Mariano Rajoy

Marimar Blanco: «A ETA nada le debemos y no le daremos nada»

Aún mira el reloj al acercase el 10 de julio, fecha en la que ETA ejecutó al edil del PP. Cree que la banda sólo desaparecerá cuando el Estado de Derecho la derrote.

Marimar Blanco, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo
Marimar Blanco, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismolarazon

Aún mira el reloj al acercase el 10 de julio, fecha en la que ETA ejecutó al edil del PP. Cree que la banda sólo desaparecerá cuando el Estado de Derecho la derrote.

Han pasado casi veinte años desde que la banda terrorista ETA sentenciara a muerte a su hermano Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua, en una agónica cuenta atrás de 48 horas. Mari Mar Blanco no ha olvidado el chantaje impuesto por la banda que entonces pedía aproximar a los presos de la banda terrorista a las cárceles del País Vasco. Tras el anuncio de ETA de su «desarme incondicional» sin disolución recuerda que ella no le tiene que agradecer nada a la banda y que no habrá ninguna contrapartida.

–¿Hoy es un día triste o alegre?

–Para mí es un día más en el que las víctimas del terrorismo tienen que seguir alzando la voz y exigiendo que ETA se disuelva de manera incondicional, que pida perdón a las víctimas y ayude a resolver tantos crímenes que siguen sin sentencia judicial. A ETA nada le debemos y no le daremos nada. Si pretende que ahora toda la sociedad española que tanto hemos sufrido les demos las gracias, pueden esperar sentados. El anuncio de la banda supone un paso más de esa derrota de ETA y sobre todo, hoy toca dar las gracias una vez más a la magnífica y extraordinaria labor de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

–¿Al conocer el anuncio del «desarme» se acordó de su hermano?

–Me acordé de mi hermano, pero es que me acuerdo de él todos los días. Cada vez que ETA habla, abre más mi herida. Pero de él me acuerdo todos los días.

–Cuando piensa en Miguel Ángel ¿qué es lo primero que le viene a la mente?

–Su cara sonriendo, era una persona tremendamente feliz. Le encantaba sonreír amaba la vida y la libertad y eso es lo que le motivó a entrar en política y, desde un partido constitucionalista como el PP; defender esa libertad que veía privada en el País Vasco mientras otros ciudadanos miraban para otro lado.

–¿Esto le hace revivirlo de nuevo?

–No, lo revivo los días en los que se acerca el aniversario. Ese 10 de julio comienzo a mirar el reloj continuamente. La vida de mi hermano dependía de 48 horas que pasaban tan rápido y a la vez tan lento... Fueron unas horas muy duras. Siempre estaré en deuda con todos los españoles por todo lo que hicieron cuando salieron a la calle para condenar aquella pena de muerte anunciada.

–¿Ha leído «Patria» de Aramburu?

–No lo he leído porque sé que es un libro que me va a hacer daño, y me va hacer recordar, pero algún día encontraré fuerzas para hacerlo. Debería ser un libro de obligada lectura. A mí me ha tocado vivir cómo un compañero del colegio luego fue compañero de mi hermano en el Ayuntamiento, y mientras Miguel Ángel defendía los valores de la libertad, de la tolerancia y la independencia, el otro defendía el tiro en la nunca porque era concejal de HB.

–¿Refleja bien el País Vasco?

–Completamente. Es la realidad de lo que hemos vivido y padecido. Ahora muchos pretenderán convencernos de que, como ha dicho Urkullu, el desarme nos traerá la paz. ¿Qué paz? ¿La paz de los cementerios? Ahora que anuncian un desarme, ¿todos tenemos que hacer borrón y cuenta nueva, todos tenemos que ser amigos y olvidar? No, el desarme es un paso más de la victoria de nuestro Estado de Derecho, queda mucho por hacer, por mantener viva la memoria, para que nadie olvide lo que hemos padecido.

–¿Ha sentido alguna vez el rechazo en su pueblo, en sus vecinos, amigos...?

–El secuestro y asesinato de mi hermano sirvió para aunar a la sociedad y a todos los demócratas y sobre todo para que se apartaran las diferencias políticas. (Salvo HB). Siempre recuerdo al lendakari Ardanza diciendo que no sólo lo pagarían los asesinos de Miguel Ángel sino también sus cómplices. ¿Dónde queda aquella frase después de cómo ha evolucionado el PNV? Afortunadamente no he tenido que vivir por parte de mi familia esas divisiones que en la inmensa mayoría de las familias han ocurrido. He tenido la desgracia de tener un vecino, puerta con puerta, que se negó a poner un lazo negro en su balcón, como hizo la inmensa mayoría de los españoles. Pero en cuanto al ámbito de la familia no he tenido ningún tipo de rechazo. Todo lo contrario.

