Política

Gobierno de España

Legislatura herida de muerte

Si el Congreso tumba las cuentas de Sánchez el 13 de febrero cobrará fuerza el escenario de un adelanto electoral.

Si el Congreso tumba las cuentas de Sánchez el 13 de febrero cobrará fuerza el escenario de un adelanto electoral.

Pedro Sánchez llegó al poder apoyado en la exigua mayoría de la moción de censura. Con 84 diputados, los socialistas necesitan la adhesión inquebrantable de sus otrora socios para sacar adelante sus proyectos más importantes. Ahora, el buque insignia –representado por los Presupuestos Generales del Estado (PGE)– está en peligro y el voto de los partidos soberanistas para tumbarlos se antoja también un torpedo a la línea de flotación del Gobierno para mantener viva la legislatura.

¿Qué impacto tiene el movimiento de ERC?

Los republicanos se descolgaron ayer con el anuncio de que presentarán una enmienda a la totalidad de los PGE. Este movimiento supone un desequilibrio de fuerzas, que daría mayoría a quienes quieren tumbar las cuentas: PP y Ciudadanos también presentarán las suyas propias para lograr este objetivo.

El impacto puede ser brutal, si tenemos en cuenta que Sánchez ligó la aprobación de las cuentas a la duración de su mandato.

¿Por qué se presenta ahora?

El golpe de efecto de ERC se enmarca en dos direcciones. Coincidiendo con un momento de «punto ciego» en las conversaciones con el Gobierno, esperan que este movimiento pueda reactivar la negociación y conseguir réditos políticos más allá de los económicos que ya contienen las cuentas: una inversión de más de 2.000 euros para Cataluña. Por otro lado, los republicanos miran de reojo a sus colegas independentistas del PDeCAT, con quienes mantienen una guerra abierta por el liderazgo del movimiento soberanista. Su tono conciliador ha sido tildado de «traición» por los sectores más radicales y buscan marcar perfil propio.

¿Qué importancia tiene el juicio del «procés»?

El calendario juega un papel muy relevante en este asunto, pues se da la perversa coincidencia de que la primera jornada de debate de las enmiendas a la totalidad –el día 12 de febrero– coincide con el inicio del juicio del «procés». ERC tendrá hasta el día siguiente, el miércoles 13 antes de que llamen a votar, para retirar la enmienda a la totalidad y dar aire al Ejecutivo. Sin embargo, esta agenda paralela complica sobremanera que, con sus líderes sentados en el banquillo, los partidos soberanistas en Madrid lancen un balón de oxígeno a Sánchez.

¿Qué bazas tiene el

Gobierno para evitarlo?

Además de la nutrida inversión, ya apuntada anteriormente, el Gobierno se apoyará en el necesario alineamiento de los soberanistas con las derechas de PP y Ciudadanos para tumbar las cuentas progresistas del Ejecutivo.

Desde Moncloa apuntan que el diálogo «sigue abierto», pero intentan desligar la aprobación de las cuentas de cualquier prebenda judicial que pretenda el soberanismo. Las conversaciones seguirán con arreglo a la ley.

¿Tumbar los Presupuestos supondría el final de la legislatura?

El propio Pedro Sánchez y su ministra de Hacienda, María Jesús Montero, condicionaron la aprobación de los Presupuestos con la supervivencia de su Gobierno. Esta advertencia se hizo más como una medida de presión que como una realidad. El miedo a la derecha que pretenden alentar entre sus socios, con una convocatoria anticipada de elecciones, cala también en el Gobierno que ve como el ascenso de Ciudadanos y Vox complicaría revalidar La Moncloa en las urnas, aunque el PSOE quedara en la primera posición.

¿Cuándo serían las

elecciones generales?

En Moncloa repiten por activa y por pasiva que la potestad de convocar los comicios corresponde en exclusiva al presidente y éste lo hará cuando mejor le convenga. En juego entrarán las encuestas que maneja Moncloa y cuyas perspectivas son peores que cuando Sánchez llegó al poder. En su Gabinete algunos se lamentan de no haber convocado las elecciones antes de que irrumpiera el fenómeno Vox en Andalucía y extendiera sus tentáculos por toda España. Por tanto, la vocación de Sánchez será resistir en el poder hasta que las condiciones no le sean adversas, aun con la previsión de que en estos tiempos de «política líquida» en los 54 días que median entre la convocatoria y la efectiva celebración de los comicios puede pasar de todo. Si el Congreso devolviera de manera inédita los Presupuestos al Gobierno el próximo 13 de febrero, la legislatura estaría herida de muerte y aunque Sánchez intentase aguantar a través de decretos leyes hasta otoño –su deseo–, todo apuntaría a un «superdomingo» el 26 de mayo.