Congreso

Montero y Belarra buscan foco en la moción y piden intervenir

Quieren evitar que sea Díaz la que consiga los titulares y piden a Sánchez que no dé réplica a Vox. «Es una fake»

Las ministras de Igualdad, Irene Montero y Derechos Sociales, Ione Belarra, durante la sesión de tarde del pleno del Congreso de los Diputados, este martes, en Madrid. En la víspera del 8M, el PSOE y Podemos endurecen su enfrentamiento por la reforma de la ley del solo sí es sí presentada en solitario por el grupo socialista tras las rebajas de penas a agresores sexuales, una iniciativa que rechazan sus socios de gobierno y que se debate esta tarde en el pleno del Congreso.
Las ministras de Igualdad, Irene Montero y Derechos Sociales, Ione Belarra, durante la sesión de tarde del pleno del Congreso de los Diputados, este martes, en Madrid. En la víspera del 8M, el PSOE y Podemos endurecen su enfrentamiento por la reforma de la ley del solo sí es sí presentada en solitario por el grupo socialista tras las rebajas de penas a agresores sexuales, una iniciativa que rechazan sus socios de gobierno y que se debate esta tarde en el pleno del Congreso.Alberto R. RoldanFotógrafos

La moción de censura de Vox que se debatirá la próxima semana en el Congreso está llamada al fracaso, pero todos los actores políticos buscan instrumentalizarla en su beneficio. Incluso quienes la banalizaron y llamaron al boicot asumen ya que será un altavoz para oponerse a los planteamientos de Vox e incluso, hacer oposición al Gobierno, que es a quien se le plantea la censura. Hasta ahora, en Podemos habían adoptado una posición subalterna, con el objetivo de no dar difusión a los de Santiago Abascal. Contrastaba con el «rigor y el respeto» con el que la afrontaban en el PSOE, conscientes de la oportunidad que le brindaba Vox para confrontar modelos, vender gestión y cohesionar la mayoría de la investidura, después de semanas de debate interno al calor de la polémica de la reforma de la ley del «solo sí es sí».

En el cuartel general morado calificaban de «esperpento» la iniciativa del partido de Abascal y llamaban a «no perder el tiempo» en este sentido. Se alineaban con ERC, quienes habían tanteado a la mayoría de la investidura para descafeinar la moción, sin éxito. Sin embargo, se ha producido un viraje. Ahora que ya hay fecha y hora para el debate, que se desarrollará durante los próximos martes y miércoles, los morados reclaman su cuota de protagonismo. Quieren foco. En la última moción de censura de Vox, la que se celebró en 2020, Pablo Iglesias intervino en representación del ala de Podemos en la coalición. En Moncloa, no se cierran a reeditar esta opción y, tal como publicara este diario, estudian «fórmulas» para que además de Pedro Sánchez, que será quien defienda la posición del Gobierno, lo puedan hacer también las vicepresidentas primera y segunda.

De este modo, Nadia Calviño podría dar la réplica a la parte más económica del discurso de Ramón Tamames, mientras que Yolanda Díaz ejercería de líder de Unidas Podemos desde la tribuna del Congreso. La vicepresidenta, no obstante, todavía no ha confirmado su réplica. Los socialistas ven con buenos ojos esta opción, porque quieren dar oxígeno político a la también ministra de Trabajo en vísperas del lanzamiento de su plataforma Sumar y en plena pugna con sus socios de Podemos por los términos de su integración en el espacio. Ante esta expectativa, los morados no quieren quedar relegados y piden paso.

Podemos reclamó ayer al PSOE que sean sus ministras y las socialistas las que lideren el debate de la moción de censura. Una propuesta formal que el partido ya ha presentado y con la que se busca que sean la vicepresidenta Yolanda Díaz y las ministras Ione Belarra e Irene Montero junto a sus colegas del PSOE y mujeres portavoces del resto de partidos de la mayoría de la investidura las que intervengan en la doble sesión. Según argumentan fuentes del partido, el objetivo es proteger al presidente del Gobierno «en una moción fake», sin «opciones de prosperar» y que, según explican, «sólo se entiende en el contexto de la batalla que PP y Vox mantienen por liderar los ataques a los avances sociales y feministas del Gobierno de coalición». Sin embargo, no se esconde cierto oportunismo en esta petición. Las ministras moradas, en plena negociación con Díaz, no quieren dejar todo el protagonismo a la vicepresidenta.

De aprobarse esta propuesta por parte del PSOE, en el partido creen que les dará «oxígeno» en un momento en el que el grupo parlamentario se ha vuelto a dividir a causa de la derogación de la reforma de la ley mordaza, a la par que sigue repercutiendo la división ante la corrección de la ley del «solo sí es sí». Diputados de Unidas Podemos valoran que contarán con una semana en la que el foco no estará situado sobre los «mil líos internos» de los morados. La propia ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra , dejó ver la intención de su partido en desviar el foco. A su juicio la iniciativa sería muy relevante tras el 8-M, Día Internacional de la Mujer, para así «contraponer el machismo de Vox y parar los pies a la ultraderecha». Sin embargo, dentro del grupo parlamentario se recela de esta propuesta, donde se llega a ironizar sobre la necesidad de que comparezcan tres ministras, mientras que en la moción de censura de 2020 solo intervino, por Unidas Podemos, el entonces vicepresidente Pablo Iglesias.

En la parte socialista esta propuesta parece haber caído en saco roto. El presidente del Gobierno evitó explícitamente ayer recoger el guante, en su comparecencia en Lanzarote, tras participar en la 34º Cumbre Hispano-Portuguesa, y se limitó a señalar que no iba a desvelar la «estrategia parlamentaria» del Gobierno en la moción. Otras fuentes socialistas desechan directamente la opción de que se produzca una «sucesión de intervenciones sin sentido» que acabaría por diluir el objetivo muy concreto que tiene el Gobierno en este debate: marcar agenda, recuperar la iniciativa y exhibir fortaleza legislativa, frente a un PP al que asimilarán con la ultraderecha por quedarse en la abstención.