–¿Cree que el País Vasco se vive en paz?

–Lo que quiero es que el País Vasco sea una comunidad autónoma en la que se pueda vivir y convivir como en Madrid o Andalucía, libremente. El País Vasco sigue siendo una comunidad donde no hay libertad ni se puede disfrutar de ella en muchos de sus municipios. Posiblemente tu vida no corra peligro pero sí tu dignidad. Me preocupa ahora más Navarra donde las calles de Pamplona el otro día nos recordaban a la «kale borroka» del Páis Vasco de los años 80 y 90. No podemos bajar la guardia y estos anuncios que ahora decide hacer ETA para no sé que fecha, porque no me importa, no puede hacer que olvidemos que aún queda mucho camino por recorrer.

–¿Hay dos realidades en el País Vasco?

–Hay dos realidades completamente diferentes. La realidad de lo que realmente hemos vivido y la que nos quieren hacer ver quienes nos han hecho la vida imposible. Por eso las víctimas seguiremos alzando la voz para que el relato de ambigüedad, de olvido y de mentiras no se imponga, porque no es el relato de las víctimas sino el de la verdad de lo que ocurrió. Para que a las nuevas generaciones no les quede ninguna puerta abierta para utilizar la violencia como un camino legítimo para conseguir no sé que fin.

–¿Qué papel tienen que jugar las víctimas del terrorismo. Están unidas o divididas?

–Hemos atravesado diferentes momentos. Estamos en un momento en que nos mantenemos unidas en nuestra defensa de los principios irrenunciables de verdad, dignidad y justicia. Fuera de eso somos personas, y podremos tener nuestras discrepancias en distintos momentos de la vida, pero seguiremos estando unidas en lo principal.

–¿Teme que se imponga el relato de los verdugos?

–Ellos quieren y están dando la batalla no sólo a nivel nacional sino también a nivel internacional, pero el deber de las víctimas y de los españoles es que impere la verdad frente a la mentira que nos quieren imponer de bandos enfrentados.

–¿Teme que le toque vivir un acercamiento de los presos de ETA masivo?

–No me gustaría verlo, sinceramente. Hablar de presos me cuesta, porque ellos me dan igual. Las víctimas tenemos tantas necesidades, sobre todo de memoria, como para que tengamos que aguantar que algunos grupos políticos hablen del sufrimiento de los presos. ¿Qué pasa con el de las víctimas? Es un tema que me incomoda, porque con mi hermano pusieron la excusa de los presos. Fueron muy pocos los presos que escribieron una carta pidiendo la liberación de mi hermano, el resto, guardó silencio. Deseo y espero que cumplan las condenas impuestas.

–¿Cree que puede haber una escisión de la banda, como ya ocurrió con el IRA?

–Creo que no habrá una escisión porque el apoyo social que pudiera tener sería mínimo con lo cual, no creo que pueda haber un paso atrás y volver a la lucha armada. Ellos saben que han perdido la batalla del terror y no quieren perder la del relato donde están poniendo ahora el foco.

–¿Ha sentido que el nombre de su hermano se ha utilizado alguna vez con fines políticos?

–Por parte del partido en el que militaba muy orgulloso mi hermano, no.

–¿Perdonaría al asesino de Miguel Ángel?

–A mí no me ha pedido perdón y quien le tiene perdonar, desgraciadamente, ya no está entre nosotros, porque el que supuestamente le debería pedir perdón le quitó la vida.

–Si viviera Miguel Ángel ¿seguiría militando en el PP?

–Por supuesto. Mi hermano era un militante muy activo del PP, siempre se sintió muy orgulloso de su partido y seguiría militando. Además, creo que hubiera sido el alcalde de su amado pueblo, Ermua.

–¿Cree que va a haber ETA siempre?

–Si ETA no quiere desaparecer, serán las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado quienes lo hagan. De todas formas ya hay poco ETA, son cuatro y el apuntador, y nunca mejor dicho. ETA hoy es nada, pero espero que algún día dejen de aparecer, que no estén ni a través de comunicados ni de nada. Espero que un día tengamos esa gran noticia de que por fin hemos conseguido disolver a la banda terrorista.

–Qué le ha explicado a sus hijas...

