28-M: la estrategia del fango

Moncloa usa a Ayuso contra Feijóo

Los gurús de Pedro Sánchez apuestan por la técnica de la provocación para intentar sacar al líder de la oposición de su imagen presidencial

El lamentable espectáculo del último pulso entre el Palacio de la Moncloa y la Puerta del Sol, en la celebración del Día de la Comunidad de Madrid, forma parte, esta vez, de una estrategia electoral diseñada por los «fontaneros» de Moncloa y que tiene como objetivo dañar la imagen presidencial de Alberto Núñez Feijóo, que es un obstáculo para los socialistas en la campaña del 28-M y de las elecciones generales. Así, aunque el combate de ayer en la Puerta del Sol tenía como púgiles a Ayuso y a Bolaños, detrás, dentro de la maquinación de Moncloa, está la figura de Feijóo, provocarle, y dañarle en su imagen institucional y presidencial por la vía de arrastrarle al fango y que se vea metido en él.

Los gurús demoscópicos de Pedro Sánchez tienen desde hace meses en el centro de la diana el nombre de Feijóo. Están obsesionados con cómo deteriorar su imagen. Las cuentas demoscópicas siguen diciéndoles que el líder popular es un político que arrastra voto moderado y de centroizquierda, hastiado con la política de Sánchez y sus alianzas con el independentismo y los radicales. Y esto descompone los planes de Moncloa, que está movilizando todos sus recursos para ir contra el candidato popular.

Es la instrucción que reciben diariamente los ministros en el argumentario de campaña que elaboran en Moncloa. Es la consigna que llega también a los altos cargos del partido. Y, asimismo, a los voceros del «sanchismo» que utilizan las plataformas a las que tienen acceso para repetir la misma cantinela, que les llega elaborada desde Moncloa. Como un ejército disparan contra Feijóo, casi más en lo personal que en lo político, en una maniobra dirigida por los arúspices demoscópicos del presidente, que dicen que hay que denigrar la imagen del candidato popular para tener acceso a un voto de centro que ha llegado a apoyar a Sánchez y que hoy ya tiene problemas para confiar en la palabra del presidente.

El capítulo de ayer en Sol forma parte de esta estrategia. Moncloa ha querido utilizar a Ayuso para obligar a Feijóo a salirse de su espacio de confort en un acto institucional, donde también a él los medios le acabaron preguntando por la decisión de la presidenta de declarar a Bolaños «persona non grata», después de que el ministro se autoinvitara a los actos conmemorativos del Dos de Mayo y a la recepción posterior, presidida por Ayuso. El PP, en bloque, respaldó a la presidenta y criticó la decisión del ministro de comparecer sin invitación. Feijóo denunció la «falta de institucionalidad» del Ejecutivo. «Se da por normal lo que es una falta de respeto, nunca he visto un comportamiento parecido entre administraciones».

En la campaña de la izquierda contra el líder popular también se impone la consigna de alimentar el enfrentamiento personal entre Feijóo y Ayuso, aunque el comportamiento público y privado de los dos no tengan nada que ver con la etapa de Pablo Casado.

Sin embargo, la izquierda ya está difundiendo teorías conspiratorias como la de que una mayoría absoluta de Ayuso el 28-M (Feijóo consiguió cuatro en Galicia) debilitaría al líder gallego porque la presidenta madrileña empezará, supuestamente, a socavar el terreno que pisa el gallego dentro de su objetivo de hacerse con el liderazgo nacional del partido.

Obvian cuestiones internas que en el PP sí que están bastante claras a día de hoy. El partido cuenta con que Ayuso, de conseguir esa mayoría absoluta, la pondrá al servicio del liderazgo nacional. Ella explicita siempre que se le pregunta su lealtad al presidente del PP, pero, además, cualquier voz que hoy se salga del coro conjunto acabaría perdiendo mucho más de lo que podría ganar.

Ayuso tiene un proyecto para Madrid y una muy buena acogida entre la militancia del partido en todas las comunidades autónomas. Pero a nivel orgánico, de haber un congreso de relevo en el liderazgo, en el voto de los compromisarios es muy probable que se impusiera el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, sobre la presidenta madrileña. En el caso de que Feijóo diera un paso atrás.

Los datos demoscópicos que siguen llegando diariamente al PP dan pie a que confirmen sus buenas expectativas respecto al 28-M, a pesar de que la decisión del liderazgo nacional haya sido enfriarlas, lo que ha servido para que la izquierda acuñe el lema de que es la prueba de que las cosas les van mal y los resultados no cubrirán la media necesaria para hablar de éxito.

Como los principales feudos están en manos de un puñado de votos, anticipar escenarios es prematuro, pero la información que llega de la consultora GAD3, con la que colabora Génova, da razones al PP para que se deje llevar por el optimismo, al que en público han decidido poner sordina. También es cierto que, de igual manera, los datos que reciben en Moncloa confirman que la partida está abierta y que en estas cuatro semanas se decidirán gobiernos importantes.

El PP medirá los votos a nivel nacional y los comparará con los que recibió hace cuatro años. Los socialistas, que han renunciado a ser un partido de mayorías, prefieren contar coaliciones que número de papeletas.