Manifestaciones violentas
Los radicales se plantean cometer atentados contra las personas
Los expertos creen que las protestas de anarquistas y extrema izquierda van a ir a más en los próximos meses
Los grupos anarquistas de carácter insurreccionalista constituyen el mayor peligro dentro del conjunto de movimientos que tienen como fin primordial la desestabilización del sistema democrático. Así se desprende de un documento elaborado por los Servicios de Información, fechado el mes pasado, al que ha tenido acceso LA RAZÓN.
En el informe no se descarta que estos grupos protagonicen, en cualquier momento, un salto cualitativo y cometan atentados que tengan como objetivo causar daños a las personas. Hasta ahora, se han limitado al envío de artefactos explosivos, que fueron detectados por los servicios de seguridad, y a la colocación de bombas en centros religiosos, como la Catedral de la Almudena, en Madrid; y la Basílica del Pilar, en Zaragoza. Durante el año pasado se registraron un total 14 sabotajes y atentados.
La peligrosidad de algunas de las actividades deriva del objetivo de desestabilización que persiguen y que tratan por todos los medios de infiltrarse en otros movimientos, cuya «fachada» es menos radical. Un ejemplo de ello son las coacciones realizadas durante los primeros meses del año pasado a diversos dirigentes políticos mediante el sistema del escrache. Con ello, buscaban un efecto mediático a nivel nacional e internacional, y también hacer avanzar sus reivindicaciones.
De hecho, estos movimientos anarquistas, al igual que otros de extrema izquierda, son los que se suman a las manifestaciones y concentraciones que se convocan para protestar contra la crisis económica, recortes sociales y las nuevas medidas contempladas en el proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana. Como ocurrió el pasado día 22 en Madrid, aprovechan esas manifestaciones para provocar incidentes antes incluso de que hayan finalizado (con el fin de que la actuación policial pueda afectar a personas que nada tienen que ver con los radicales) y generar un descontento generalizado hacia las instituciones democráticas.
Los expertos que han elaborado el informe creen que esta estrategia confluyente de los anarquistas y la extrema izquierda va a ir a más en los próximos meses, en los que está prevista la organización de nuevas protestas.
El terreno para desarrollar su estrategia está abonado por el descontento de algunos sectores de la sociedad y por la movilización que otros grupos, como los autoproclamados «antifascistas» y «antiglobalización», realizan de forma continua. De esta manera, dejan el terreno «abonado» para que los más extremistas protagonicen acciones en las que buscan la mayor repercusión mediática y, subrayan las mismas fuentes, la captación de nuevos militantes.
Uno de los asuntos que también preocupa a los citados expertos son los llamados «Movimientos Antifascistas», dado que sus actitudes violentas crecen con el paso del tiempo. A este respecto, se recuerda lo ocurrido el 20 de noviembre del año pasado, cuando un grupo de 40 individuos, perteneciente a las Brigadas Antifascitas y a la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL), irrumpió en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense y destrozó la sede de del Foro Francisco de Vitoria, al tiempo que agredían a profesores y alumnos. La Coordinadora Antifascita de Madrid es una de sus principales plataformas. Aglutina a organizaciones del movimiento autónomo, anarquistas y también marxistas-leninistas. Sus objetivos, al menos de cara a la palestra, son la lucha contra el sitema capitalista, el racismo, la represión, el militarismo y cosas similares, que difunden de forma continua a través de blogs y páginas webs. El fin real es la subversión contra el sistema democrático, cuyas bases son la participación ciudadana mediante las votaciones en las distintas elecciones que en nuestro país se celebran con todas las garantías. Al saber que nunca podrán tener un número de sufragios suficientes, optan por esa subversión, la violencia y la agitación social.
Como el pasado día 22, se aprovechan de cualquier manifestación o concentración convocada para protestar por la crisis económica y sus efectos sobre la ciudadanía. Los núcleos antifascistas más importantes se encuentran en Madrid, Burgos, Zaragoza y Valencia.
Los colectivos antiglobalización (anticapitalistas, ecologistas, asociaciones sociales, estudiantiles, antimilitarias, etcétera), asiduos de las protestas antisistema, tratan de captar a sus militantes en ambientes universitarios de la izquierda más radical, en especial de Madrid y Barcelona, donde organizan jornadas de protesta y huelga, con acciones de acoso a los responsables educativos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar