Conversaciones
Moncloa se aferra al giro de Junts para negociar la investidura
Los socialistas ven predisposición al acuerdo en Puigdemont y, en paralelo, cultivan la «vía canaria» para acabar abaratando su apoyo
El Gobierno vive instalado en una montaña rusa desde el pasado 23J. Una suerte de ciclotimia política en la que pivotan entre el optimismo por el éxito de una futura investidura de Pedro Sánchez y el recordatorio de que «no es descartable» una repetición electoral, porque, más allá de los esfuerzos gubernamentales, «hay que conseguir los apoyos» para superar la votación. Con un calendario jalonado de fechas disruptivas para la negociación –con el aniversario del referéndum del 1-O y la manifestación del 8 de octubre de Sociedad Civil Catalana en el horizonte– en Moncloa reclamaban desde hace días un «cambio de actitud» del independentismo para que puedan prosperar las conversaciones. Unas conversaciones que ya se han iniciado en privado y que tendrán como catalizador la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo. Una vez se produzca este fracaso todo se acelerará.
La reclamación del Gobierno tendría su máximo exponente en lo que ya publicó este diario: la exigencia de que Junts avance en el «reconocimiento expreso» de que «no lo volverán a hacer». La renuncia a la unilateralidad. De hecho, ya se van dando pasos en este sentido por parte de otros actores. El propio Pere Aragonés aseguraba la semana pasada, en respuesta a la ANC, que una declaración unilateral de independencia «no serviría para nada». Ahora solo falta que Junts también abrace esta vía más pragmática. Pero, más allá de la moderación en la retórica, lo que los socialistas quieren percibir es una verdadera intención de negociar por parte del independentismo, con el que reconocen no se «sentarán oficialmente» hasta después del viernes 29 de septiembre.
Y estas percepciones se están produciendo, según avanzan fuentes socialistas. En Moncloa recibieron con satisfacción algunos pronunciamientos que se hicieron ayer desde Junts. Primero su portavoz parlamentaria, Miriam Nogueras, y después el propio Carles Puigdemont que, a través de un vídeo en su cuenta de la red social X (antes Twitter) quisieron «agradecer» al Gobierno los «esfuerzos» para lograr que el catalán no haya sido vetado en la Unión Europea. «Nunca habíamos llegado tan lejos», aseguraron. Fuentes gubernamentales se había comprometido a hacer «todo lo posible», pero eran conscientes de que lo único a lo que aspiraban era a lograr una prórroga. Que siguiera corriendo el balón. Esto es lo que se produjo, incluso dando prioridad al catalán frente al euskera y el gallego, lo que generó suspicacias en el PNV.
Otro «match ball» superado, que permite que la negociación siga su curso. «Hace unos meses nadie lo hubiera esperado», señalan fuentes socialistas a este diario, que muestran su satisfacción por que desde Junts haya voluntad por «querer avanzar y volver al juego político» después de una legislatura, la pasada, instalados en el boicot permanente. «Han optado por ser posibilistas», aseguran las citadas fuentes, que, no obstante, llaman a ser muy «cuidadosos» en cada gesto, en cada frase que se dice para evitar que todo pueda saltar por los aires. Se celebra también desde Moncloa que el entorno de Puigdemont se haya «prestado a compartir esa discreción», imprescindible para proteger cualquier avance en las conversaciones.
«Todo está en una fase muy embrionaria», reconocen, puntualizando que el principal «avance» es que no se han roto los puentes de comunicación. «Hablar ya es avanzar», aseguran las citadas fuentes, valorando positivamente la actitud de Junts. En el Gobierno recibieron con satisfacción la visita de Andoni Ortuzar a Waterloo para reunirse con Carles Puigdemont, pues, entienden, que la reactivación de esta relación –rota hace seis años– también abona el terreno para que los independentistas hagan política. En la misma línea perciben como algo positivo la bunkerización de Junts, el ex president fugado se ha reservado todo el poder de decisión sobre el posicionamiento final en la investidura de Sánchez, a salvo de la consulta a las bases y la opinión del independentismo más hiperventilado, que hasta ahora tampoco ha elevado hasta ahora la voz.
La «vía canaria»
Sin embargo, más allá de estos impactos positivos, los socialistas siguen trabajando en varias direcciones. La votación sobre las lenguas cooficiales contó ayer con 179 votos a favor en el Congreso. Uno más de los que logró Francina Armengol para ser presidenta de la Cámara. Ese voto extra corresponde a Coalición Canaria y allana la tesis de la «vía canaria» para acabar abaratando el apoyo de Junts a la investidura de Sánchez. Los siete diputados independentistas son necesarios, sí; pero si Cristina Valido apoya al candidato socialista, automáticamente pasaría de ser imprescindible su «sí», a bastar con una abstención.
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