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Maduro procesa a cuatro activistas «anti Podemos» tras pinchar sus teléfonos

Varios manifestantes del Movimiento Español Venezolano Anti Podemos el pasado domingo en Madrid
Varios manifestantes del Movimiento Español Venezolano Anti Podemos el pasado domingo en Madridlarazon

El régimen tiene control directo sobre los Servicios Secretos, que en la actualidad se dedican a reprimir a los opositores.

Últimamente hablar con la oposición venezolana se ha convertido en una tarea sumamente complicada. Cuando uno mantiene una conversación telefónica con ellos puede sentir el miedo en su voz. «Chamo, corta; no me llames tanto por teléfono, tengo la línea pinchada, ya tú sabes», suena al otro lado.

Es año electoral y las cosas no van bien para el chavismo. Por primera vez en 16 años podría sufrir una dura derrota en las urnas electorales. Si las encuestas aciertan, la oposición se haría con el poder de la Asamblea en las próximas elecciones legislativas. Soplan aires de cambio pero también suenan tambores de guerra.

Pero el que piense que el oficialismo cederá su trono fácilmente está equivocado. La campaña será cruenta, encarnizada. Cuenta con una maquinaria alimentada por las arcas del Estado capaz de voltear resultados. Un claro ejemplo son los Servicios de Inteligencia. En tiempos adversos en los que los cuatro jinetes del apocalipsis galopan sobre Venezuela, los espías y agentes secretos se han convertido en inquisidores del Gobierno. Son los ejecutores de una caza de brujas indiscriminada. Una cruzada que en las últimas semanas se ha recrudecido.

Varios partidos de la oposición han presentado denuncias ante la Fiscalía General para que investigue la supuesta financiación de Podemos a través de su fundación CEPS. Durante las pesquisas varios de los asesores y políticos confirmaron a LA RAZÓN que sus teléfonos estaban pinchados. Casi todos los partidos han optado por colocar una cabeza visible que recibe «los golpes». El resto trata de seguir investigando en la sombra. «La semana pasada cuatro teléfonos fueron intervenidos. Esas personas han sido procesadas por orden de Diosdado Cabello –presidente de la Asamblea Nacional–», afirma uno de los diputados afectados que prefiere guardar el anonimato. Cabello es una de las personas más oscuras y siniestras dentro del chavismo. Al frente de la Asamblea ha impuesto un régimen de terror donde los diputados disidentes son silenciados e incluso golpeados, como ocurrió al principio de la temporada legislativa.

El líder chavista es uno de los viejos halcones del Ejército. Según una investigación de la DEA, la Agencia Antidroga de EE UU, comanda una red de narcos compuesta por militares de alto rango. Cabello es también quien dirige entre bambalinas la Dirección General de Contrainteligencia Militar.

«La popularidad de Maduro está bajo mínimos. Cualquier piedra en el zapato se convierte en roca. Por ejemplo, el caso de Podemos no era conocido en Venezuela pero poco a poco se ha hecho popular a través de noticias publicadas en medios españoles. Aquí toda la información es difundida a través de las redes sociales, imposibles de parar», asegura la misma fuente. «La gente ha empezado a escuchar hablar de un tal Iglesias. De un señor llamado Monedero que sacó grandes sumas de dinero del país. Y el electorado está muy sensible con todo el tema de la corrupción. Todo este flujo de información ha despertado las luces de alarma dentro de los Servicios Secretos. No quieren nuevos escándalos en plena campaña electoral», agrega.

El Sebin –los Servicios Secretos venezolanos– obedecen órdenes directas de Maduro. Fueron la guardia pretoriana de Hugo Chávez, que no dudó en alistar a iraníes y cubanos entre sus filas. Es el órgano que actualmente realiza más escuchas ilegales, seguimientos y amenazas a la oposición. El abogado y asesor en materia de seguridad Helly Angel explica que, antes del chavismo, las actividades del Sebin –en esa época conocida como Disip– estaban concentradas en la lucha contra el narcotráfico y la subversión. «Ahora son utilizados para reprimir a estudiantes y opositores. Las prioridades han cambiado», afirma. Para ello, el chavismo ha gastado millones de dólares en la adquisición de sofisticados equipos que permiten leer correos electrónicos y escuchar conversaciones de millones y millones de venezolanos. De hecho, este corresponsal tuvo complicaciones para recibir la documentación enviada por grupos disidentes sobre las actividades de Pablo Iglesias en Venezuela porque consideraban que la red no era segura.

«Estos informes son engavetados y utilizados como instrumentos de chantaje para garantizar la lealtad de las personas investigadas», comenta una de las fuentes del Sebin que contactó con este diario. «Dentro de los Servicios Secretos también hay espías cansados de que se meta la mano dentro del bolsillo de los venezolanos. Interesados en que caiga Maduro. Son ellos los que han filtrado las facturas, contratos y transacciones con el Cadivi –órgano encargado de la administración de dólares–, que supuestamente demuestran la relación entre Podemos y el Gobierno», añade esta misma fuente. «A los agentes no les tiembla la mano a la hora de apretar el gatillo. Tienen miedo, y hacen bien», dice.

Por ejemplo, en 2012 tres partidarios del candidato opositor venezolano Henrique Capriles fueron asesinados a balazos cerca de la ciudad de Barinas (oeste), de donde era oriundo el fallecido Hugo Chávez. Capriles también denunció en 2013, en una entrevista con LA RAZÓN, que personas que no identificó –aunque en un primer momento denunciaron que eran del Sebin– trataron de quemar el vehículo con el que transitaba por Maracay, ciudad a 62 millas (100 kilómetros) al oeste de Caracas, y que fue rescatado por un grupo de motociclistas.

Vejámenes, estudiantes despojados de sus ropas y golpeados, amenazas de muerte. La alianza opositora venezolana Mesa de Unidad Democrática (MUD) denuncia «nuevas prácticas» de represión a manos de la fuerza pública. Y agrega que la Policía actúa de forma combinada con grupos paramilitares armados para enfrentar y contener las protestas que comenzaron en febrero.

Las protestas contra el Gobierno que se iniciaron el 12 de febrero de 2014 ya han dejado 44 muertos y más de 600 heridos. El presidente Nicolás Maduro sostiene que forman parte de un plan para derrocarlo. Sin embargo, ahora Podemos y Monedero se han convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza del Gobierno bolivariano. Otra herencia maldita de Chávez que le estalló en la cara a Maduro.