
Patrimonio
La nueva «grieta» de Cuelgamuros, con el beneplácito de la Iglesia
Moncloa presenta el proyecto de resignificación del Valle de los Caídos escogido por unanimidad

Con la cuenta atrás activada para los actos previstos por Moncloa con motivo de los 50 años de la muerte de Francisco Franco, ayer el Gobierno dio a conocer uno de sus proyectos estrella: la resignificación del Valle de los Caídos, el enclave donde estaba enterrado el dictador hasta su exhumación en 2019 de la mano de Pedro Sánchez, además de más de 33.000 cuerpos de víctimas de ambos bandos de la Guerra Civil.
La madrileña Casa de la Arquitectura fue el lugar elegido por el Ministerio de Vivienda para presentar la propuesta ganadora del concurso de ideas que el Ejecutivo de coalición puso en marcha el pasado marzo. Se trata de la iniciativa «La base y la cruz», que tiene como eje una “gran grieta” simbólica que atraviesa todo el complejo monumental. El proyecto es obra de los estudios Pereda Pérez Arquitectos (Pamplona) y Lignum S. L. (A Coruña).
Para ello, se eliminará la escalinata de acceso a la basílica y en su lugar, se levantará un soportal a los pies del templo que se extenderá de un lado a otro de la explanada del recinto. Es así como se generará esa «grieta» abierta, mientras que los visitantes podrán acceder desde este soportal a un vestíbulo circular para entrar tanto a la basílica con al nuevo centro de interpretación, uno de los espacios que se exigía como necesario para explicar la historia de Cuelgamuros y de acuerdo con la aplicación de la Ley de Memoria Democrática.
El secretario general de Agenda Urbana, Iñaqui Carnicero, defendió ayer que las intervenciones en la basílica serán «mínimas», por lo que a priori cumpliría con las premisas establecidas en la negociación entre el Gobierno y la Iglesia para dar vía libre a la reforma de todo incluido: respetar un acceso independiente para el templo. De hecho, no está previsto realizar obra alguna en el espacio sagrado más allá de la instalación de algunos paneles. Tampoco se tocará la gran cruz de piedra de 150 metros de altura, a pesar de los rumores infundados que desde hace tiempo hablaban de su demolición.
Según ha confirmado LA RAZÓN, la Iglesia ve con buenos ojos el proyecto ganador, en tanto que su resignificación es «light» comparado con otras propuestas, especialmente alguna de las eliminadas en la primera criba de las 34 presentadas. No en vano, «La base y la cruz» ha sido elegida por unanimidad, teniendo en cuenta además que en el jurado se encontraba el sacerdote Daniel Escobar Portillo, delegado Episcopal de Liturgia de la Archidiócesis de Madrid. Junto a él, también votaron miembros del Gobierno así como el arquitecto británico David Chipperfield y la artista española Cristina Iglesias.
«Se da más protagonismo a la naturaleza que a la arquitectura y se rompe la axialidad que tanto había caracterizado este monumento para producir una gran sombra, una grieta que facilita el encuentro, que invita al diálogo y a una visión más plural, más democrática», compartía ayer Iñaqui Carnicero.
Moncloa tiene previsto gastar 30 millones de euros en esta reforma, de los 4 millones irán destinados como honorarios para el estudio de arquitectura ganador, mientras que otros 26 millones irán para su ejecución. Las obras para transformar Cuelgamuros comenzarán como pronto en 2027 con un plazo de ejecución previsto de cuatro años de duración.
Eso sí, como el propio Ministerio de Vivienda reconoció el pasado mayo, la resignificación podría toparse con algún que otro imprevisto, entre los que se encuentran los nueve recursos administrativos que solicitan la suspensión cautelar de todo el proceso.
El Gobierno ya dejó caer entonces que estos recursos ante el Tribunal Administrativo se habían realizado «de forma coordinada» con el fin de «perturbar el buen transcurso del procedimiento de contratación, siendo todos coincidentes en forma, contenido y fecha de presentación», como ha informado este periódico.
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