Inmigración
De la peligrosa canaria a los tradicionales saltos a la valla: así son las rutas migratorias hacia España
Los flujos migratorios fluctúan en función del incremento o descenso de la vigilancia en los puntos de destino
El fenómeno migratorio no es algo coyuntural o una novedad de las sociedades contemporáneas. España es tradicionalmente un país de destino de los distintos flujos migratorios africanos para llegar a Europa. Cuando una vía se cierra, se abre otra. Es, precisamente, el aumento de la vigilancia y el control sobre algunos puntos lo que interfiere en que crezcan o disminuyan las entradas irregulares en según qué punto.
A día de hoy, las Islas Canarias y Ceuta son el epicentro de la inmigración irregular. El motivo que explicaría las actuales cifras, que en Canarias ya superan el récord de la conocida como «crisis de los cayucos» de 2006, es la crisis en el Sahel. Una inestabilidad que recogió el Informe Anual de Seguridad Nacional en su memoria el pasado mes de marzo. En ese documento se advirtió de que «la situación en el Sahel constituye una amenaza para España». «En el Sahel occidental, la sucesión de golpes de Estado y los graves conflictos por los que atraviesan los países de la región están provocando una crisis multidimensional con efectos potenciales para la seguridad del flanco sur», insistía el informe. Esos efectos se traducen en dos problemas que principalmente pueden afectar al país: la inmigración y el terrorismo. La consecuencia más inmediata de esta inestabilidad en el Sahel afecta, sobre todo, a las Islas Canarias y se traduce en la llegada de migrantes. En la segunda quincena de agosto llegaron a las islas 3.220 personas, a una media de más de doscientos inmigrantes al día, según el último balance del Ministerio del Interior. En lo que llevamos de año han entrado de manera irregular por esta peligrosa ruta 25.524 personas, un 123% más que el pasado año.
A día de hoy, por lo tanto, la ruta canaria o atlántica es la que soporta una mayor presión. Esta ruta cobra relevancia desde 2018, reviviendo una realidad similar a la conocida en 2006. Pese a que es la que mayor mortalidad presenta, es cada vez más transitada: las personas asumen su peligrosidad ante la militarización de las rutas mediterráneas. Hay quienes navegan desde las playas de Tan-tan y Tarfaya, mientras que otros se embarcan en una travesía continental desde Mauritania, Senegal o incluso Gambia. Los inmigrantes se echan al mar pese al peligro de perder el rumbo, las dificultades meteorológicas o las largas travesías, a los que se suman las precarias embarcaciones. Entre enero y mayo de 2024, 4.808 inmigrantes han perdido la vida intentando llegar a las costas españolas en pateras y cayucos, lo que equivale a casi 32 muertes diarias o una cada 45 minutos, según el informe de Caminando Fronteras.
Las entradas terrestres a través de Ceuta y Melilla son los tradicionales saltos a la valla. Se trata de barreras físicas situada en los límites de las ciudades autónomas con Marruecos, en el norte de África. A lo largo de los años han experimentado varias modificaciones que, en parte, respondían al aumento de la peripecia de los inmigrantes ilegales para franquearla de manera cada vez más violenta y con un mayor de personas implicadas. Mientras caen los intentos de salto a la valla, están aumentando las llegadas a nado. Este tipo de incursiones terrestres son extremadamente peligrosas tanto para quienes tratan de llegar como para las autoridades. Al producirse de noche y sin suficiente visibilidad, los rescates ponen a prueba a los agentes, que escuchan gritos y el chapoteo sobre el agua, sin apenas distinguir nada. Además, muchos de quienes intentan cruzar por esta vía tienen pocos conocimientos de natación, de ahí que muchos pierdan la vida en su intento de alcanzar la costa. En lo que va de año se han encontrado varios cadáveres.
Otra de las rutas que está desbordada es la conocida como argelina. Los principales puntos de salida hacia Murcia son Orán y Mostaganem. Tipazza o Chlef suelen embarcarse hacia Alicante. Y las pateras que parten de la capital Argel o Boumerdes, más al norte, acostumbra intentar llegar a Baleares. A diferencia de la ruta canaria, ha sido menos visible. Sin embargo, el aumento de la presión migratoria desde Argelia podría hacer que esta ruta se convierta en una preocupación mayor para las autoridades españolas. Los migrantes argelinos, conocidos como harragas, suelen pagar entre 3.000 y 4.000 euros por embarcarse en barcos más rápidos que las pateras.
Por último, otra de las rutas es la que discurre por el Estrecho. En los últimos años se está recurriendo a motos de agua o lanchas motorizadas para atravesar los 14 kilómetros que separan España de Marruecos y repartir a los inmigrantes que transportan por diferentes puntos costeros, aunque sean de difícil acceso .
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