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«Operación barretina» contra el separatismo

Felipe González, Zapatero, políticos relevantes del PP y la antigua CIU se mueven fuera de España para frenar el desafío desestabilizador e informar con rigor a la UE de lo que ocurre en Cataluña.

«Operación barretina» contra el separatismo
«Operación barretina» contra el separatismolarazon

Felipe González, Zapatero, políticos relevantes del PP y la antigua CIU se mueven fuera de España para frenar el desafío desestabilizador e informar con rigor a la UE de lo que ocurre en Cataluña.

Es toda una diplomacia paralela con dos claros objetivos: la diversidad como el activo más importante de España y neutralizar al ex president Carles Puigdemont en su intento de destruirla. Desde hace semanas, un selecto grupo de políticos veteranos, embajadores y juristas de prestigio se mueven para desbloquear el conflicto en Cataluña. Con reuniones muy discretas, de las que han informado al Gobierno. Esta ofensiva se conoce ya como la «Operación barretina», en alusión al tradicional típico gorro rojo y negro catalán. Según fuentes de este círculo, personas como el ex ministro de Exteriores José Manuel García Margallo, los ex presidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, políticos relevantes del PSOE, PP y la antigua CIU, así como miembros de la judicatura y la abogacía, participan en la operación. «Tenemos mucha inquietud por lo que está pasando», aseguran algunos de ellos con gran experiencia y, sobre todo, con buenos contactos en Europa y las cancillerías extranjeras.

En este contexto, según informan las mismas fuentes, se enmarca la reunión celebrada en La Haya entre fiscales españoles y alemanes, tras la decisión del Tribunal germano de Schlewig-Holstein de suprimir el delito de rebelión contra Puigdemont, y la prudencia del Gobierno español con su homólogo de Ángela Merkel plasmada en las palabras de «actitud modélica» pronunciadas por Mariano Rajoy. Tras el encuentro en suelo holandés, los «barretinos» han hecho llegar nuevas informaciones al Fiscal General del lander SH sobre Puigdemont, que podría solicitar de nuevo una revisión al tribunal alemán con ingredientes de violencia para sustentar la rebelión. La ofensiva es fuerte en varios frentes: El político, diplomático y judicial, con conocimiento del ministerio español de Exteriores. Junto a los antiguos jefes del Ejecutivo, ministros, diputados y embajadores muy activos en las delegaciones europeas, el eurodiputado Esteban González Pons ha hecho lo propio con sus colegas en Estrasburgo.

El objetivo es doble: restablecer el consenso constitucional sobre una España plural y diversa, y frenar la manipulación informativa de Carles Puigdemont, ahora muy crecido tras la sentencia del tribunal alemán. «Hay que ponerse serios y no quedarse quietos», dicen algunos protagonistas de la «Operación barretina», que desean mantener aún mucha discreción para no dar bazas al independentismo.

Reconocen que la última decisión de Roger Torrent y el Parlament de plantear una querella contra el juez Pablo Llarena han despertado todas las alarmas. «Es un desafío intolerable contra la separación de poderes», advierten. Además, denuncian la actitud de Puigdemont, atrincherado en Berlín y contrarrestan sus maniobras: «Puigdemont solo quiere cargarse España por encima de la independencia». Este desafío desestabilizador es urgente frenarlo e informar con mucho tacto a la Unión Europea, algo que se ha conseguido con la unánime negativa de todos sus mandatarios a recibir al prófugo de la justicia y legitimar sus aspiraciones como un presidente en el exilio.

Para estas destacadas personas, en su día con importantes responsabilidades públicas, el marco actual ha cambiado y se hace necesario un proceso diferente. «Dibujar una España que ilusione, de puertas abiertas y diversa bajo el marco constitucional». En su opinión, el mensaje independentista y su victimismo han calado en algunos foros europeos, lo que es inadmisible. Por ello, también han contactado con las dos principales fundaciones alemanas, la democristiana Konrad Adenauer, y la socialdemócrata Friedrich Ebert, dónde han sido buenos receptores de los «malentendidos» desplegados por Puigdemont y los separatistas sobre un estado español opresor.

En estos sectores y en La Moncloa se mantiene la esperanza de que el fugitivo catalán pueda todavía ser extraditado a España por rebelión. «La decisión final no está tomada, hay que esperar», matizan ante esta ofensiva de aclaración del conflicto secesionista catalán.

La inquietud es compartida por la élite empresarial catalana, y así se lo trasladaron a Felipe VI durante el almuerzo mantenido la pasada semana tras la entrega de despachos judiciales en Barcelona. Destacados empresarios que acudieron al palacete Albéniz hicieron llegar al Jefe del Estado su enorme preocupación por los acontecimientos. «Hemos tocado fondo», dicen varios de ellos que apoyan sin reservas la «Operación barretina». En su opinión, es la hora de «gente potente, con distintas trayectorias, que desatasque el problema». La elaboración de un documento muy estudiado contra las mentiras separatistas es una de las acciones de este grupo frente a un Puigdemont cada vez más enrocado. La petición de Artur Mas en su reciente visita a Berlín para que acepte Puigdemont un candidato alternativo, que algunos apuntan al ex conseller de Cultura y Delegado de La Generalitat en Madrid, Ferrán Mascarell cayó «en saco roto», según manifiestan todas las fuentes consultadas.

Muy envalentonado y en libertad, el prófugo rechaza cualquier salida que no pase por su persona y ordena toda la estrategia a su núcleo duro, al margen del PDECaT, donde la división es palpable. Tampoco en Esquerra Republicana bajan tranquilas las aguas, con Oriol Junqueras ingresado en prisión desde hace ya varios meses y una fugitiva Marta Rovira en Suiza, que se resiste a dejar la secretaría general de Esquerra Republicana. La amenaza de nuevas elecciones autonómicas vuelve a la palestra, por lo que los llamados «barretinos» intensificarán sus movimientos en una clara llamada de unidad a los partidos constitucionalistas y sectores amplios de la sociedad catalana donde, aseguran, «nadie sobra para salir de esta horrible situación».