Cataluña

Marta Pascal i Capdevila, la convergente anfitriona de Otegi: «Mi lucha es la suya»

Natural de Vic, tenía ocho años cuando una bomba de ETA mató a tres niñas de su edad en su localidad y es una fervorosa defensora del «procés»

Marta Pascal i Capdevila ejerció de anfitriona de Arnaldo Otegi durante su visita al Parlament de Cataluña
Marta Pascal i Capdevila ejerció de anfitriona de Arnaldo Otegi durante su visita al Parlament de Cataluñalarazon

Tenía ocho años cuando una bomba de ETA asesinó a diez personas, entre ellas tres niñas de su misma edad, en la localidad catalana de Vic. Cuando se cumplen veinticinco años de aquella barbarie terrorista la nueva portavoz de Convergència, Marta Pascal i Capdevila, no ha tenido inconveniente en recibir con todos los honores al proetarra Arnaldo Otegi, encarcelado durante seis años. Al contrario, la cara y voz de CDC se declara encantada de haber sido su anfitriona en el parlamento de Cataluña como presidenta de la Comisión de Exteriores. «Mi lucha es la suya», asegura esta soberanista radical, olvidando la masacre del coche bomba en su pueblo. Aquel día de mayo de 1991, Marta era una niña que tuvo también más suerte que sus vecinas. María Dolores Quesada jugaba con sus amiguitas Ana Cristina Porras y Vanesa Ruíz de diez años cerca de la Casa Cuartel de Vic. Las tres fueron asesinadas mientras otra compañera de ocho años sufrió la amputación de una pierna.

El olvido y la vergüenza salpican a esta política convergente satisfecha por agasajar en el Parlament a batasunos, radicales y asesinos. El atentado contra la Casa Cuartel de Vic se produjo el 29 de mayo de 1991 provocando diez muertos, entre ellos cinco menores, y 44 heridos. Fue uno de los más sanguinarios de los 50 perpetrados por ETA en toda Cataluña, de los cuales ni uno solo ha sido condenado por Arnaldo Otegi, en aquel tiempo uno de los cabecillas etarras más activos. Fuentes de la investigación inscribieron las órdenes de la banda terrorista dentro de una campaña para desestabilizar Cataluña, con repercusión internacional, justo un año antes de la celebración de los Juego Olímpicos de Barcelona. Pero en este triste aniversario, nada le ha importado a Marta Pascal, quien se define como una gran soberanista: «El procés por encima de todo». Y si es con Otegi como invitado, mejor.

25 años después, ninguno de los partidos que gobiernan el municipio de Vic condenó los asesinatos ante Otegi durante su visita al Parlament. Feudo impenetrable de CiU durante casi cuarenta años y con muchas tensiones entre los antiguos socios de la federación, CDC y Unió Democrática, esta localidad de la comarca de Osona está gobernada actualmente por una coalición de Convergència, PSC y Esquerra Republicana. Convergentes y republicanos recibieron al proetarra Otegi como un héroe, mientras los socialistas no acudieron pero mantenían un cobarde silencio. La portavoz de CDC y presidenta de la Comisión de Exteriores, Marta Pascal, tuvo especial protagonismo en la visita, que considera un «fortalecimiento de la democracia». Poco le importaron los rostros infantiles de sus vecinas, las niñas asesinadas en aquel brutal atentado, uno de los 50 jamás condenados por Arnaldo Otegi.

La portavoz de Convergència, que este fin de semana lidera la consulta interna sobre el futuro del partido y las primarias para el cabeza de lista el 26-J, siempre ha estado vinculada a movimientos nacionalistas. Marta Pascal i Capdevila nació en Vic y se licenció en Ciencias Políticas e Historia por la Universidad Pompeu Fabra. Se afilió a las Juventudes Nacionalistas de Convergència y fue socia de Òmnium Cultural. Profesionalmente inició su carrera política en temas de educación, jefa de este área en la concejalía del Ayuntamiento de Vic y asesora de la consejera de Educación con Artur Mas, Irene Rigau. Conocida por sus tesis radicales en materia educativa y lingüística, imputada junto al ex presidente de La Generalitat por la consulta del 9-N, Rigau fue una especie de madrina de Marta Pascal, que fue logrando peso ante Mas. Hace un año entró en el núcleo de la dirección convergente con apoyo del propio Artur Mas, y los llamados «halcones», el coordinador Josep Rull, Jordi Turull y Josep Luis Corominas.

Pascal sustituyó a la alcaldesa de San Cugat del Vallés, Mercé Conesa, y desde su nombramiento imprimió un giro al partido. Fervorosa del «procés» independentista, ha sido clave en la organización de la consulta interna sobre el futuro de CDC y las primarias entre Francesc Homs y Silvia Requena como aspirantes al Congreso en las elecciones del 26-J. La antaño todopoderosa formación fundada por Jordi Pujol sufre ahora una gran crisis de liderazgo en medio de fuertes deudas económicas. El futuro de CDC, que volverá a recuperar sus tradicionales siglas tras el fracaso electoral de la marca Democracia y Libertad el pasado 20 de diciembre, está en manos de 15.000 militantes, los únicos que están al día en el pago de las cuotas. El desenlace se debate entre dos opciones: la creación de un nuevo partido abanderado por Mas, y la refundación de la que es partidario Puigdemont. La portavoz se ha empleado a fondo en la campaña bajo el lema del «supersábado», que califica de histórico.

42 años después de su fundación por Jordi Pujol en el Monasterio de Montserrat, nada queda de aquella enorme maquinaria de poder y tráfico de influencias. Una vez despejado el resultado de las votaciones, el primer paso será convocar el congreso del nuevo partido los días 8,9 y 10 de julio. Según Marta Pascal, este «superdissabte» marca un antes y un después en la historia convergente, cuyos sondeos no auguran un buen resultado el 26-J. La intención de Artur Mas de acudir a las urnas en coalición con Esquerra Republicana fue de plano rechazada por Oriol Junqueras, a quien las encuestas colocan en buena situación junto al frente radical liderado por En Comú Podem, la formación de Ada Colau que finalmente concurrirá en coalición con otros partidos de izquierdas.

Marta Pascal vive este fin de semana volcada en este proceso interno, junto al resto de la dirección y unos mil voluntarios que se ocupan de la logística e impulsar la participación. Como portavoz, fue la encargada de presentar las diferentes urnas para la consulta y las primarias, una novedad dentro de la historia convergente. Hace 25 años tenía la misma edad que la niña asesinada en Vic, María Dolores Quesada. Olvidada por completo de la víctima, ha sido ahora la anfitriona de su verdugo.