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Las difluencias de Podemos

La ruptura de la coalición de los de Iglesias con Compromís en Valencia y con En Marea en Galicia de cara al 28-A agudiza la amenaza de una fuerte caída electoral del partido morado

Iglesias regresará a la actividad pública a finales del mes de marzo, tras disfrutar del permiso de paternidad / Foto: Alberto R. Roldán
Iglesias regresará a la actividad pública a finales del mes de marzo, tras disfrutar del permiso de paternidad / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

La ruptura de la coalición de los de Iglesias con Compromís en Valencia y con En Marea en Galicia de cara al 28-A agudiza la amenaza de una fuerte caída electoral del partido morado.

Antes de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez y el Govern de Quim Torra rompieran el diálogo y de que, como consecuencia de ello, el presidente se viera obligado a convocar elecciones anticipadas, Podemos confiaba en que la legislatura pudiera prolongarse hasta 2020. Los de Pablo Iglesias apostaban por este escenario para dar esquinazo al cóctel al que les aboca el 28-A: con Pablo Iglesias de baja por paternidad hasta finales de marzo, con la debacle que vaticinan las encuestas en el horizonte y con el riesgo de que algunos de los pactos que fueron capaces de articular en las elecciones generales de 2016 salten por los aires.

Esta última circunstancia, la que afecta a las tres confluencias con las que Podemos concurrió junto a otras fuerzas en Cataluña, Galicia y la Comunidad Valenciana, puede ser determinante para el resultado final que logren los morados en abril. Hay que tener en cuenta que esas tres confluencias otorgaron a estos partidos, en junio de 2016, un total de 30 diputados en esas tres regiones. O lo que es lo mismo, el 42% de su representación en el Congreso salió del apoyo que recibieron sus listas entre los catalanes, los gallegos y los valencianos.

De estos tres acuerdos, el único con visos de reeditarse en abril es el catalán. En Comú Podem consiguió en las generales de 2015 y de 2016 ser la fuerza más votada en esta comunidad y sumar hasta 12 diputados al grupo confederal de Unidos Podemos en la Cámara Baja. No sucederá lo mismo en las otras dos comunidades autónomas, teniendo en cuenta las posiciones que mantienen actualmente los distintos actores en juego y que el plazo para inscribir las coaliciones en la Junta Electoral se cierra el 16 de marzo. En Galicia, el líder de En Marea, Luis Villares, ha insistido en que su partido concurrirá en solitario. Frente a ello, el pacto entre Podemos, Anova y EU está casi cerrado. Las tensiones surgidas durante estos tres años entre En Marea y el partido de Iglesias –trasladadas incluso al Congreso– complican el acuerdo a cuatro bandas y, a día de hoy, la opción que gana enteros es la existencia de dos papeletas el 28 de abril. En la Comunidad Valenciana, Compromís concurrirá también en solitario al Congreso. Consideran en este partido que diversificar las ofertas electorales mejorará su resultado.

A pesar de que estas rupturas aún no han sido valoradas por las encuestas, Podemos y las marcas que orbitan en su entorno podrían verse penalizados. El último CIS señaló que En Marea (1%) y Compromís (2,5%) sumarían el 3,5% de los votos en unas elecciones generales. Por su parte, Podemos, IU, Equo y En Comú Podem alcanzarían el 11,9%, sin contar los votos de Galicia y la Comunidad Valenciana. En este contexto, el partido morado deberá decidir si se presenta o no en estas circunscripciones en abril, según explica a este diario la consultora política Verónica Fumanal. «Todo dependerá de si Iglesias decide presentarse ahí o hace un acuerdo tipo PP y UPN». Según reflexiona, si la formación morada apuesta por competir electoralmente con En Marea y Compromís «hay una parte del voto que se divide» lo cual implica que «puedan quedar por debajo de otras fuerzas políticas». En cuanto al hecho evidente de que la ley D`Hont pueda perjudicarles electoralmente con esta división, Fumanal cree que «a Podemos y a sus confluencias les pesará más la grave crisis interna que atraviesan. El electorado penaliza mucho este tipo de cuestiones que restan credibilidad al proyecto». «Podemos ha envejecido mucho en solo cinco años», reflexiona.

El sociólogo Lorente Ferrer aporta también la clave sobre la pérdida de escaños en estas comunidades, según la encuesta de febrero de NC Report para LA RAZÓN. Esta predicción arroja entre 7 y 8 escaños para Compromís, lo que supone una pérdida de entre uno y dos menos respecto a 2016. Si acuden a los comicios por separado, la ley D’Hont les restaría la misma proporción: obtendrían entre 6 y 7 escaños entre las dos candidaturas, lo cual haría que «con alta probabilidad Unidos Podemos y Compromís podrían quedarse sin representación en la provincia de Castellón». En Galicia, Unidos Podemos obtuvo 5 escaños hace dos años y la previsión actual es de 4 escaños. De romperse la coalición, se rebajaría su representación en el Congreso a 2 o 3 escaños, que se repartirían entre las dos candidaturas. «Los de Iglesias podrían perder la provincia de Lugo», explica el experto, puesto que la confluencia no llegaría a revalidar –por separado– el 15% del voto para obtener un escaño. En Orense tampoco lo conseguirían. Ferrer vaticina un retroceso en los dos supuestos: «Manteniendo las alianzas pierden votos y escaños. Por separado, les costaría mucho más obtener escaño».