El desafío independentista

«Mi hijo no pudo ir a clase, le mandaron a pegar carteles»

Un padre denuncia el proselitimo independentista en las escuelas. Educación investiga la participación de alumnos en las protestas.

Varios alumnos del IES de Sant Quirtze del Vallés colgaron esteladas en el patio
Varios alumnos del IES de Sant Quirtze del Vallés colgaron esteladas en el patiolarazon

Un padre denuncia el proselitimo independentista en las escuelas. Educación investiga la participación de alumnos en las protestas.

«En el Instituto Lacetània de Manresa (Barcelona) los profesores de Bachiller conminaron a los chicos a salir a las calles a pegar en las paredes de la localidad carteles pro referéndum en horas lectivas. Algunos, como mi hijo, se negaron y reclamaron su derecho a recibir clase, pero se vieron obligados a irse a casa porque el profesorado también se fue a colocar carteles». Este es el testimonio de un padre indignado por el pensamiento «único» que se transmite desde muchas escuelas catalanas. Las plataformas constitucionalistas Societat Civil Catalana (SCC) y Convivencia Cívica reconocen a LA RAZÓN que han recibido numerosas quejas por el adoctrinamiento que sufren los menores en los colegios. Un fenómeno, dicen, que no es nuevo. El último episodio ocurrió en mayo cuando el Gobierno ordenó a la Alta Inspección Educativa una investigación para determinar si los libros de texto catalanes incluyen contenido partidista y tendenciosos. «Se reducen a la mínima expresión los contenidos de geografía e historia española; se pone como ley principal al Estatuto de Autonomía; se da a entender que Cataluña es otro país de la UE o se convierte el Reino de Aragón en la inexistente corona catalanoaragonesa», denunció el sindicato de profesores AMES.

Lo cierto es que desde que se ordenó la detención del núcleo duro del referéndum ilegal del 1-O, muchos colegios han terminado por quitarse la careta y mostrar explícitamente su apoyo al desafío del Govern y a las movilizaciones contra las Fuerzas de Seguridad españolas y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Como el Idana-Isard de Olesa de Montserrat o la Escola Pia de Granollers, que no han dudado en posicionarse a favor del «derecho de autodeterminación de los pueblos» y contra «las medidas represivas del estado español» a través de un comunicado. Además, la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Cataluña (Fapac), asociación mayoritaria en la educación catalana, ha hecho un llamamiento a las Ampas de los centros a participar en las movilizaciones. «Muchos padres nos escriben indignados, pero no dan la cara por temor a represalias, la Fapac no puede hablar en nombre de todos», critican desde SCC.

Pero hay más. En el instituto de Sant Quirtze del Vallés (Barcelona) se ha visto a niños con esteladas anudadas al cuello y a otros colgando banderas independentistas de las paredes, pinturrajeadas de mensajes de odio contra España. En Manresa, frente a la comisaría de Policía, varios escolares con mochilas al hombro se reunieron a media mañana para protestar contra «la represión de las fuerzas de ocupación» cuando deberían estar en las aulas. Y ayer, también en horario escolar, varias decenas de escolares se paseaban al mediodía por la calle Aribau de la capital catalana para unirse a las manifestaciones convocadas por los sindicatos independentistas universitarios.

No obstante, el episodio que hizo saltar las alarmas en el Gobierno fue el protagonizado por un colegio de Olot. Su dirección decidió pedir permiso a los padres para llevar a sus hijos a la concentración convocada en la localidad en defensa del referéndum, aunque en la autorización repitieran el eslogan que usa el gobierno catalán para dividir a la población entre buenos y malos: «Ya no se trata de defender la independencia sino la democracia», alentaban a los padres.

El papel de los docentes «no es el adoctrinamiento ni llevar a los niños a las manifestaciones», dijo el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. Por ello, anunció ayer que la Alta Inspección Educativa llevará a cabo una investigación de las cartas que algunos directores han enviado a los padres de los alumnos para que éstos puedan participar en las protestas y para informarles de la suspensión de clases con este fin. «Ante las noticias aparecidas en la Prensa, esta mañana me he dirigido a la Alta Inspección educativa para que abra un expediente para ver qué es lo que ha sucedido», informó el ministro.