del 37,9%. En este caso es porque a partir de los 70 años están exentos de esta norma, una franja de edad de dos millones del total de 9,8 millones de griegos.

Es un viejo debate que perdura: es una manera de que los partidos se obliguen a plantear cuestiones que afecten a las clases más desfavorecidas, que son las más propensas a no votar. El caso de Estados Unidos es canónico: apenas el 30% de los latinos votaron en 2012 –ni aunque fuera por Obama–, teniendo en cuenta que sólo votó el 54,9% del total.

Los contrarios al sufragio obligatorio argumentan que la abstención es también una forma de expresión, incluso de desprecio hacia la política.

En España, los cambios de ciclo político se han producido siempre con el nivel más alto de participación: UCD, en 1977, el 78,8%; PSOE, en 1982, el 80%; PP, en 1996, el 78,1%; PSOE, en 2004, el 77,3%. Sin embargo, a partir de 2011, la participación ha caído, especialmente en los jóvenes, coincidiendo con la crisis económica. Mariano Rajoy llega a La Moncloa con una participación del 71,7% y Pedro Sánchez, en abril de 2019, con el 71,8%.

En Francia, aunque la abstención es menor que la media española, se ha producido un fenómeno electoral: el voto en blanco llegó en las legislativas de 2017 al 6,99% y en las presidenciales del mismo año al 6,99%. Ante este hecho, Emmanuel Macron ha abierto la posibilidad de tener en cuenta el voto en blanco, que hasta la ley de 21 de febrero de 2014 era considerado como nulo. El presidente francés ha propuesto que, dado que las elecciones presidenciales se deciden por mayoría absoluta, en caso de que en la segunda vuelta ningún candidato lo consiga, los votos en blanco podrían inclinar la balanza en otras elecciones.

En el caso de la Ley Electoral española, el voto en blanco se considera válido, por lo que se suma a los obtenidos por las diferentes candidaturas para hacer el reparto de escaños.

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