El desafío independentista

Objetivos de los CDR: los dos principales cuarteles de la Guardia Civil en Cataluña

Las precauciones en el “laboratorio”: “Es mejor quedar después de cenar, que no haya niños a la vista, que hace escándalo”

Uno de los presuntos encargados de confeccionar los explosivos realizó búsquedas en internet sobre los acuartelamientos de Travessera de Gracia y Avenida de Madrid

Uno de los integrantes de los Comités de Defensa de la República (CDR) en prisión, Jordi Ros -a quien los investigadores consideran “directamente implicado en la adquisición, fabricación y puesta a prueba del material explosivo”- consultó en Internet a través de su móvil las direcciones de los dos principales cuarteles de la Guardia Civil en Cataluña: los situados en Travessera de Gracia y Avenida de Madrid de Barcelona. Así consta en un informe del Instituto Armado incorporado al sumario de los CDR, en el que se deja constancia de los resultados de un programa de interceptación de las comunicaciones, Golf-R12, en los dispositivos de Ros. Para la Guardia Civil, esas búsquedas “pudieran estar relacionadas con la localización de posibles objetivos sobre los que llevar a cabo acciones en las que se pudieran utilizar las sustancias” adquiridas por el Equipo de Respuesta Táctica (ERT) presuntamente para la confección de explosivos.

Respecto al cuartel situado en la Avenida de Madrid (cuya búsqueda efectuó el pasado 16 de mayo, tres semanas después de la primera), en el informe se resalta además que allí “únicamente existen viviendas para miembros del cuerpo sin servicios de atención al ciudadano”. Y apunta que al residir en Sabadell, cualquier gestión que quisiera hacer ante la Guardia Civil debería hacerla en otros cuarteles más próximos a su domicilio, como los de Badia del Vallés o Mollet del Vallés.

Además, Ros realizó varias consultas “relacionadas con productos químicos” con el objetivo, según los investigadores, de “la fabricación y elaboración de productos peligrosos, nocivos o incluso explosivos”.

Para los agentes es remarcable que Ros consultase a través de su móvil “la dirección de los dos principales cuarteles de la Guardia Civil en Cataluña”, dado que uno de ellos además “ostenta la Jefatura del Cuerpo en la comunidad autónoma”. Tras esas búsquedas, no realizó gestión alguna en los citados acuartelamientos. Asimismo, recalcan que “la animadversión hacia el Cuerpo es patente en el análisis de las redes sociales” por parte de los investigados y, en general, por el “colectivo secesionista”.

CDR: Bombas como las de ETA y cohetes de larga distancia

Indicios como estos llevan a concluir a la Guardia Civil que el ERT era un grupo “fuertemente organizado y clandestino cuyos miembros clamarían por un aumento manifiesto de la radicalidad de sus acciones” y que en el momento de su detención el pasado septiembre se encontraban en un “avanzado estadio respecto a la confección de materiales explosivos y/o incendiarios”. Y es que algunas de las sustancias adquiridas por Ros “tienen la condición de precursores de explosivos”. De hecho, según las conversaciones intervenidas llegó a utilizar intermediarios para la compra, por ejemplo, de un kilo de carbonato de potasio para utilizarlo como “veneno para topos”. En una droguería, sus responsables llegaron a advertirle de que el ácido nítrico y nitrato de potasio que pretendía comprar son precursores de explosivos y que su venta solo se permite a profesionales del sector.

En otra de esas conversaciones intervenidas, otro de los CDR en prisión, Alexis Codina, que utilizaba su domicilio den Sant Fost de Campsentelles como “laboratorio”, le advierte a Ros el pasado 24 de agosto de que “es mejor quedar después de cenar, que no haya niños a la vista, que hace escándalo”. Dos días después, la comunicación se repite y Ros avisa a su interlocutor de que quiere ir a recoger “aquello”. Pero Codina pone reparos porque “los niños están de vacaciones y están ahí todo el día”, por lo que es mejor que venga de noche, cuando “están dentro durmiendo”. Y es que el integrante del ERT no quería que sus hijos le viesen “trajinar con ácidos” para que “no les pique la curiosidad”.

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