Elecciones generales
El Gobierno amaga con elecciones el 15 de abril para presionar a los soberanistas
Moncloa filtra y desmiente una convocatoria inminente para granjearse el apoyo de ERC y el PDeCAT en los Presupuestos
Se deslizó a Efe de manera interesada el 14 de abril, onomástica de La República y, para más inri, Domingo de Ramos, pistoletazo de salida de la Semana Santa en España, eventualidad que promovería la desmovilización.
“El Gobierno va a poner todo su esfuerzo en aprobar los Presupuestos”. Esta declaración de intenciones de la vicepresidenta Carmen Calvo en la comparecencia en la que dio por paralizadas las conversaciones con la Generalitat tuvo ayer su máximo exponente, clarificando por dónde va a ir la estrategia del Ejecutivo en las próximas 48 horas. La ya anunciada advertencia de que sin cuentas se convocarán elecciones se concretó en una fecha.
Se deslizó a Efe de manera interesada el 14 de abril, onomástica de La República y, para más inri, Domingo de Ramos -pistoletazo de salida de la Semana Santa en España-. Una eventualidad que promovería la desmovilización y que tradicionalmente se ha evitado a la hora de fijar las urnas. La fecha obligaría también a suspender el juicio del “procés”. Además, los 54 días que median entre la celebración de los comicios y la disolución de las Cortes, ubican la decisión en el próximo 19 de febrero, día en que se lanza el libro “Manual de resistencia” de Pedro Sánchez. Toda una contradicción.
En cualquier caso, esta decisión estaría ligada a la devolución de los Presupuestos el miércoles en el Congreso. Y por ser tan obvia la relación, resulta tan burda la estrategia. Fuentes del Gobierno desmintieron a LA RAZÓN que se esté barajando en concreto una fecha, porque “ni siquiera está clara la convocatoria de elecciones”. “Y menos a la velocidad que avanzan los acontecimientos”, apuntan. En Moncloa, no obstante, asumen que “todos los escenarios están abiertos” y que si bien la facultad de convocar le corresponde en exclusiva al presidente, esta decisión se tomará “cuando se haga imposible la gobernabilidad”. Aunque los independentistas tumben el miércoles las cuentas, el Ejecutivo piensa que podrá contar con su apoyo para seguir legislando a través de reales decretos. Nadie niega, sin embargo, que lo que ocurra el miércoles en el Congreso marcará la agenda de Sánchez.
El último órgado al soberanismo con la convocatoria de las elecciones se suma a la foto de Colón de “las tres derechas”. Aunque en Moncloa se sostiene que fue “un fracaso de convocatoria”, se utiliza la manifestación del domingo para movilizar a sus bases y presionar al soberanismo con un futuro de incertidumbre ante la eventualidad de que PP, Ciudadanos y Voz pudieran exportar su pacto andaluz a toda España. El propio Pedro Sánchez utilizó ayer su cuenta de Twitter para analizar el contexto político y lanzar un mensaje en dos direcciones. “La política hace extraños compañeros de cama. El independentismo votará en contra de unos presupuestos sociales buenos para Cataluña, y las derechas en contra de unos presupuestos sociales buenos para España. ¿No será que viven mejor en la confrontación que en las soluciones?”, escribió.
“El presidente y todo el Gobierno están concentrados en este momento en la defensa del proyecto de Presupuestos Generales del Estado”, señalan fuentes de Moncloa. En concreto, hoy Sánchez tiene la agenda despejada para centrarse en esta negociación, aunque asistirá a la defensa que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, realizará del proyecto en el Congreso de los Diputados.
Los independentistas de ERC ya le advirtieron al Gobierno que no juegue con la convocatoria de elecciones, porque no retirarán la enmienda a la totalidad en ese contexto. Los soberanistas demandan más gestos en una negociación que ha permanecido parada durante todo el fin de semana desde que el viernes se oficializara el fracaso de la “operación diálogo”.
Para contrarrestar la mala jugada, Moncloa filtró que el próximo viernes el Consejo de Ministros aprobará el último trámite para la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Con este movimiento, el Ejecutivo lograría encarrillar la que se concibe como su medida estrella de la legislatura a tiempo para unas elecciones anticipadas o como seña de identidad de lo que el Gobierno es capaz de acometer, si sus socios le mantienen en el poder.
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