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Los 600 metros de la furgoneta de la muerte
La utilización de vehículos para atentar es un modelo exportado de Oriente Medio que se ha utilizado ocho veces en Europa desde 2016
La utilización de vehículos para atentar es un modelo exportado de Oriente Medio que se ha utilizado ocho veces en Europa desde 2016.
En zigzag, durante 600 metros, una furgoneta de color blanco irrumpió ayer en Las Ramblas de Barcelona causando el terror. Convertir un vehículo en un arma es el nuevo método utilizado por los yihadistas para golpear Occidente. Un elemento al alcance de cualquiera, ya sea en propiedad, de alquiler o incluso robado, como instrumento para sembrar el horror. Este comportamiento terrorista se abre camino en Europa desde hace aproximadamente un año, un modelo económico exportado de Oriente Medio que por su sencillez y autonomía facilita su consecución, pues no requiere adiestramiento previo, pertenencia a células ni acceso y formación para preparar explosivos. El objetivo de los terroristas ya no son personalidades públicas ni instituciones en las que seguridad está reforzada, sino ciudadanos comunes en zonas masificadas, lo que asegura asestar el mayor golpe posible, al tiempo que dificulta garantizar la protección de todos ellos. Los yihadistas esperan a que masas de personas se concentren en lugares peatonales donde nadie espera que llegue un vehículo para sembrar el caos.
Además, la figura del «lobo solitario» ya no está íntimamente ligada a una muerte segura. Al contrario de lo que ocurre con la inmolación, donde los autores buscan adquirir la condición de mártires, ahora quienes perpetran este tipo de acciones tienen también planificado un plan de huida, como en el caso de Barcelona, en el que se arrendó una segunda furgoneta para escapar del lugar del suceso.
Aunque su implantación en Occidente sea relativamente reciente, el uso de vehículos para cometer atentados es común en Oriente Medio, donde los palestinos los utilizan para atropellar a objetivos israelíes, ya sean civiles o militares. Esto se debe a que en países como Israel las medidas de seguridad se han intensificado de tal modo que la colocación de bombas es prácticamente imposible, lo que obliga a buscar fórmulas alternativas. Por ello, los yihadistas recurren al método del atropello, ahora también en una Europa cada vez más blindada ante el terrorismo.
El atentado de Barcelona eleva a ocho el número el ataques por atropello masivo que ha sufrido Europa en los últimos meses. Una trágica cronología que arranca hace poco más de un año, el 14 julio 2016, cuando un conductor arrolló con un camión a una multitud que se encontraba en el paseo de los Ingleses de Niza durante los festejos del 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa. Murieron 85 personas y otras 50 resultaron heridas de gravedad en un ataque que fue reivindicado pocos días después por el Estado Islámico (EI). Pocos meses después, el 19 de diciembre de 2016, un camión irrumpió en uno de los principales mercados navideños de Berlín y se llevó por delante la vida de 12 personas y dejó a otras 48 personas malheridas. El EI también estuvo detrás y el atacante, el tunecino Anis Amri, fue abatido cuatro días después por la policía italiana en Milán. El pasado 22 de marzo un terrorista sembró el pánico en las inmediaciones del Parlamento británico, en Londres, cuando atropelló con un todoterreno a numerosos transeúntes en el puente de Westminster. Murieron cinco personas, entre ellas, una española. El terrorista, Khalid Masood, fue abatido por la policía y una vez más, el Estado Islámico asumió el ataque.
La capital del Reino Unido ha sido la más azotada por este tipo de terrorismo. Poco después, el 3 de julio, los terroristas arremetieron con una furgoneta junto a la estación del Puente de Londres hasta Borough Market, donde comenzaron a apuñalar a varias personas. Entre las víctimas se encontraba el español Ignacio Echeverría, cuya identidad fue confirmada días después por las autoridades británicas. Los tres yihadistas fueron abatidos por la policía. También en la capital británica, se contabilizó un muerto y diez heridos cerca de la mezquita de Finsbury Park, al norte de la ciudad, donde una furgoneta conducida por un ciudadano galés arrolló a fieles musulmanes. En Suecia, el 7 de abril, un camión atropelló a una multitud en la calle Drottninggatan de Estocolmo. Hubo cuatro muertos y 15 heridos a causa de la acción de un joven uzbeko que simpatizaba con el Estado Islámico. Por último, el pasado 9 de agosto, un vehículo arrolló en la localidad de Levallois Perret, adyacente a París, a una patrulla del dispositivo antiterrorista desplegado en Francia tras los atentados de 2015 y causó seis heridos. El conductor fue neutralizado por la policía.
El EI recomienda a sus acólitos «usar todo lo que se tenga a mano para causar terror». En concreto, en 2010 a través de la revista «Inspire», el vehículo de difusión de la propaganda de los terroristas de Al Qaeda en inglés, se publicó un artículo titulado «La segadora definitiva», en el que se recogen varias «sugerencias» para perpetrar una matanza utilizando una camioneta «como si fuera una cortadora de césped, no para segar la hierba sino para acribillar a los enemigos de Alá», apunta el texto.
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