Crisis del PSOE
Madina y López se conjuran para respetar los tiempos de Rubalcaba
Los dos vascos liman asperezas en un almuerzo mientras el secretario general ignora las primarias
Un almuerzo entre dos socialistas vascos.; un encuentro privado entre el secretario general del PSE y el del Grupo Socialista en el Congreso; una cita entre ¿amigos?
Un almuerzo entre dos socialistas vascos.; un encuentro privado entre el secretario general del PSE y el del Grupo Socialista en el Congreso; una cita entre ¿amigos? Nada excepcional si no habláramos de Patxi López y Eduardo Madina, protagonistas indiscutibles de la última semana socialista; dos posibles aspirantes a un baile de candidatos aún no convocado pero para el que ambos exploran sus respectivas posibilidades. La cita era privada, pero a alguien se le antojó que había que difundirla para dar una imagen de normalidad, que por más que se empeñen algunos no existe hoy en el PSOE. Si a ello añadimos que en el mismo local del almuerzo se encontraba la Infanta Elena y un nutrido grupo de fótografos... Se acabó el secreto.
¿De qué hablaron? De lo que habla todo el mundo en el PSOE –menos, oficialmente, la dirección–: de las primarias, de los tiempos, del calendario y de los apoyos. De lo que uno hizo (Patxi López se movió precipitadamente por las federaciones en busca de apoyos); de la reacción que provocaron sus movimientos (el recelo de algunos secretarios generales) y de lo que el otro no hizo, pero le pidió una marea de socialistas –que se postulara para la sucesión, diera el paso y frenara las aspiraciones del contrario porque pretendía, con la colaboración de Rubalcaba, ser elegido en un congreso y no en unas primarias–.
El trato y la relación personal entre ambos es buena. Y por eso cuando el viernes por la noche, López envió un mensaje a Madina para decirle que creía conveniente que se vieran, éste no puso inconveniente alguno en que lo hicieran después de la Ejecutiva de ayer, de la que ambos forman parte. Conclusión: los dos vascos se prometieron respeto mutuo y al calendario orgánico que determine el partido, además de serenidad por ambas partes. Ninguno le dijo al otro que haya tomado la decisión de presentarse a las primarias. Ambos aseguran estar en fase de tanteo. Un tanteo que la dirección federal dice ignorar y de la que además evita que se hable, como ayer ocurrió en la reunión de la Ejecutiva. El único que se refirió al asunto, y no dentro del cónclave, sino en declaraciones previas a los medios, fue Madina. El joven diputado se incorporaba ayer al trabajo después de una baja médica. Y hasta entonces no se había pronunciado sobre el asunto. No se autodescartó, pero tampoco se postuló. Es de los que defiende que el PSOE es un partido democrático y que la democracia es respeto a los tiempos y a los procedimientos. Y por eso dijo: «Cuando se convoquen las primarias, ya se verá». Luego afirmó que el PSOE tiene un secretario general y que, por tanto, «no tiene el puesto vacante». Así que hasta entonces él, como el resto, se limitará a trabajar en la construcción del nuevo proyecto político que el PSOE presentará en la Conferencia Política el próximo otoño. Lo dijo con las siguientes palabras: «El PSOE ha decidido centrarse en bucar respuestas a las preguntas que la realidad tan difícil de hoy nos hace, y yo creo que hacemos muy bien todos en que hablemos más de eso y mucho menos de algunas otras cosas. Ya dentro de la reunión, ni él ni ningún miembro de la Ejecutica se refirió al asunto, ni siquiera Alfredo Pérez Rubalcaba, que ignoró el debate que ha ocupado intensamente al PSOE en las últimas semanas. Ni una mención, ni un guiño.
A su número dos, Elena Valenciano, le tocó sortear las insistentes preguntas sobre el tema en la rueda de prensa y la respuesta siempre fue la misma: «¿Las primarias? Cuando sea mejor para el partido y peor para el PP». Ésa fue una versión,pero hubo más: «No hay debate sobre el calendario»; «la fecha la determinarán los intereses electorales del PSOE»; «primero el país, luego el partido y luego cada uno de nosotros»; «las estrategias electorales no se cuentan»; «por qué no le preguntan ustedes al PP quién va a suceder a Rajoy»... Todas las respuestas se resumen en una: la dirección se niega de hablar sobre lo que es un clamor en el PSOE. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
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