Estrategia

Parlamentarios marroquíes piden que se imponga visado a los ciudadanos europeos, incluidos los de Ceuta y Melilla

La medida, que no parece estar en la agenda oficial de Rabat, supondría un "cerco legal y soberano" sobre las ciudades autónomas

Frontera de Beni Enzar
Frontera de Beni EnzarNC

Los parlamentarios Khalid Souti y Lobna Alaoui, representantes de la Unión Nacional del Trabajo en Marruecos (UNTM) en la Cámara de Consejeros, han solicitado oficialmente al Ministerio de Asuntos Exteriores que implemente la exigencia de visado a los ciudadanos europeos, siguiendo un política de reciprocidad. Lo que subyace detrás de esta petición es una maniobra de gran alcance sobre los ciudadanos de Ceuta y Melilla, que. hipotéticamente, tendrían que pedir visado para pasar al país vecino en unas poblaciones en las que no existen consulados de Marruecos.

Oficielmente, su demanda surge como respuesta a la reiterada negativa de los consulados de la Unión Europea a conceder visados a ciudadanos marroquíes, una situación que ha generado un fuerte descontento entre la población y la clase política del país.

Se trata de un movimiento que supondría una postura más firme en la política exterior marroquí respecto a las ciudadees autónomas, como ha defendida el activista político y de derechos humanos Said Chramti. Ha abogado constantemente por la aplicación del principio de reciprocidad con los ciudadanos europeos, incluyendo la imposición de visados para su entrada a Marruecos.

De hecho, Chramti reconoce que esta medida serviría como una herramienta legal y soberana para ejercer presión sobre Ceuta y Melilla, territorios cuya soberanía Marruecos no reconoce y donde no existe representación consular marroquí. Desde su perspectiva, la imposición de visados a los europeos contribuiría a rodear ambas ciudades de un "cerco legal y soberano", restringiendo su conexión con el territorio marroquí.

De aplicarse esta medida, los ciudadanos europeos que deseen ingresar a Marruecos tendrían que solicitar visados, lo que alteraría significativamente las relaciones de movilidad entre ambas regiones. Además, tendría un impacto directo en Ceuta y Melilla, cuya economía y vida cotidiana dependen en gran medida de los intercambios con Marruecos.

Este debate, según Chramti, subraya la creciente determinación de Marruecos en la defensa de sus intereses nacionales y en la búsqueda de una relación más equilibrada con sus socios europeos.