Cataluña

Más de la mitad de los catalanes cree una «estafa» el «procés»

Solo un tercio confía ya en que la independencia es todavía posible.

Más de la mitad de los catalanes cree una «estafa» el «procés»
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Las confesiones de los últimos días de distintos dirigentes independentistas sobre la falta de preparación para poner en marcha la república catalana no han pasado inadvertidas para la gran mayoría de votantes catalanes, que consideran una «estafa» el proyecto rupturista encabezado por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. Es una realidad muy palpable entre los ciudadanos de a pie en Cataluña, refrendado ahora también por los datos de una encuesta de NC Report para LA RAZÓN entre el 21 y el 23 de noviembre, justo después de que se produjeran esa cascada de declaraciones.

El sondeo recoge esa opinión en un 58,7 por ciento de los preguntados y refleja que ya solo un 30,4 por ciento de los votantes aún tienen esperanzas en que la independencia de Cataluña es posible. El desenlace de esta primera parte del «procés», por tanto, lleva grabada la palabra «decepción» –término que muchos independentistas repitieron ante la fallida DUI del 10-O–, aunque también «división»: un 55,1 por cientos de los votantes entrevistados han reconocido haber tenido enfrentamientos con amigos, familiares o compañeros a causa del proceso separatista.

Estos datos llegan justo a las puertas de la campaña electoral –arranca el próximo 4 de diciembre– y a menos de un mes para el 21-D. El rosario de autocríticas de los líderes separatistas vino a iniciar la reorientación estratégica que han emprendido, que pasa ahora por aparcar las prisas, abandonar la unilateralidad para buscar diálogo con el Gobierno y ensanchar la base social. Precisamente este último elemento se puede convertir en el que mayores quebraderos de cabeza dé, ya que sus bases muestran contrariedad al reenfoque del «procés» y a la falta de generosidad entre los dos grandes partidos, ERC –principalmente– y el PdeCAT, para formular un frente común en forma de coalición, como la de Junts pel Sí. Este enfado se puede traducir en la cita electoral en una desmovilización de los votantes independentistas como castigo o en un leve trasvase a la CUP, que es la única que apuesta por la «vía dura» y desarrollar la independencia proclamada el pasado 27 de octubre.

Lo cierto es que conviene subrayar cómo el desencanto y la falta de fe en la independencia crece entre los grupos de edades más mayores. Así, entre los 18 y 29 años, se registra el mínimo de encuestados decepcionados con el «procés» –un 53,7 por ciento lo están y un 38,9 por ciento no lo están–, y el máximo de esperanzados en que la independencia todavía es posible –un 35,8 por ciento creen, mientras que un 51,6 por ciento ya no–. Por el contrario, entre los grupos de edad superior a los 65 años, se sienten más «estafados» con el proyecto secesionista -un 61,3 por ciento lo están y un 31,3 por ciento no lo están- y albergan menos expectativas acerca de la creación de un Estado propio –solo un 25 por ciento lo ve factible y un 64,4 por ciento no–.

Esta tendencia también se reproduce con el número de personas que han sufrido situaciones de enfrentamiento con familiares, amigos o compañeros a raíz del «procés». Así, de entre 18 y 29 años, un 51,6 por ciento han sufrido circunstancias de esa tesitura –un 43,2 por ciento, no–, y a medida que los grupos son de mayor edad crecen las estadísticas. De entre 30 y 44 años, un 53,9 por ciento –un 40,1 por ciento, no–; de 45 a 64, 55,9 por ciento –un 37,8 por ciento–; y, finalmente, mayores de 65, la cifra de casos asciende al 57,5 por ciento –un 35,6 por ciento, no–.