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Rajoy pide a García-Escudero «limpiar» el PP de Cifuentes

Con la interinidad de Garrido, que defendía Cospedal, se deja vía libre para elegir cabeza de lista en 2019 y encarga que se incorporen al partido en Madrid «fichajes» como Pablo Casado

Pío García Escudero, en una imagen de archivo/A. R. Roldán
Pío García Escudero, en una imagen de archivo/A. R. Roldánlarazon

Con la interinidad de Garrido, que defendía Cospedal, se deja vía libre para elegir cabeza de lista en 2019 y encarga que se incorporen al partido en Madrid «fichajes» como Pablo Casado-

La salida a la crisis en el PP de Madrid ha sido la más previsible que se podía esperar de Mariano Rajoy. El presidente del PP ha optado por la solución de ganar tiempo, dejarse todas las puertas abiertas para los futuros candidatos a la Presidencia y a la Alcaldía madrileña, que es donde se la va a jugar, y, al mismo tiempo, intentar frenar las luchas cainitas dentro de la organización regional.

Por eso opta por la solución neutra de encargar a Pío García Escudero, presidente del Senado, la intervención de la estructura dominada hasta ahora por Cristina Cifuentes. A la vez que mantiene la situación de interinidad de Ángel Garrido, ex número dos de Cifuentes, al frente del Gobierno regional durante los meses que quedan hasta que se celebren las elecciones de la primavera de 2019.

Garrido, ex consejero de Presidencia, no era la opción preferida por la dirección nacional. Al contrario, una de sus primeras decisiones, tras la dimisión de Cifuentes, fue responder a la crisis con la toma del control total del PP madrileño y del Ejecutivo regional, y buscar, por tanto, un candidato a la investidura que no fuese del equipo de la ya ex presidenta. Sin embargo, con los días Génova ha matizado esta postura inicial por varios motivos: la falta de banquillo, la disposición a someterse a la disciplina de partido del propio Garrido, y también han valorado dar una salida «honorable» a Cifuentes y a la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Esta última se alineó del lado de Cifuentes en la crisis por las irregularidades en el máster que le concedió la Universidad Rey Juan Carlos. Y en el partido también han interpretado que Cospedal era partidaria de dar continuidad al equipo de Cifuentes de la mano de Garrido, frente al criterio de otra parte de la cúpula popular.

Es previsible que Garrido mantenga básicamente al Gobierno y a los equipos de las consejerías. Mientras que su relevo hubiera intentado propiciar más cambios para limpiar la Real Casa de Correos de «cienfuencistas». Ahí puede haber continuidad, pero no la habrá en la organización regional.

El PP de Madrid es hoy un partido dividido entre los restos de Esperanza Aguirre y los afines a Cifuentes. Carga, además, con el desgaste de los casos de corrupción de la etapa anterior y de cómo han gestionado la crisis del máster. Hay desconfianza dentro de la estructura orgánica y miedo real al hipotético escenario de que no mantengan el poder en las elecciones del año que viene, lo que sería un «golpe» para el PP con lectura nacional por el valor simbólico de la capital.

Sobre este terreno tan minado Rajoy ha optado por la vía que entiende más segura para tomar el control del partido regional sin inclinar la balanza del lado de ninguna de las partes enfrentadas. Por eso su opción ha sido recurrir de nuevo a García Escudero, veterano hombre del aparato del partido y de la confianza absoluta del presidente del Gobierno. Ha dirigido varias campañas municipales y, asimismo, conoce perfectamente los entresijos del PP regional, porque ya ejerció su presidencia del 93 al 2004. A él le hacen el encargo de desmantelar la estructura orgánica de Cifuentes y activar un proceso que culminará con el cambio de sus principales dirigentes. En esa nueva dirección es previsible que entren en juego «fichajes» como el del actual vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado. Su nombre está en las «quinielas» para la Alcaldía madrileña.

La dirección nacional ha evitado al final la vía de la «gestora» por las connotaciones más negativas de esta palabra, que refuerza en el imaginario la sensación de inestabilidad y descomposición. Pero es una intervención en toda regla por la vía rápida de sustituir a sus dirigentes actuales sin tener que disolver al partido. García Escudero y otro hombre de Génova, Juan Carlos Vera, serán incluso oficialmente los encargados de preparar las listas de las elecciones municipales y autonómicas del año que viene. Es decir, Rajoy.

En 2017 Cifuentes fue elegida como presidenta del PP de Madrid tras más de un año como presidenta de una gestora después de la dimisión de Aguirre por los casos de corrupción que habían afectado a la formación. Entonces, ella nombró a Ángel Garrido como secretario general del PP madrileño y a Jaime González Taboada como coordinador general.