El desafío independentista

Mas frena el soberanismo ante Rajoy a la espera de la reunión en Moncloa

En el AVE conversaron con el Príncipe sobre los servicios públicos y el president eludió mencionar la consulta. El Gobierno catalán siguió ayer avanzando en el proyecto nacional, pero aún no ha pedido cita para el encuentro en Madrid

El Príncipe de Asturias, que aparece en la cabecera del convoy, subrayó que «España es un país en marcha que se esfuerza para superar la crisis»
El Príncipe de Asturias, que aparece en la cabecera del convoy, subrayó que «España es un país en marcha que se esfuerza para superar la crisis»larazon

Si fuera el guión de una película, escuchadas las versiones de una y otra parte, perfectamente el viaje en AVE que ayer compartieron el Príncipe de Asturias; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y otras autoridades podría tener por título «El viaje del disimulo». Porque la normalidad institucional, el derroche de educación, y hasta de cordialidad, de Artur Mas, más generoso con otras autoridades como la ministra de Fomento, Ana Pastor, que con Rajoy, casa mal con el relato que está escribiendo la Generalitat de Cataluña al calor del acuerdo entre CiU y ERC.

El mismo día en que la Generalitat acordaba la creación de una Secretaría de Hacienda para «reforzar» sus competencias tributarias para tener una Agencia Tributaria propia sin vínculos con la estatal, y un día después de que CiU y ERC celebrasen su primera reunión para impulsar el proceso de «transición nacional», Mas optó ayer por envolverse en un perfil institucional y aparcar en el «cara a cara» sus exigencias independentistas. Sin duda, fue menos reinvindicativo de lo esperado, aunque hiciese alusión a la deuda en infraestructuras del Estado con Cataluña. El discurso de la unidad de Rajoy y del Príncipe frente al tradicional discurso del agravio del nacionalismo. Un guiño de la realidad frente al espejismo del acercamiento.

Moncloa había preparado el acto de ayer como una plataforma para hacer política en clave catalana y ofrecer de la mano de Rajoy, el mensaje de que la colaboración es buena para España y para Cataluña. Que juntos podemos hacer más cosas que por separado, según fuentes del entorno del presidente del Gobierno. Y el movimiento estratégico salió ayer bien, ya que Mas no desentonó con el perfil puramente institucional que se pretendía que dominase la inauguración de la nueva línea de AVE.

En medios gubernamentales reconocen que en esta imagen de cordialidad y amabilidad que ofreció el presidente de la Generalitat ha influido, sin duda, la presencia del Príncipe de Asturias, uno de los miembros de la Casa Real con mejor valoración en Cataluña. Admiten también que el ambiente fue distentido, cordial, sin que pueda llegar a decirse que haya servido para descongelar la relación entre Rajoy y el presidente catalán.

En la conversación a cuatro que compartieron el Príncipe, el presidente del Gobierno, la ministra de Fomento y, el presidente de la Generalitat hubo tiempo para hablar de cuestiones triviales, pero también en términos generales de la eficiencia en los servicios públicos, de la buena gestión, de la importancia de las infraestructuras y de su valor como factor de unión. Es significativo que en esa charla de vagón de tren saliese a relucir la relevancia de aquello que une a las personas cuando Mas se ha puesto al frente de un proyecto rupturista que ni siquiera cuenta con el apoyo mayoritario de la sociedad catalana.

Fuentes solventes confirmaron a este periódico que en el viaje de ida y vuelta compartido no salió a relucir la fecha de la entrevista pendiente entre Rajoy y Mas. «Han tenido una conversación cordial e informal, pero no han tratado ningún tema trascendente, ni sobre los objetivos de déficit ni sobre la consulta», explicó el entorno del presidente de la Generalitat. La intención de Mas es preparar el terreno antes de la entrevista que quiere mantener con Rajoy, la cual podría tardar aún varias semanas porque, de momento, todo el proceso de autodeterminación está muy verde y el presidente de la Generalitat quiere haberlo madurado un poco más para entonces.

Al respecto, Moncloa informó de que no ha recibido aún ninguna pecitión formal para concretar esa reunión, y la sospecha apunta en la dirección de la información publicada ayer por este diario que Mas está midiendo los tiempos para poder viajar a Madrid con una declaración de soberanía del Parlamento catalán bajo el brazo como carta de presentación.

«Rajoy cree en el diálogo y está dispuesto a recibirle. Pero no vamos a servirle de excusa para alimentar el discurso soberanista», precisan fuentes del entorno del presidente. Después de la última entrevista de septiembre, en la que Mas vino a Moncloa a buscar la justificación para el adelanto electoral, el Gobierno dice que ha aprendido la lección del «diálogo trampa».

Lo cierto es que a Mas tampoco le salió muy bien la jugada porque el anticipo electoral supuso un notable retroceso electoral para CiU. Se desconoce, sin embargo, si aprendió la lección.