Lucha contra ETA
Los presos más duros de ETA, en huelga de hambre
Los presos de ETA disconformes con la política que la llamada «izquierda abertzale» intenta imponerles a través de los «oteguis» (por Arnaldo Otegui) han comenzado, de forma progresiva, a exteriorizar su postura. Los primeros en hacerlo han sido la mayoría de los reclusos de la cárcel Sevilla II (Morón de la Frontera), en la que, junto con la Puerto III, en el Puerto de Santa María, están los internos que mantienen posturas más extremas. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dijo ayer en Jaca (Huesca) sobre la huelga de hambre de los referidos presos que es una «cuestión que ni nos ocupa ni nos preocupa». Agregó que «evidentemente» tiene «pleno conocimiento» de lo que ocurre, pero subrayó que no valoraba el asunto para no contribuir a darles publicidad.
Llama la atención que entre los internos que se encuentran en huelga de hambre esté Juan Lasa Michelena, «Txikierdi», que dimitió hace algunos meses de su puesto de portavoz de los presos por su disconformidad con dichas propuestas de la «izquierda abertzale».
Temido y admirado
Este individuo, al que los propios etarras consideran el mejor jefe «militar» que han tenido y los expertos de las Fuerzas de Seguridad, como uno de los más peligrosos con los que se han tenido que enfrentar, goza de una gran influencia en todo el mundo de ETA, donde sus opiniones siempre han sido respetadas, por convicción o por miedo. Si «Txikierdi» está en esta protesta es para lanzar un mensaje «claro y contundente» a los «oteguis», que le «temen como a un nublado», según fuentes conocedoras del asunto, consultadas por este periódico.
Si le tendrán miedo, que en la nota que la organización de familiares de presos «Etxerat» ha hecho pública sobre la protesta sólo le citan por sus nombres de pila, Juan Lorenzo, y se olvidan de sus apellidos, como si quisieran ocultar que un personaje tan influyente está en la huelga de hambre.
Tal y como adelantó LA RAZÓN, en su edición del pasado lunes, un treinta por ciento de los presos de ETA se oponen abiertamente a las instrucciones que desde la «izquierda abertzale», legalizada en las formaciones Bildu, Amaiur y Sortu, tratan de imponerles para que asuman, de forma individual o colectiva, el daño causado a sus víctimas y manifiesten su rechazo al uso de la violencia terrorista como instrumento para obtener sus objetivos. Este porcentaje puede ser mucho mayor, ya que algunos no se han pronunciado todavía.
Etxerat se ha apresurado a hacer pública una nota en la que asegura que la huelga de hambre (desde el pasado 28 de octubre), mantienen la mayoría de los presos, se debe a las condiciones de vida que les impone la dirección de la cárcel Sevilla II, lo que genera una «situación de gran tensión; siempre les mantienen en el módulo de aislamiento; no les dejan realizar actividades; cuando salen al patio primero pasan por un detector de metales, y después les hacen un cacheo de palpación por todo el cuerpo».
Sin embargo, las fuentes consultadas por este periódico han señalado que el motivo real es el de la disconformidad con las citadas propuestas penitenciarias de los «oteguis», ya que han interiorizado que se han convertido en meros instrumentos de los del entramado proetarra que están en el poder, los llamado «moketeros» (por pisar moqueta). Fuera de la cárcel se vive muy bien, tomando vinos con la cuadrilla, pero los que estamos en el «mako» (cárcel) somos los que hemos hecho el esfuerzo (a base de causar muertes y destrucción) para que ellos puedan disfrutar de la legalización, vienen a decir.
Los que, según Etxerat, se encuentran en huelga de hambre son Iker Aguirre, Gurutz Aguirresarobe Pagola, Koldo Aparicio Benito, Asier Arzalluz Goñi, Juan María Etxebarri Garro, Garikoitz Echeverria Goicoechea, Jesús Goikoechea Garralda, Manuel Gonzalez Rodríguez, Juan Lorenzo Lasa Michelena, Roberto Lebrero Panizo y Urtzi Paul Larrea; mientras que otros dos, Javier Aguirre e Ignacio Aracama Mendía, «Makario», se limitan a realizar «chapeos» (mantenerse en sus celdas).
Etxerat anuncia que en otros centros penitenciarios, incluso de Francia, se realizan «ayunos a turnos para mostrar su solidaridad hacia los compañeros de Sevilla». La solución, en la línea de lo que exige ETA, es, según la citada organización, que «nuestros allegados estén en Euskal Herria para terminar con las extremas condiciones de vida, el aislamiento y el acoso que sufren. Terminando así con la doble condena que se nos aplica a nosotros y nosotras también. Hay que terminar con la dispersión», subraya.
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