
Seguridad
Moncloa aumenta los escoltas a Begoña Gómez
El Gobierno renovó hace meses el equipo de seguridad que protege a la esposa del presidente del Gobierno

La seguridad se ha convertido en una obsesión en el Palacio de La Moncloa. El equipo de Presidencia del Gobierno ha ampliado el número de agentes que protegen a Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez. Según ha sabido LA RAZÓN por fuentes conocedoras del dispositivo, Gómez dispone de hasta 12 miembros de las fuerzas de seguridad que actúan de paisano en función de su agenda.
Las fuentes consultadas explican que este refuerzo de la seguridad se ha producido como consecuencia de que el juzgado de instrucción número 41 de Madrid le investigara por haber cometido hasta cinco supuestos delitos –malversación de caudales, tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo laboral–. Gómez declaró ayer ante el juez Juan Carlos Peinado y admitió que la asesora de Moncloa investigada –Cristina Álvarez– le acompañó "de manera puntual" en actos «particulares», porque "era su amiga".
El equipo que asegura la integridad de la mujer del presidente del Gobierno ha sido renovado para incorporar perfiles de la total y absoluta confianza del matrimonio presidencial. "Se solicitó una rotación de miembros de su seguridad y listo", explica una fuente policial. De esta rotación de los miembros de la seguridad de Gómez, que se produjo antes de la ampliación del equipo, según fuentes policiales, solo se salvó un inspector. El presidente del Gobierno lleva tiempo extremando su seguridad y la de su mujer.

"Necesitan más gente, dado que cada vez los círculos de seguridad son más amplios, porque no quiere que le tiren huevos o le insulten. También, al aumentar la hostilidad hacia él, hay que mandar más gente por delante para asegurar la zona a la que va a ir. Además, ha habido que desdoblar los servicios por la situación judicial de su mujer, que también requiere presencia de seguridad. Y, aunque antes ya tenía escolta, ahora la han reforzado. Eso multiplica el número de agentes necesarios, así como el número de vehículos", explica una fuente de seguridad.
Esta misma fuente aclara que los agentes utilizan entre 3 y 4 vehículos en cada desplazamiento de Gómez para garantizar su protección. Sánchez ya extremó la seguridad de su núcleo íntimo durante sus vacaciones de verano en la isla de Lanzarote. El presidente dispuso del mayor despliegue desde que está en Moncloa: hasta 40 agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, una unidad de élite con bases en ocho provincias, que peinó cada centímetro de los alrededores de la Residencial Real de La Mareta.
El Grupo 1, acuartelado en Valdemoro (Madrid), está especializado en labores de protección y seguridad de altas autoridades tanto nacionales como extranjeras, un papel habitual en cumbres internacionales o visitas de mandatarios extranjeros. Y este año, el presidente del Gobierno recurrió a sus servicios para garantizar su seguridad durante sus días de descanso, de modo que la unidad ha sido movilizada no solo para sus desplazamientos oficiales, sino también para sus vacaciones.
Begoña Gómez ha mantenido un perfil bajo durante gran parte del proceso contra ella, pero no ha desaparecido de la escena pública. El 13 de noviembre de 2024 compareció ante la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid —impulsada por el PP— donde se acogió a su derecho a no declarar. Pocos días después, sorprendió con la aparición en el 41 congreso socialista. Aun así, su presencia pública continúa siendo uno de los factores más incómodos para Moncloa.
Un matrimonio señalado
El presidente del Gobierno lleva tiempo en el centro de la ira de buena parte del país. Su equipo es consciente de que el líder socialista "polariza". El propio Sánchez confesó recientemente en su primera entrevista en un año, en TVE, que lleva "con mucha paciencia" ser la diana del insulto nacional. Su círculo de colaboradores aclara que al presidente le afecta. De un tiempo a esta parte, como síntoma de la crispación se ha popularizado el cántico "Pedro Sánchez, hijo de puta", que se escucha en numerosas manifestaciones, festivales, conciertos, etc.

Fuentes del Ejecutivo sostienen que el rechazo visceral que despiertan Pedro Sánchez y su mujer entre la derecha y la extrema derecha puede tener un efecto inverso: movilizar al electorado progresista. Esa es la baza que juega el gabinete del líder socialista. No se trata de un fenómeno nuevo. De hecho, en la campaña previa a las elecciones generales del 23-J, el equipo de comunicación del presidente optó por limitar sus actos de contacto directo con la ciudadanía ante el riesgo de silbidos y abucheos que pudieran dañar su imagen en vísperas de los comicios. Y la estrategia se mantiene y se amplifica dos años después.
Cabe recordar que el presidente solo salió este verano de La Mareta en tres ocasiones para visitar las zonas afectadas por los incendios que este verano calcinaron buena parte del país. Los tres viajes se blindaron y se minimizó al extremo el contacto con los ciudadanos para evitar cualquier situación de riesgo. La situación judicial de su mujer aumenta el riesgo. Por eso, Moncloa ha reforzado su equipo de seguridad.
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