Conflicto

La «pedagogía» de Sánchez sobre el cupo solivianta a los barones

Crece el malestar por la justificación del pacto catalán. Lambán lo considera un «insulto a la inteligencia» y en Castilla-La Mancha se revuelven: «Nos toman por tontos»

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE en Ferraz. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.02 09 2024
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside la reunión de la Comisión EjeAlberto R. RoldánFotógrafos

36 días después de que el PSC y ERC pactaran materializar la financiación singular para Cataluña a cambio de hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa el desconcierto dentro del socialismo sigue siendo total. La falta de explicaciones sobre los términos concretos del acuerdo ha generado un profundo malestar –larvado durante todo el mes de agosto– y que amenaza con explotar el próximo sábado en el Comité Federal. Tras semanas de ausencia, esperando a que amainara el temporal de forma espontánea, y viendo que esta cuestión sigue acaparando foco en el inicio del curso político, Pedro Sánchez ha dado la orden a los suyos de que desplieguen todos sus esfuerzos de «pedagogía» para intentar vencer las resistencias que existen en el seno del PSOE. Esta mañana, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, hará lo propio en una comparecencia en el Senado. No acude voluntariamente, a petición propia, sino forzada por la mayoría absoluta del PP en la Cámara alta, tras lograr sortear –gracias a sus socios parlamentarios– una petición con el mismo objeto en el Congreso de los Diputados.

Varios son los dirigentes consultados que esperan a las explicaciones que dé la que también es su vicesecretaria general. En el PSOE existe un evidente distanciamiento de la dirección en esta cuestión. Primero, porque no se comparte el trato desigual a Cataluña en un asunto tan sensible como el de la financiación autonómica. Mucho más dañino que lo que, en su día, fue la amnistía. En segundo término, porque esta cuestión está generando un profundo desgaste para el partido.

Los dirigentes consultados reconocen que, aunque entendieran la decisión, no cuentan con armas ni argumentos discursivos para rebatir y defenderse de los ataques del PP. «No hay defensa posible», lamentan. Hasta ahora, las explicaciones de Montero han sido paupérrimas. Se ha limitado a negar que lo firmado sea un concierto económico, pese a que la literalidad del acuerdo –aunque obvie esta denominación– consiste precisamente en esto mismo. Por ello, además del PSOE, hoy también estarán muy atentos en el independentismo a las declaraciones de la ministra de Hacienda. Junts ya apoyó su comparecencia en el Congreso, aunque su voto fuera intrascendente para sacarla adelante, y ERC reaccionó airadamente a su negativa a avalar el concierto, condicionando su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado a que se cumpla lo pactado.

Pese a la encomienda «pedagógica» de Sánchez a los suyos, lo cierto es que los primeros pasos que se han dado en esta línea se han demostrado contraproducentes. La actitud desplegada desde la dirección ha sido ciertamente desafiante con los territorios discrepantes, retando a explicar su disconformidad en el Comité Federal del próximo sábado o emplazando a «tener agallas» para presentar sus propias propuestas de financiación. Tampoco la clave más conciliadora del discurso ha contribuido a templar los ánimos. El hecho de que la portavoz socialista, Esther Peña, comparase el estatus del que se quiere dotar a Cataluña con el de otras regiones como Teruel ha soliviantado a un, ya de por sí, molesto Javier Lambán. El secretario general de Aragón, cuya Ejecutiva ya se opuso rotundamente y por unanimidad al acuerdo entre ERC y el PSC, respondió ayer a Ferraz que es «un insulto a la inteligencia» asimilar la financiación singular de Cataluña con las ayudas al coste de funcionamiento de las provincias despobladas.

Por su parte, desde Castilla-La Mancha también mostraron su indignación. «Nos quieren tomar por tontos», aseguró, Juan Alfonso Ruiz Molina, consejero de Hacienda, Administraciones Públicas y Transformación Digital del Gobierno de Emiliano García-Page. Desde esta federación se pide a Ferraz «mayor seriedad» en este debate. «Decir que Soria, Teruel y Cuenca tienen un sistema singular de financiación, desde luego es insultar no solamente a esas tres provincias, sino a todos aquellos que estamos peleando por tener un sistema de financiación que permita la igualdad de los ciudadanos», agregó.

Más allá de acrecentar el resquemor en algunas federaciones socialistas, los argumentos que esgrime el partido no cuentan ni siquiera con unidad de criterio por parte de sus altavoces oficiales. En las ruedas de prensa simultáneas que se celebraron ayer desde Moncloa y el Congreso, se dio la contradicción de que mientras la portavoz gubernamental avalaba la comparación, al mismo tiempo el portavoz parlamentario la rechazaba. Pilar Alegría aseguró que «siempre hemos trabajado teniendo ese respeto y teniendo muy en cuenta las singularidades de todos los territorios, en el caso de Cataluña, pero también en Baleares, Canarias o también esas singularidades fiscales para Teruel, Soria y Cuenca». Patxi López, por su parte, señaló que «no tiene nada que ver», porque en el caso catalán se trata de «financiación autonómica» mientras que Cuenca o Teruel son «provincias».

Con este clima, el partido encara el próximo sábado la reunión de un Comité Federal que se antoja menos pacífico de lo que viene siendo habitual, varios son los dirigentes críticos que ya han avanzado que tienen previsto acudir para exponer su posición y pedir explicaciones a la dirección. En Ferraz esperan «disensiones», algo que hace tiempo que no se produce en este tipo de cónclaves.