Memoria Histórica
Llegan al cementerio de San Isidro los restos de Primo de Rivera
Algunos de los concentrados acusaban a la familia de Primo de Rivera de no haber "luchado" lo suficiente para impedir la exhumación, que, además, calificaron de medida electoral
Los restos del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, han llegado hace unos minutos al madrileño cementerio de San Isidro, donde serán enterrados tras ser exhumados de la basílica del Valle de los Caídos, donde permanecían desde hace 64 años.
El coche fúnebre con los restos de Primo de Rivera ha entrado en el camposanto, el más antiguo de la Madrid, escoltado por la Guardia Civil y acompañado por una larga comitiva donde viajan los familiares del fundador de la Falange. Han sido ellos quienes han decidido que los restos de José Antonio reposen a partir de ahora en San Isidro, junto a otros familiares enterrados allí.
A la llegada del coche fúnebre la policía ha tenido que contener, para evitar que sobrepasaran el cordón de seguridad, a los simpatizantes que se encontraban concentrados a la entrada del cementerio, quienes han entonado el "Cara al sol", himno de la Falange, y han coreado el nombre de su fundador.
Los trabajos para la exhumación de Primo de Rivera de la basílica del rebautizado Valle de Cuelgamuros se han llevado a cabo desde las seis de esta mañana a puerta cerrada y han finalizado cerca de las 13 horas, cuando el coche fúnebre ha salido del recinto de la abadía benedictina camino de la capital.
Más de un centenar de personas, entre ellas muchos curiosos, esperaban desde primeras horas de la mañana a las puertas del cementerio de San Isidro, en un ambiente de cierto malestar por la exhumación y la actitud de la familia de Primo de Rivera.
Algunos de los concentrados acusaban a la familia de no haber "luchado" lo suficiente para impedir la exhumación, que, además, calificaron de medida electoral a poco más de un mes para los comicios. Durante la llegada de la comitiva ha habido forcejeos con la Policía Nacional desplegada en la zona.
La Ley de Memoria Democrática aprobada el año pasado impide la presencia de restos mortales en ningún lugar preeminente del recinto, como era el caso de Primo de Rivera, y lo fue del propio Francisco Franco o Gonzalo Queipo de Llano.
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