Europa

Cantabria

Maniobras militares en el Báltico

Dos buques españoles y uno británico forman la Agrupación Naval Permanente nº1 de la OTAN, que patrulla el norte de Europa mientras adiestra a sus dotaciones ante posibles amenazas, como el ataque de un caza.

Con la manguera conectada se trasvasa el combustible
Con la manguera conectada se trasvasa el combustiblelarazon

Dos buques españoles y uno británico forman la Agrupación Naval Permanente nº1 de la OTAN, que patrulla el norte de Europa mientras adiestra a sus dotaciones ante posibles amenazas, como el ataque de un caza.

La Agrupación Naval Permanente nº1 de la OTAN (SNMG-1, por sus siglas en inglés) es una de las unidades de primera respuesta naval de las que dispone la Alianza ante una crisis en la que tenga que intervenir. Desde enero y bajo liderazgo español, la SNMG-1 lleva patrullando las aguas del norte de Europa con la fragata “Álvaro de Bazán” como buque de mando, la cual va acompañada del Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) “Cantabria” y la fragata británica “Iron Duke”. Durante todo este tiempo, además de navegar por estas frías aguas, llevan a cabo numerosos ejercicios para adiestrarse y estar preparados en todo momento. Un día normal incluye diferentes maniobras que se enlazan casi sin descanso y que van desde una simple alerta por incendio al ataque con misiles de un caza.

En la “Álvaro de Bazán”, unos disparos por babor anuncian la primera de las prácticas, un ejercicio de tiro de armas portátiles, en el que los efectivos disparan a un bote de humo rojo en medio del Mar Báltico. Sin tiempo casi para guardar las armas, un helicóptero se detiene sobre la proa de la fragata, lanza una cuerda e inmediatamente comienzan a descender por ella cinco infantes de Marina. Son parte del Equipo Operativo de Seguridad del buque (11 efectivos) y realizan lo que se denomina un “Fast Rope”, una maniobra en la que simulan el asalto a un barco enemigo y en la que en todo momento están protegidos por otro helicóptero.

Unos minutos de descanso y los altavoces de la fragata comienzan a tronar: “¡Navegación bajo ataque inminente de misil! ¡Nos encontramos en alerta roja! ¡Aeronave a la vista!”. Esa aeronave no es otra que un caza “Eurofighter” alemán que hostiga a la Fuerza Naval. Los tres buques están comunicados entre sí y sus dotaciones preparadas para lo que se escucha a continuación: “¡Ataque de misil en curso! ¡Misil por el través de babor! ¡30 segundos para el impacto!”. Medio minuto que se hace eterno y tras el cual el avión alemán vuela casi rozando la fragata, lanza el supuesto misil y desaparece al instante provocando un enorme estruendo. Es un ejercicio de defensa aérea en el que el buque español -“eminentemente antiaéreo”, como lo describe su comandante, capitán de fragata Ignacio Paz-, se pone a prueba y logra controlar la amenaza con sus sistemas de defensa y ataque, como los “chaffs” o los misiles que se simulan se lanzan para derribar el avión enemigo.

Después de simular diferentes tipos de ataques aéreos y de nuevo con el mal tiempo característico de estas aguas se realiza una operación que se considera vital: el petroleo, esto es, el trasvase de combustible desde el “Cantabria” a la “Álvaro de Bazán”. Y es que, el primero transporta 10 millones de litros y es una pieza clave para la Fuerza Naval.

Se trata de una maniobra que requiere pericia y concentración, pues ambos buques se sitúan en paralelo, a unos 55 metros y navegan con rumbo y velocidad fijos. El viento, de 50 nudos relativos, no lo controlan ellos... Desde uno de los barcos se lanzan con unos rudimentarios fusiles unas guías (hacen falta varios intentos para acertar) por las que se enviará primero una cuerda y, después, la manguera por la que se dispensará el combustible. Una hora más o menos y la fragata ha repostado unas 150 toneladas. En todo momento, ambas dotaciones están alerta ante cualquier contratiempo o amenaza que pudiera surgir y que implicara tener que separarse. Pero no sólo se suministra gasolina, también comida, agua o medicina. El “Cantabria” repone los consumos de la Fuerza naval.

Con el depósito lleno y un par de zafarranchos de combate más, concluye un día cualquiera en estas moles que surcan los mares del norte de Europa y en cuyas cocinas se prepara cada día comida como para tres bodas.