Política

El desafío independentista

Moncloa evita responder a la oferta de Mas de recibir a Rajoy en la Generalitat

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ayer, durante la reunión del Ejecutivo catalá
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ayer, durante la reunión del Ejecutivo catalálarazon

Nunca la política –la política en mayúsculas– funcionó en base a ocurrencias en una rueda de prensa. Nunca se vio que fuera efectivo para reunir a dos presidentes mediante el ofrecimiento de un tercero ante los medios de comunicación. En ningún manual del buen político –si es que lo hubiere– figuraría algo semejante. Pero lo que pretendía el Govern era algo bien distinto, simplemente buscaba un gesto de cara a la galería. «Como hemos sabido que el señor Rajoy vendrá Barcelona, pues el presidente de la Generalitat estaría encantado y dispuesto a recibirlo en el Palau de la Generalitat», dijo el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, al término de la reunión semanal del Gobierno catalán.

No acabó aquí Homs. El portavoz zurró a Mariano Rajoy porque «no hay ninguna propuesta» en la carta de respuesta que ha dirigido a Artur Mas e incluso le acusó de ser una «fuente de estabilidad muy evidente». Pese a todo, se mostró dispuesto a plantear de otra forma la entrevista entre Mas y Rajoy. «Si lo tenemos que pedir por escrito, lo haremos», concedió Homs.

Pero Moncloa ya ni pierde tiempo en responder al juego táctico que, a su entender, realiza el Govern de Mas para seguir alimentando su «propaganda» y seguir ganando tiempo. La invitación a Rajoy para que visite la Generalitat en su próximo desplazamiento a Barcelona para asistir a un acto del PP catalán se entiende como un movimiento que forma parte de esa estrategia. Rajoy ya ha trasladado a Mas en público, y en la misiva que le remitió el lunes, que está dispuesto a dialogar con él dentro de la legalidad.

Ahora lo que espera es que el presidente de la Generalitat envíe alguna señal de que rectifica en su estrategia independentista. El presidente no va a darle cobertura política ni oxígeno en tanto Mas siga intentado utilizar el «fracaso» del 9-N como un elemento de presión para conseguir concesiones por parte del Gobierno de la Nación. «En vez de hacer invitaciones trampa, lo que tiene que hacer es volver al sentido común», sostienen desde el Gobierno. Además, en el Ejecutivo sí creen que Mas desobedeció el mandato del Tribunal Constitucional (TC) respecto a la consulta ilegal, y creen también que pudo incurrir en algún tipo de delito. Todo esto dificulta aún más la foto que parece que ahora busca con el presidente del Gobierno. No es la primera vez que lo hace cuando se ha visto en un apuro o cuando ha querido dar otro impulso a su propaganda, recuerdan.

Las maniobras del portavoz de la Generalitat también merecieron una crítica unánime de los partidos catalanes en el Parlament, aunque por motivos bien diferentes. «No es serio que el Govern manifieste a través de una rueda de prensa una invitación para dialogar», dijo el portavoz parlamentario del PP catalán, Enric Millo, que advirtió de que el diálogo con Mas será posible si el presidente catalán deja de estar «enrocado» en sus tesis soberanistas y abandona su apuesta por la independencia de Cataluña.

El portavoz del PSC en el Parlament, Maurici Lucena, por su parte, aseguró que le irrita «el tono entre condescendiente y faltón» que utiliza en sus comparecencias el portavoz del Ejecutivo catalán, y criticó que lo que denota es tono en es que el Govern, en el fondo, no tiene ningunas ganas de dialogar.

También con un sentido crítico pero con otra orientación, el portavoz adjunto de ERC en la Cámara, Oriol Amorós, recordó al presidente catalán que «a quien tiene escuchar es el pueblo de Cataluña» a través de unas elecciones plebiscitarias. Finalmente, el diputado de la CUP Quim Arrufat aseguró que su formación está atenta de que, más allá estos contactos y encuentros protocolarios entre Ejecutivos, no se geste un pacto en otros marcos entre «élites catalanas y españolas».