Pactos en Cataluña

Moncloa habla con Duran para frenar el pacto de Mas con ERC

El Gobierno abre una línea de diálogo «discreta» con el líder de Unió para frenar la deriva soberanista

El dirigente de UDC ha hecho tradicionalmente causa en Madrid con un perfil más moderado, más centrista. En la imagen, con Mariano Rajoy
El dirigente de UDC ha hecho tradicionalmente causa en Madrid con un perfil más moderado, más centrista. En la imagen, con Mariano Rajoylarazon

«Hemos dejado huérfanos a muchos catalanistas no independentistas». El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, se expresaba así la semana pasada en el programa «Espejo Público», en Antena 3. En una entrevista en la que decía que él no era ningún obstáculo para el pacto con ERC, pero en la que también hacía autocrítica y señalaba que en la campaña electoral habían cometido errores.

El dirigente de UDC ha hecho tradicionalmente causa en Madrid con un perfil más moderado, más centrista, en el que caben los matices entre ser nacionalista y ser españolista. Además, siempre ha sido puente entre Convergéncia y el Gobierno, especialmente a partir del momento en el que Artur Mas optó por echarse al monte y seguir una senda más soberanista. El punto de no retorno fue la visita de este último a La Moncloa, en la que dio el portazo a la negociación con el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, después de que éste le ofreciera revisar el modelo de financiación, pero le dijera «no» a su exigencia de un concierto a la vasca. En campaña electoral Duran Lleida cumplió con el papel al que le obligaban las circunstancias, pero después de los malos resultados cosechados en las urnas, su posición ha vuelto a ser la del que tira hacia atrás de la cuerda para que los suyos no dejen que el partido de Oriol Junquera les haga el abrazo del oso.

La difícil coyuntura actual ha encendido todas las alarmas en Moncloa. Y en la búsqueda de posibles salidas para evitar el «cisma» independentista el Ejecutivo ha optado, entre otras iniciativas, por activar una línea discreta de diálogo con Duran Lleida para intentar, «en la medida de lo posible», reconducir el convulso escenario político que han dejado las elecciones autonómicas catalanas.

En Moncloa ven con mucha preocupación la negociación de CiU y ERC. Por las consecuencias políticas; y también por sus consecuencias económicas para una Generalitat que incumple su plan presupuestario, incumple el objetivo de déficit y sigue necesitando del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) para no declararse en quiebra técnica. Cataluña, y otras cuatro comunidades, ya han trasladado a Hacienda su intención de continuar adheridas al FLA en 2013. Aunque la Generalitat no ha cuantificado todavía el dinero que solicitará al Estado para hacer frente a sus vencimientos de deuda y los pagos a proveedores en el próximo ejercicio.

La preocupación del Gobierno la comparten también en sectores de la propia CiU, donde son conscientes de que el acuerdo con Esquerra la aleja de su votante más conservador y les enfrenta, además, a una importante parte del empresariado catalán. Algunos han coqueteado con el independentismo en campaña, pero pensando en que era una vía de escape que tras las elecciones se concretaría en un entendimiento con Madrid en materia fiscal. Cataluña necesita estabilidad, y eso lo saben los empresarios y también el Gobierno central y personas del entorno de Mas.

Vías alternativas

Los puentes directos con el presidente de la Generalitat en funciones están rotos, pero el Gobierno está utilizando otras vías alternativas para que Mas valore la situación a la que se enfrenta y lo que se juega Cataluña en los próximos meses. En esta legislatura, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha llevado las relaciones con CiU y ha mantenido varias entrevistas con su portavoz parlamentario, con quien ha conseguido establecer una razonable relación.

Además del canal de diálogo político, el Ejecutivo está también presionando a la Generalitat a través de Hacienda. Según fuentes solventes, los «controles» se están incrementando en la recta final del año, dentro de un proceso de fiscalización permanente de las cuentas autonómicas. La precaria situación económica que atraviesa la Generalitat puede parecer una ventaja para Rajoy, pero en el fondo, según reconocen fuentes gubernamentales, es un grave problema añadido. «No podemos dejar que incumplan sus compromisos, pero tampoco podemos dejar que la Generalitat caiga, porque entonces también cae España», explican.

Visita del Presidente a la Moncloa

El presidente del Gobierno está dispuesto a recibir a Artur Mas en La Moncloa una vez sea investido como presidente de la Generalitat. «Es mi obligación hablar con todos los presidentes autonómicos», declaró Mariano Rajoy a LA RAZÓN el pasado 3 de diciembre. En la segunda entrega de la entrevista con este diario también aseguraba que «para España, para Cataluña y para todos lo mejor habría sido que no se hubieran convocado las elecciones y que no se hubieran planteado debates como los que se han impulsado en las últimas fechas». Asimismo, el jefe del Ejecutivo se mostraba reacio a un pacto de CiU con ERC: «No creo que fuera bueno para Cataluña, aunque lo importante son los contenidos de los acuerdos y hoy necesitamos una buena política económica, una apuesta decidida por el proceso europeo y no dividir a la sociedad».