Estrategia

Moncloa teme la imputación de Sánchez

Los asesores del presidente lo justifican en la «alianza de la derecha con los jueces para derribar al Gobierno». Se investiga si el PP se informa por cauces «no establecidos»

El rey Felipe VI saluda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), este martes en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, en el Palacio de La Zarzuela.
El rey Felipe VI saluda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), este martes en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, en el Palacio de La Zarzuela. Fernando Calvo EFE/Moncloa

En el diseño de la estrategia política y jurídica de Moncloa ante el «caso Ábalos» ya se maneja la hipótesis de que las investigaciones abiertas –Begoña Gómez y «caso Koldo»– terminen en una imputación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En la teoría de la conspiración sobre la que sostienen su defensa desde hace meses se añade ahora la precisión de que no es que estén considerando que «hay o habrá» base alguna real para que se proceda en esa dirección de la imputación en ninguno de los procesos actualmente abiertos –en el asunto de su esposa, «no hay caso», y en el tema de Ábalos, el presidente «es una víctima del engaño» de su ministro. Ahora bien, el temor a la imputación que ronda desde hace tiempo en la cabeza del presidente y de algunos de sus asesores más allegados lo justifican en la «alianza de la derecha con los jueces para derribar al Gobierno». Desde Interior, de manera no oficial, se está intentando incluso saber si el PP tiene acceso a información sobre la investigación por cauces «no establecidos».

El guion argumental ya se está trazando por si llega el peor escenario y para poder manejarlo desde esa posición de víctima frente a la «trama» de la derecha y de los jueces que dicen que quieren acabar con ellos. Así, mientras hablan de que hay «tranquilidad» y de que no temen las confesiones de Ábalos ni de ningún otro actor principal de la investigación por las comisiones sobre las mascarillas, o de las subtramas que se mueven alrededor, al tiempo están ya rumiando la expectativa de que en el camino Sánchez se cruce con una imputación que le desactive del todo políticamente. Según van contando en el núcleo de más confianza del presidente, este es el primer concienciado sobre la posibilidad de que la derecha consiga su objetivo.

Por otra parte, el cierre de filas que, de momento, han manifestado los socios del Gobierno de coalición está sometido a la presión política y mediática, y por canales privados, estos ya han hecho las consultas «necesarias» a sus interlocutores socialistas habituales para intentar aclarar hasta dónde puede llegar el «caso Ábalos» y qué hay realmente detrás de las andanzas del exministro y demás investigados. El mensaje de la dirección socialista es que todo se queda en el ámbito del exnúmero tres del PSOE, la manzana podrida del cesto, y en «su banda de correrías», y que, por lo tanto, pueden «estar tranquilos» porque no «hay nada que afecte» ni a Moncloa ni a ningún otro ministerio ni tampoco a la estructura territorial del partido. Una negación en mayúsculas para que ninguno de los partidos coaligados se desvíe del cierre de filas con Sánchez.

La misma estrategia que utilizó el PP cuando estaba cercado por la corrupción, la de defenderse con el argumento de que es un problema delimitado y no sistémico, es la que ahora emplean en Moncloa para desvincularse de la «corrupción» de Ábalos. Pero internamente se están elaborando ya planes de contingencia. Para el PSOE es hoy todavía más importante que ayer sacar adelante los Presupuestos y que el líder nacional salga sin una muesca del Congreso Federal de finales de noviembre.

En ese sentido, las actuaciones de Moncloa se desarrollan en tres ámbitos: los socios, el partido (control de los líderes territoriales), y también están utilizando «caminos secundarios» para hacer llegar algún mensaje al exministro de Fomento para evitar la confrontación total. «Aquí hay que tratar de limitar los daños porque todos podemos salir perdiendo». Ábalos también está utilizando sus terminales para dejar avisos a Moncloa. El exministro, como exsecretario de Organización del PSOE, es uno de los guardianes de las esencias socialistas, pero desde Moncloa ya se están encargando de que a él le llegue la advertencia de que debe andarse con cuidado si no quiere salir perjudicado en su futuro judicial. La imputación del exministro se lleva dando por descontada antes de que se hiciese público el informe de la UCO. En el entorno del presidente preocupa tanto o más la figura del empresario Víctor de Aldama, en la cárcel, y conocedor de todos los detalles de la trama y de todos los implicados en ella. Y otro tema «delicado» es la situacion de la que fue pareja sentimental del exministro, que ha pasado de acumular importantes ingresos a cuenta de su relación con él a estar en la diana mediática y «en el paro».