Barcelona

«Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda Cataluña»

El presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, al comienzo de su intervención en la clausura de las jornadas sobre buen gobierno en los ayuntamientos organizadas por el PP hoy en Barcelona.
El presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, al comienzo de su intervención en la clausura de las jornadas sobre buen gobierno en los ayuntamientos organizadas por el PP hoy en Barcelona.larazon

Mariano Rajoy se empleó ayer a fondo para explicar mejor sus argumentos en Cataluña, tal y como se propuso tras el 9-N.

Mariano Rajoy se empleó ayer a fondo para explicar mejor sus argumentos en Cataluña, tal y como se propuso tras el 9-N. En su primera visita a Barcelona después del simulacro de consulta, el presidente dedicó casi una hora de discurso a detallar, por una parte, las razones por las que Artur Mas se ha convertido en el gobernante que ha hecho perder más el tiempo a los ciudadanos y, por otra parte, a reivindicar la acción de su Ejecutivo en Cataluña. Todo ello con un doble objetivo: triturar el plan de Mas y exhibir el músculo de su proyecto, cuya vigencia abanderó. «Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda Cataluña y menos un gobernante que ha decidido ignorar a dos de cada tres catalanes», afirmó en alusión a la pobre participación del 9-N.

Lo cierto es que fue ayer cuando Rajoy realizó una completa valoración sobre el simulacro de consulta, una votación presentada por Mas como un «éxito total» para asombro del presidente del Gobierno, ya que cinco millones de catalanes evitaron participar en la jornada. «Si lo que pretendía Mas era presentar una Cataluña independentista, ateniéndose a sus propias cifras, ha fracasado en toda regla», afirmó en referencia a la mayoritaria abstención que caracterizó el 9-N. No contento, el presidente trató de rematar al titular de la Generalitat: «La gran operación de propaganda internacional que algunos tenían preparada para el pasado día 9 se vino abajo, sin ruido y sin estrépito».

A Rajoy le ha molestado particularmente que Mas dé por hecho que todos los catalanes están por la autodeterminación cuando una enorme mayoría –silenciosa y no movilizada– no muestra interés alguno por la independencia. Harto de que el líder catalán confunda la parte por el todo, el presidente del Gobierno pasó ayer al ataque. Sin salidas de tono pero buscando el descrédito del presidente de la Generalitat. «Los delirios se cambian con tranquilidad y no con más alborotos», dejó ir.

Necesitaba el PP catalán un discurso como el ayer. Los populares de Alicia Sánchez-Camacho se han sentido demasiado solos en las últimos tiempos en el combate contra un soberanismo dominante a nivel institucional en Cataluña. Rajoy reconoció «el coraje» de su partido en Cataluña y prometió que a partir de ahora estarán «cada vez más acompañados y más atendidos».

Expresado este afecto, el presidente del Ejecutivo puso en práctica el deseo que con más ímpetu le ha trasladado Sánchez-Camacho y es exhibir la acción del Gobierno en Cataluña. «No voy a dejar nunca tirado a ningún español, piense lo que piense», prometió Rajoy, que acudió acompañado de hasta cinco ministros a las «Jornadas de Estabilidad y Buen Gobierno en Corporaciones Locales» celebradas en el hotel Gran Marina de Barcelona.

Confusión e inestabilidad

No fue casual la presencia de cinco miembros del Gobierno (Jorge Fernández, Luis de Guindos, Ana Pastor, Fátima Báñez y José Manuel Soria). Su asistencia fue un mensaje explícito: el Gobierno está presente en Cataluña y va a multiplicarse. En este punto Rajoy se permitió recordar el número de visitas que ha llevado a cabo a tierras catalanas desde que es presidente –totaliza 16 con la de ayer–, así como la de algunos de sus ministros: Pastor 36, Soria 25 y Guindos 23.

Probablemente no basten y el gabinete de Rajoy tenga que intensificar sus viajes a Cataluña, ya que Mas, convencido de su «éxito total», ha anunciado que va a doblar la apuesta, que planea unas elecciones de carácter plebiscitario –el propio Rajoy las situó en marzo de 2015– y que, a continuación, tiene la idea de llevar a cabo una legislatura de 18 meses para dejar a punto un proyecto de Constitución catalana que se refrendaría en 2016. A todo ello se refirió el presidente del Gobierno como «un viaje a ninguna parte».

El político gallego deploró el maratón electoral que viene protagonizando Mas desde hace cuatro años y cuyo final prevé en 2016. «Nunca en la Historia un gobernante había perdido tanto el tiempo ni se lo había hecho perder a los ciudadanos generando tanta confusión y provocando tanta inestabilidad», censuró. El tono de Rajoy fue contundente a lo largo de toda su intervención, pero quizá uno de los momentos de mayor dureza fue cuando tuvo que juzgar la lista conjunta de independentistas que promueve Mas. «Cataluña no puede ser, porque nunca lo ha sido, un país de listas únicas al servicio de una sola causa. Por favor, un poco de respeto a Cataluña», sentenció.

Alicia Sánchez-Camacho completó la densa jornada política en el Gran Marina. La presidenta del PP catalán no siguió el guión habitual, sino que reclamó ayuda indisimuladamente al Gobierno. «Nos critican que sólo tenemos soluciones jurídicas, pero tenemos soluciones políticas. La primera, presidente, debes establecer el pacto, el acuerdo, el contrato social y político con la sociedad catalana. A partir de ahora, eres el interlocutor directo con los siete millones de catalanes, no con el Govern», pidió. Y en el mismo sentido reclamó que el Estado se fortalezca en Cataluña para «contrarrestar la «mentira y la falsificación del independentismo».