Víctimas del Terrorismo
«Operación Hitzeman»: Urkullu se acerca a las víctimas para apoyar después a los presos
El PNV escenifica proximidad con el fin de allanar la vía de la «reinserción»
23 de abril de 2007. El lendakari Ibarretxe pidió perdón a todas las víctimas de ETA en un acto que consideró «trascendental en la historia reciente» de Euskadi. Aseguró que las instituciones vascas difundirán el relato de las víctimas y garantizó que su memoria estará siempre entre los vascos como «el mejor activo en la necesaria deslegitimación» de ETA. Reconoció que «no estuvimos a la altura de las circunstancias como sociedad».
5 de junio 2015. El lendakari Iñigo Urkullu defendió que el fin de la violencia en Euskadi «no puede suponer pasar página sin una clarificación, reconocimiento y crítica explicita sobre lo sucedido» y que había que hacer una autocrítica respecto al trato que han recibido las personas que sufrieron la violencia de ETA. Aseguró que el Ejecutivo autonómico no permitirá que se difunda «cualquier historia justificadora de la violencia o de las vulneraciones de los derechos humanos». «Llegamos tarde [para ofrecer] la respuesta que merecían las víctimas. Debimos reaccionar antes y hacerlo mejor».
La misma estrategia
Más de ocho años han pasado entre ambas e idénticas declaraciones que, en opinión de expertos antiterrotistas consultados por LA RAZÓN, esconden la estrategia de acercamiento a las víctimas de ETA con el fin de que, llegado el momento, no pongan demasiadas pegas a la puesta en marcha al Plan del Gobierno vasco Zuzen Bidea (la vía correcta) y, en concreto, el programa Hitzeman para favorecer la «reinserción» de los presos.
Se trata de una estrategia con la que la banda terrorista está plenamente de acuerdo y, aunque entre líneas, así lo dio a entender en su ultimo comunicado. Si se leía de corrido, parecía un conjunto de admoniciones contra los nacionalistas, pero no. De hecho, ETA atribuye cierta validez a Zuzen Bidea, que incluye propuestas sobre el desarme de ETA, la situación de sus presos y sobre las víctimas de su actuación criminal. Aunque fuera desautorizado por la Izquierda Abertzale a finales del pasado mes de mayo, EH Bildu presentó una propuesta sobre el desarme de ETA que parece calcada de la que formuló el Gobierno vasco. Por lo tanto, y es algo que hay que tener en cuenta antes de lanzar las campanas al vuelo, en materia de presos, tanto la Izquierda Abertzale como ETA asumen la propuesta del Ejecutivo vasco, mientras que, en materia de desarme, también aceptan la propuesta aunque con matices sobre los plazos.
Los resultados de las últimas elecciones municipales y forales han dado a los nacionalistas una mayor fuerza en el País Vasco, lo que les permite llevar claramente la batuta de este asunto.
El programa Hitzeman, (el PNV adelanta, por si acaso, que ni garantiza nada, ni es una fórmula mágica, ni pretende crear expectativas falsas de solución a una problemática compleja y poliédrica) de reintegración social de personas presas, dice basarse en los principios de la Constitución española. Exige una política penitenciaria legal, consensuada y orientada a la resocialización. Como no podía ser menos, reclaman para el Gobierno vasco las competencias en materia de instituciones penitenciarias, para hacer y deshacer a su gusto.
Las líneas básicas del «programa Hitzeman» son las de «articular un proceso de acercamiento de los/as presos/as a cárceles próximas a sus lugares de residencia porque así lo establece la legislación penitenciaria; aplicar con normalidad e igualdad de trato los beneficios penitenciarios ordinarios que por derecho corresponden a los/as presos/as que cumplen los requisitos establecidos; establecer soluciones humanitarias para los/as presos/as enfermos/as, y abordar la situación de aquellas personas presas cuyas condenas están relacionados con actividades políticas, antes ilegalizadas, y ahora normalizadas».
Anuncia que «en una fase posterior se estudiará la aplicación de este programa a la reinserción de personas huidas», que es tanto como decir que podrán volver a sus casas sin tener que cumplir las penas que les pudieran imponer.
Uno de los asuntos más llamativos es lo que se denomina «apoyo práctico y material a las personas presas». «El programa asistencial contará con tres líneas de actuación: asesoramiento personal, apoyo a la inserción laboral y apoyo a la búsqueda de vivienda».
Trabajo y un hogar, algo de lo que carecen muchos españoles que están en el paro. Por supuesto, el programa no se olvida del «asesoramiento personal y legal, así como apoyo psicológico en aquellos casos cuya resocialización puede requerirlo, en colaboración con entidades especializadas».
Idéntico discurso ocho años después
23 de abril de 2007
Juan José Ibarretxe preside un «acto trascendental», según él mismo, en el que anuncia que defenderá a las víctimas como «deslegitimación» de ETA.
5 de junio de 2015
Íñigo Urkullu anuncia que no se permitirá una historia justificadora de la violencia y que «llegamos tarde» para defender a las víctimas.
Las víctimas creen que incomodan a la sociedad vasca
El Instituto Vasco de Criminología (IVAC),a través de una encuesta a 154 víctimas del terrorismo residentes en el País Vasco, y tras organizar dos grupos de discusión con 22 víctimas –15 de ETA y sus ramas, 6 de los GAL y 1 de la Triple A– que accedieron a la solicitud de este instituto vinculado a la UPV/EHU, ha constatado que el 53% cree que a la sociedad vasca le incomodan las víctimas. El 42% considera que no le importan en absoluto. Son impresiones que recoge el informe «El derecho a la memoria de las víctimas del terrorismo» (2015), un encargo de la Secretaría de Paz y Convivencia. La esperanza no mejora cuando se pregunta por la percepción respecto a personas cercanas: el 54% piensa que también ellos quieren seguir sin mirar atrás.
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