Palabras mayores
Miquel Roca, padre de la Constitución, pide a los políticos tomarles como ejemplo para lograr el ausente consenso: "No fue fácil, pero lo hicimos"
Recordó cómo en la redacción de la Carta Magna se sentó frente a Fraga, encargado de perseguir a partidos clandestinos en el Franquismo, y acabó llorando su muerte
Miquel Roca, padre de la Constitución, reivindicó el pasado martes la capacidad de consenso que reinó en los días de 1978 en que se celebraron las sesiones en las que redactó nuestra Constitución.
Compartiendo mesa con los diputados más jóvenes de PP y PSOE, el jurista ha insistido a la clase política actual en el deber que sobre ellos pesa de posibilitar el consenso, tal y como ellos demostraron posible hace 45 años durante la elaboración de la primera Constitución tras el régimen de Franco.
Roca destacó lo complicado de aquel ejercicio de acuerdo para darle una Constitución a la nueva democracia española, al tiempo que subrayó que, pese a las dificultades, lograron ceder unos y otros en pro de conseguir un texto constitucional definitivo.
En esta misma línea, enfatizó la importancia de acercar posiciones en un clima político actual marcado por la tensión y la falta de acuerdo. Recordó el complicado contexto de la época, con las heridas de la guerra aún abiertas y la dictadura extremadamente fresca.
Poniéndose de ejemplo histórico, animó a los políticos a buscar ese mismo pacto ahora, para abordar y poder solucionar los problemas que afronta el país. Expresó, asimismo, su preocupación por los desafíos que tiene enfrente España y enfatizó que, si lograron superar una situación tan compleja hace 45 años, debería ser posible resolver los asuntos actuales con menos tensión y más acuerdo hoy.
El político catalán compartió anécdotas sobre aquel periodo recordando cómo tenía delante a Manuel Fraga Iribarne, entonces líder de Alianza Popular (AP), y pensó "¿cuándo me va detener?", en referencia al hecho de que hasta entonces había sido vicepresidente de ministro de Asuntos de Interior (actual Ministerio de Interior), con el orden público a su cargo, en uno de los últimos Gobiernos franquista que presidía Arias Navarro.
"Y luego yo lloré su muerte y fuimos capaces de ser amigos", reveló. Roca había vivido en la clandestinidad como dirigente de un partido político nacionalista, que después se convirtió en Convergencia, que en aquel entonces con Fraga como ministro estaba prohibido y sus militantes, perseguidos.
"No fue fácil, no fue fácil, pero lo hicimos; yo creo que es el mensaje que queda de estos 35 años", acabó diciendo el único, junto a Miguel Herrero, de los redactores de la Constitución aún vivo.
Fuentes que vivieron en primera persona las decenas de reuniones y discusiones de aquellos días consultados por LA RAZÓN coinciden en que todos los dirigentes, desde los del PCE de Carrillo y la Pasionaria al PSOE de González y Guerra, mostraban un gran respeto por la figura de don Manuel y era, especialmente, al inicio de los encuentros, al que todos en unanimidad trataban siempre de usted. "Había siempre muy ambiente y eso hizo posible que el acuerdo para la Constitución saliera adelante", explican los testigos a los que ha acudido este diario.
Una intervención en la que reinó la proclama de que la Constitución no solo representaba una respuesta a la dictadura, sino también un intento colectivo de generar un espacio de libertad y respeto tras una historia de intolerancia. Que, para más inri, acabó siendo exitoso.
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