Caso Pujol
Los Pujol avisan: «En Convergència se rebelan los traidores pero lo pagarán»
El entorno del ex presidente tacha de «mezquina» a la portavoz de CDC por abrir la puerta a la baja voluntaria.. Marta Ferrusola avisa a los críticos en filas convergentes: «Los traidores ya lo pagarán»
El entorno del ex presidente tacha de «mezquina» a la portavoz de CDC por abrir la puerta a la baja voluntaria. Marta Ferrusola avisa a los críticos en filas convergentes: «Los traidores ya lo pagarán»
Como un jarro de agua fría, con decepción y desencanto, recibe estos días Jordi Pujol i Soley las declaraciones de quienes tanto le deben y ahora, olvidadizos, le rechazan. «Qué vergüenza, renegar del hombre que los encumbró, cuando lo fueron todo a su sombra», dicen en el entorno de la familia del ex presidente y algunos vecinos de la localidad gerundense de Queralbs, donde los Pujol-Ferrusola son muy queridos. Las reacciones de los nuevos dirigentes de Convergencia, desnortados y noqueados por los últimos escándalos, suponen un agravio para el entorno pujolista. La última gota que colma el vaso ha sido la insinuación de la portavoz de CDC, Mercé Conesa, sobre una posible baja voluntaria de Pujol en el partido que él fundó. «No se puede ser más mezquina», afirman en el círculo próximo del «patriarca», ahora denostado por los que van de nuevos «cachorros» convergentes. «No tan nuevos», advierten estos medios.
Al margen de la instrucción judicial, muy bien pertrechada por el equipo de Cristóbal Martell, prestigioso y avezado penalista de Barcelona, con amplia experiencia en complejos casos fiscales de la alta burguesía catalana, el propio Pujol y su familia no se esperaban una reacción tan cicatera de la cúpula convergente hacia su fundador. «Es la rebelión de unos traidores, los hijos que ahora quieren matar al padre», dice alguien muy cercano a la familia Pujol-Ferrusola. En esta lista de renegados incluyen a dirigentes como Francesc Homs, Josep Rull, Josep Lluis Corominas y la propia Mercé Conesa. «Ninguno de ellos es nada por sí mismo y todos han crecido en el partido a la sombra de Oriol Pujol», insisten en el círculo íntimo del ex presidente, donde algunos de sus hijos «echan chispas» contra quienes antaño les veneraban y hoy les repudian. «Con descaro y falta de memoria», añaden.
Capítulo aparte, según estas fuentes, merecen dos altos dirigentes de CDC, Xavier Trias y Germá Gordó. El primero, alcalde de Barcelona, fervoroso pujolista en otros tiempos, fue uno de los primeros en renegar del pasado. «Sin Pujol hoy sería un médico mediocre», dicen en la familia. En cuanto al segundo, Germá Gordó, actual consejero de Justicia de la Generalitat, recuerdan que fue gerente de Convergencia desde 2003 a 2008. «¿Ahora no se acuerda de esa etapa?», insinúan los fieles pujolistas. A Gordó se le considera uno de los más traicioneros del grupo y con aspiraciones a suceder a Artur Mas, a través de su mujer, Roser Bach, consejera del Poder Judicial a propuesta del PSC y bien relacionada en círculos jurídicos. «Se está postulando, prepara su futuro en Madrid lejos de Barcelona», aseguran.
A quien todavía salvan en el «clan Pujol» es al actual president de la Generalitat, Artur Mas, que ha mantenido un escrupuloso respeto hacia la figura que le designó. «Se ha portado como un caballero y, al menos, no es un desagradecido», afirman fuentes familiares. Mas conoce la estrategia jurídica de Pujol por la última conversación telefónica mantenida entre ambos, días antes de la primera aparición pública de Jordi Pujol en su residencia de Queralbs, y por algunos letrados cercanos al equipo de Cristóbal Martell. «Un abogado extraordinario, hábil y siempre ajustado a derecho en defensa de sus clientes». Así lo definen expertos juristas catalanes, conocedores de su trayectoria. Martell ha recibido estos días numerosas llamadas de periodistas, que ha declinado con cortesía. Hombre de carácter afable, de gran rigor jurídico y vinculado a expertos catedráticos de Derecho Penal, quiere llevar su trabajo al estricto plano procesal, con discreción mediática, en medio del huracán político que se cierne sobre el caso.
La batalla está servida. Así lo explica un veterano convergente leal a Jordi Pujol: «Si tanto reniegan del padre estos cachorros, que dejen Convergencia y funden otro partido». Homs, Turull, Corominas, Trias, Gordó, los mismos que arroparon, y algunos de ellos incluso acompañaron, a Oriol Pujol, el día de su primera comparecencia judicial. Triste historia de deslealtades que no ha hecho más que empezar. De momento, Jordi Pujol no piensa, ni por asomo, en dejar el partido que fundó y se centra, en una férrea piña con sus hijos en la defensa judicial. «Está en las mejores manos», opinan destacados empresarios catalanes que en su día también contrataron los servicios del penalista Cristóbal Martell.
En las montañas pirenaicas, el hombre que lo fue todo en Cataluña contempla el derrumbe de su obra y el olvido de muchos que le acompañaron. «Con estupor y tristeza», según su entorno. Su paso al frente, autoinculpándose, persigue la protección de sus hijos y no dañar al partido y el entramado empresarial que le secundó durante 30 años. «Por eso no esperaba tanta mezquindad», opinan. En la «botiga» de Queralbs, donde el matrimonio Pujol acostumbra a hacer la compra, algunos vecinos se lo dicen. «Tranquilo, presidente, mándeles a hacer puñetas». A lo que la «matriarca» del clan, Marta Ferrusola,siempre responde: «Los traidores ya lo pagarán». Porque aquí, desde luego, de pagar se trata. Y no está, ni mucho menos, la última palabra política escrita.
El ex president mantiene su silencio
El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol se dejó ver nuevamente ayer a su salida del palacio de Queralbs. Pujol subió tranquilamente al coche que le fue a recoger a las puertas de su casa de verano, mientras daba los buenos días a los periodistas. Pero sigue sin pronunciarse sobre el caso.
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