
Cerco judicial al PSOE
Moncloa ridiculiza las amenazas de Aldama con material sensible
LA RAZÓN desveló en exclusiva que el empresario guarda una copia en el extranjero con documentación que salpicaría al Gobierno y a altos cargos del PSOE

Hace tiempo que el Gobierno resta toda la credibilidad del mundo a los amenazas de Víctor de Aldama, el empresario implicado en la trama de corrupción del «caso Cedán».
LA RAZÓN desveló en exclusiva que Aldama, según fuentes de toda solvencia, guarda una copia en el extranjero con documentación que salpicaría al Gobierno y a altos cargos del PSOE. Pero en Moncloa se ríen del asunto, según las fuentes consultadas.
Estas mismas fuentes niegan cualquier atisbo de verosimilitud a las palabras de Aldama y las achacan a una enajenación, pese a que el empresario ha aportado ya al Tribunal Supremo documentos que han servido para impulsar la investigación del caso y conserva otros que todavía no han visto la luz. Fuentes oficiales del Ejecutivo, por su parte, no valoran siquiera el alcance de la información publicada por este diario.
«A nadie de Moncloa le resbala esto. A Pedro Sánchez le preocupa lo que pueda salir», admite, sin embargo, otra fuente conocedora como pocas de las derivadas de la trama. Así las cosas, por el PSOE hace tiempo que circula el miedo a que sea la UCO o el juzgado los que vuelvan a poner los nubarrones en el cielo de la calle de Ferraz y del Palacio de la Moncloa. Lo cierto es que los socialistas, incluido el presidente, encaran un otoño infernal.
Cunde la inquietud de los cargos intermedios en el partido ante las posibles revelaciones que pueda aportar el instituto armado, que amenaza con reavivar la tensión interna. Según avanzó este diario, entre los nombres que podrían aparecer en los informes pendientes que la Guardia Civil remitirá al juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente figura el del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres.
Además, hay que añadir el complicado devenir de una legislatura que, entrada ya en su segunda mitad, no tiene visos de mejorar para el Ejecutivo. Al menos en lo que a éxitos legislativos de calado se refiere. Para muestra un bofetón: el que se llevó la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que vio esta semana como Junts votó junto al PP y Vox y tumbó la tramitación de su ley estrella de reducción de la jornada laboral.
Sánchez siempre acusó a Aldama de mentir, al tiempo que le pidió pruebas de todas sus acusaciones. En el PSOE están convencidos de que si el empresario manejara información muy sensible, ya la habría entregado o habría salido a la luz.
Algo similar piensan en Moncloa, donde están convencidos de que Aldama es un «personaje» muy poco de fiar. Ya cuando el empresario salió de prisión preventiva para declarar, en noviembre del año pasado, el presidente del Gobierno dijo: «Las declaraciones de un presunto delincuente, que está en prisión preventiva, que ha salido para testificar ante la Audiencia Nacional, me merecen el crédito que tienen: ninguno. Tendrá que ser el señor Aldama quien pruebe esas insinuaciones y esas acusaciones. Yo puedo garantizar que estamos tranquilos. En lo que respecta a mi persona, a mi gobierno actual y a mi organización, todo lo que ha dicho este señor es falso. Y si ha demostrado algo es que su estrategia es la mentira».
En cualquier caso, Sánchez vive su peor momento desde que llegó al Palacio de la Moncloa hace siete años. El presidente del Gobierno prosigue su huida pese a los obstáculos, cada vez mayores, que se le ponen en un camino de incierto final.
Pero, por difícil que lo tenga, por mucho que la ética de la asunción de responsabilidades le demande volver a reflexionar sobre su dimisión, como le pide la oposición, está obcecado y dispuesto a agotar la legislatura. Es más, tras un verano encerrado en el «búnker» de Moncloa, primero, y en La Mareta, después, el equipo del presidente ha decidido empezar una nueva etapa para dar por superada la crisis desatada por la corrupción.
El Gobierno quiere que su jefe salga y se muestre de nuevo ante los españoles. Moncloa ha activado la maquinaria de la persuasión política y abre el carril preelectoral. Aunque es probable, como bromea un diputado socialista, que la precampaña sea la más larga de la democracia si, como repite machaconamente el presidente, las elecciones generales se convocan, finalmente, cuando tocan constitucionalmente, en 2027.
En el PSOE, además, se ha instalado la sensación de que les toca a ellos afrontar en solitario el desgaste de los escándalos, mientras en Moncloa se concentran los esfuerzos en blindar la imagen del presidente y del Ejecutivo en su conjunto. En Ferraz admiten que, mientras la maquinaria gubernamental disponga de recursos para contener el daño en torno a Sánchez, como las ofensivas diplomáticas, ellos quedan expuestos y a la deriva. Las fuentes consultadas lamentan que esa estrategia lastre las expectativas de los candidatos municipales y autonómicos.
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