–Ha sido complicado. Ahora ya son mayores –tienen 12 y 15 años– y tienen edades de entender lo que es ETA y qué le pasó a su tío. Ellas saben perfectamente lo que es y el dolor que ha causado. Cuando llegan fechas señaladas y ven a sus abuelos llorando porque falta su hijo, o a mí, no hace falta que les cuente más. Me preguntan por Miguel Ángel y por cómo era y qué hacía. Cuando se pelean entre ellas me preguntan si yo también me peleaba con su tío. Hablo mucho de mi hermano. Mi hija la pequeña tiene sus mismos ojos y cuando la miro le veo a él. Es algo que me llena muchísimo. Ellas saben qué ocurrió ese día, ya no les oculto nada. Incluso compañeras suyas de la clase o la profesora le preguntan cómo lo vivimos.

–¿Cómo le describiría a su hermano lo que está pasando ahora en España?

–Si tuviera un minuto para hablar con mi hermano le diría que la inmensa mayoría de las fuerzas políticas quieren pasar página e incluso están más preocupadas por el sufrimiento de los etarras que cumplen condena por asesinar o colaborar con ellos. Y sobre todo le diría que somos muchos los españoles que no vamos a permitir que se olvide todo lo que han supuesto los asesinatos.

–¿Cree que la juventud en el País Vasco y Navarra sigue más comprometida con la violencia que con la paz? ¿Teme que se hayan educado en el odio?

–Creo que la izquierda abertzale ha puesto el foco en Navarra. Existe un problema en el ámbito educativo. Es esencial educar en los colegios en esa educación en los valores, tolerancia y respeto alejados de cualquier tipo de odio.

–¿Ha vivido muchos años con miedo?

–Pasé miedo cuando mi hermano era concejal, miedo a que le pudiera pasar algo, pero él no lo tenía porque decía que Ermua no lo conocía nadie, que quién iba a ir a por él. Mi madre siempre le pedía que cambiara el recorrido y el horario. El dolor que sientes cuando te arrebatan a un hermano después de 48 horas de torturas te hace tener una coraza en la que ya no sientes miedo, sino dolor. No tenía el miedo a tener que enfrentarme a ellos o a que por opinar libremente pudieran atentar contra mi vida. Mi madre sí, y un día me dijo que ya le habían arrebatado a un hijo y no quería que le quitaran otro más y me invitó a dejar el País Vasco. Mi dolor anuló el miedo.

–¿Pasearía por el caso viejo de San Sebastián con normalidad?

–Creo que ahora sí, de hecho lo he hecho y nadie me insultó ni me humilló. Posiblemente vas en otro momento u otra persona y puede que le puedan insultar. Tal vez por otros municipios más pequeños sea más complicado y se aprecie que ahora no nos matan, pero tampoco nos dejan vivir en libertad.

–¿Qué cree que ha faltado hacer por las víctimas?

–Queda mucho por hacer para salvaguardar la dignidad de las víctimas, para que ese relato de lo que ha sucedido en nuestro país quede bien reflejado desde la verdad, memoria, dignidad y justicia. Siempre se puede hacer más por la memoria de los que no están con nosotros. Me duele mucho cuando en las calles del País Vasco se siguen realizando ciertas manifestaciones de apoyo a los presos o cómo se les da la bienvenida. Tengo que agradecer que la Justicia actué cada vez que una persona coge un tuit humillante, pero diría a los jueces que pensaran cada vez que permiten ciertas concentraciones, porque también nos humillan.

–Aceptaría que se pusiera fin a las políticas de dispersión de presos como contrapartida o no en nombre de su hermano?

–Yo lo he dicho desde el principio de la entrevista. Nada les debemos y nada les daremos. A ETA no hay que darle nada, lo que tenemos que hacer es perseguirla y acabar con ella. No tenemos nada que agradecerles ni por este comunicado ni por nada. El comunicado es un paso más de la derrota y la firmeza de nuestro Estado de Derecho y estoy convencida de que el gobierno no les va a dar nada y alzaré la voz por ello.

–Hay víctimas que dicen que este anuncio tiene que ver con la negociación que hay con el PNV. ¿Lo ve capaz?

–El PNV siempre ha estado a favor de una negociación con ETA y cada vez que hay un debate en el parlamento vasco o en el Congreso aboga por ello. A mí no me sorprendería que PNV estuviera negociando o dialogando con ETA. Lo que sí estoy convencida es de que el Gobierno no le va a dar nada a ETA, y no veo que esto se pueda vincular a la negociación con los presupuestos como opinan algunos.

–¿Qué gestos de un compañero político recuerda?

–Por ejemplo el de ayer de Pablo Casado en el congreso del PP de Madrid que tuvo un bonito recuerdo para las víctimas y para mi hermano. También agradecer a Mariano Rajoy que quiera contar conmigo dentro del Comité Ejecutivo lo que me da mucha fuerza para seguir trabajando y luchando.

–El final de ETA se podrá fechar...

–Cuando el Estado de Derecho acabe con ellos.