Crisis en el PSOE

Los barones plantarán cara a la «plurinacionalidad» de Pedro Sánchez

Mostrarán su rechazo en el Congreso y el líder se abre a aceptar enmiendas transaccionales.

Susana Díaz, ayer en Sevilla con Fernández Toxo
Susana Díaz, ayer en Sevilla con Fernández Toxolarazon

Mostrarán su rechazo en el Congreso y el líder se abre a aceptar enmiendas transaccionales.

El cierre de filas de Pedro Sánchez con Mariano Rajoy a cuenta de la unidad de España ha tranquilizado a ciertos sectores del PSOE. La conversación «fluida y normal» que mantuvieron el lunes, en la que el líder socialista transmitió al presidente su «oposición al referéndum ilegal» que pretende impulsar la Generalitat casa con la postura que había mantenido el partido hasta ahora, pero también con el sentir mayoritario del conato crítico que arrojaron las primarias. Territorios como Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha o Aragón respiraron tranquilos cuando Sánchez dejó claro que «el PSOE estará en la defensa de la legalidad y de la Constitución contra cualquier intento de romperla». No obstante, también observan cierta «incoherencia» entre mantener esta postura de cara al Gobierno y defender la reforma del artículo 2 de la Carta Magna para reconocer la «plurinacionalidad» de España en el nuevo proyecto del partido. Este debate no está, ni mucho menos, cerrado en el PSOE.

Darán la batalla

Fuentes del sector crítico reconocen a LA RAZÓN que «darán la batalla» en el 39º Congreso en lo relativo a la enmienda que quiere introducir el equipo del nuevo líder para modificar la Constitución. Una batalla que no se aborda desde el punto de vista de la confrontación, pues son conscientes de que todo enfrentamiento no sólo es inútil, sino que también puede perjudicarles de cara a sus futuros congresos regionales.

«No vamos a ir contra Pedro. Ahora mismo sabemos que es contraproducente», señalan. Tampoco plantearán el debate con aspiraciones de doblarle el pulso al nuevo secretario general, ya que Sánchez cuenta con una solvente mayoría de delegados para sacar adelante cualquiera de sus iniciativas.

«Sabemos que no podemos ganar, pero por mucha mayoría que tengan no lo vamos a dejar pasar», destacan. Para las fuentes consultadas no es una «cuestión de números, sino de discurso»: las tesis que defienden la soberanía de España como nación única no pueden quedar silenciadas. «No queremos bronca, pero si puede haber distintas naciones, podrán existir también distintas opiniones», concluyen.

Sector pedrista

Estrategia contraria han trazado desde el sector pedrista, que ha evitado pelear la aprobación de enmiendas en los niveles territoriales inferiores –desde las agrupaciones locales–, conscientes de que, aunque no ganen ahora, cuentan con los números suficientes para sacarlas adelante en el Congreso federal. «En Andalucía esas enmiendas se tumbaron, pero no dieron guerra, porque saben que las ganarán en Madrid», señala un dirigente.

Desde el entorno de Sánchez se recibe de buen grado el debate de las enmiendas que vienen de los congresos regionales de la semana pasada. Todas estas propuestas se defenderán y votarán en las distintas comisiones del 39º Congreso. No obstante, si una enmienda no prospera, pero cuenta con el 20% de los apoyos, se podrá elevar al plenario para ser defendida ante la totalidad de los delegados y no sólo ante la cuota de la comisión pertinente. Desde el entorno del secretario general confirman a este diario que mantendrán la redacción original de su proyecto, en el que demandan «perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución», pero que están «abiertos a enmiendas transaccionales», dentro de «lo sensato y razonable».

Los críticos ven en esta disposición un intento de dar marcha atrás del propio Sánchez, ante la «trampa» en la que ha caído al defender la «plurinacionalidad» mientras promete lealtad al Gobierno en el desafío secesionista. «Están planteándose cómo tumbar su propia propuesta», señalan desde una importante federación, al tiempo que consideran que este gesto con Cataluña sería un guiño hacia el PSC y el sindicato UGT.