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«O se impone el sentido común o la testosterona frustra el cambio en Andalucía»

El PP buscará puntos de encuentro pero trasladará a Vox que no habrá cambios en la Ley de Violencia de Género ni fotografía con Cs. «O se impone el sentido común o el ataque de testosterona frustra el cambio en Andalucía», aseguran.

Reunión entre PP (Teodoro García Egea y Juanma Moreno) y Cs (Juan Marín y José Manuel Villegas) el pasado 26 de diciembre
Reunión entre PP (Teodoro García Egea y Juanma Moreno) y Cs (Juan Marín y José Manuel Villegas) el pasado 26 de diciembrelarazon

El PP buscará puntos de encuentro pero trasladará a Vox que no habrá cambios en la Ley de Violencia de Género ni fotografía con Cs. «O se impone el sentido común o el ataque de testosterona frustra el cambio en Andalucía», aseguran.

La cúpula popular ha trasladado a Vox, y hoy volverá a hacerlo, que hay dos líneas rojas que han fijado para la investidura de Juan Manuel Moreno que «son inviables», y «lo saben», precisan en Génova. No pierden la confianza en que se imponga «el sentido común frente a la testosterona», pero hay más preocupación que días atrás por la presión del calendario sin gestos por la otra parte, aunque se resistan a aceptar que el pulso pueda llegar hasta el final y frustrar la expectativa del «cambio».

La dirección del PP dice que «ha hecho todo lo posible», y seguirá haciendo gestos, hoy mismo en una reunión entre su número dos y su homólogo de Vox, en una nueva oferta de diálogo, de negociación, e incluso respecto a futuros debates parlamentarios que pueda impulsar Vox en la Cámara andaluza sobre violencia de género u otras cuestiones. Pero a horas de que la nueva presidenta del Parlamento regional empiece sus consultas para designar un candidato a la investidura, la situación de bloqueo no puede cambiar salvo que Vox ceda, «vistiéndolo como quiera», y busque una salida para el órdago que ha planteado: la foto a tres y que se retire del acuerdo el punto relativo al compromiso de desarrollar la Ley de Violencia de Género en el ámbito que compete a la Administración autonómica. Hasta anoche, el PP mantenía que no va a negociar un documento alternativo al que ha pactado con Ciudadanos (Cs), y que lo que se pueda añadir a la labor de gestión tiene que discutirse a posteriori y en el ámbito parlamentario.

Por tanto, ninguna de las dos exigencias está ya en manos del PP, por clave que sea para Génova conseguir que se materialice su asalto a la Junta de Andalucía aunque sea en un Gobierno en coalición con Ciudadanos. Por un lado, no han conseguido convencer a esta formación de que acepte sentarse en una misma mesa con Vox; por otro, los planteamientos en relación a la Ley de Violencia de Género les resultan inaceptables tal y como los ha delimitado el partido de Abascal, por posicionamiento propio en el Congreso, por interés electoral e incluso porque internamente generan malestar en un importante sector del partido con amplia representación en la nueva dirección. Es la cuadratura del círculo imposible, salvo que Vox se mueva. Porque sería a costa de una crisis interna o de perder el apoyo de Cs. Si Vox no apoya el nombre de Juan Manuel Moreno en la ronda de consultas de la presidenta del Parlamento andaluz, puede incluso ocurrir que saliese adelante la candidatura de Susana Díaz, aunque para ello tendría que tener previamente el apoyo pactado de Adelante Andalucía, sobre lo que no hay indicios públicos.

La cúpula popular ha hecho ya el guiño de remitirse a una futura negociación parlamentaria en la que se discuta, por ejemplo, la demanda de Vox de más ayudas para los hombres, y también ha incluido en su lenguaje la idea de la «violencia doméstica», frente a la «violencia de género» o «violencia machista», pero fuentes de la dirección confirman que no pueden ir más allá en este punto. Ante la conversación de hoy «no hay conejos posibles en la chistera», precisaron las fuentes consultadas. «En un asunto tan serio como la violencia de género, no cabe resolver el debate en platós o en tuits. El sitio es el Parlamento, y ahí caben negociar las medidas que Vox tenga a bien plantear».

En el PP se justifican en que se han esforzado en hacer una puesta en escena que ofrezca una salida a Vox del órdago lanzado, pero hasta el momento no han recibido señales por parte de este partido de que estén dispuestos a cogerla. Y la situación es de incertidumbre máxima. No saben por dónde pueden salir, si van a hacer los cálculos conforme a su análisis, o si van a optar «por echarse el monte».

Los contactos han servido, además, para que constaten que están «inflados de éxito», y para que en el PP hayan empezado a comparar la gestión de los resultados andaluces con la etapa inicial de competencia de Podemos con el PSOE. Podemos frustró la investidura de Pedro Sánchez en un primer momento, y en la dirección popular hay quien no descarta del todo que Vox pueda llegar tan lejos, «sin medir bien el alcance de esa decisión». «Ahora lo que está en juego es la investidura de Juan Manuel Moreno o abrir opciones a que se presente Susana Díaz o haya elecciones de nuevo. Salvo en la primera hipótesis, Vox debería saber que solo puede perder», sentencian en el PP. Pero, quienes están al tanto de la marcha de los contactos no ponen en ningún caso la mano en el fuego por la posibilidad de que Vox entre, como dicen seguir confiando, en razón.

Entre lo que se ve y lo que se cuece fuera del ámbito público hay diferencias relevantes. Tanto que en el PP andaluz admiten que incluso si sale adelante la investidura de su candidato, Vox «no va a facilitar en nada» la acción del nuevo Ejecutivo que tendrá enfrente la tarea hercúlea de «tomar el control» de una Administración dirigida por el socialismo desde hace casi cuatro décadas.