Tras los acuerdos con el PSOE
El plan de Bildu: afianzar el apoyo social navarro a la anexión al País Vasco
Usarán su poder institucional para financiar campañas y trabajar por el reconocimiento oficial del euskera
El pacto del PSOE con Bildu en Navarra, en la Presidencia de la comunidad foral y en el ayuntamiento, despeja el camino a la izquierda abertzale para avanzar en la construcción de una realidad social que tiene como meta el referéndum de adhesión de Navarra al País Vasco, con el reconocimiento previo del euskera como lengua oficial. La dirección de Bildu no hace proclamas en las redes sociales y también se guarda de los aspavientos en público para destacar su entusiasmo por cómo avanza su proyecto, pero por el camino de ir socavando las línea rojas de los socialistas están avanzando pasos de gigante hacia el que han sido su gran objetivo político, el mito independentista de Euskal Herria. Todo su poder institucional lo pondrán al servicio de esta causa, que ha estado en la mesa de negociación, y su intención es multiplicar la financiación de las campañas dirigidas a que cada vez haya más sentimiento independentista en la sociedad navarra.
El pacto con el PSN para que María Chivite siguiera al frente de la Presidencia foral, gracias a la abstención de los diputados abertzales, enlaza con lo que ayer se vivió en el Ayuntamiento de Pamplona, donde Bildu recuperó el bastón de mando gracias también a los votos socialistas. En esta nueva Legislatura autonómica y municipal, Bildu tiene en su mano los resortes necesarios para avanzar en su plan independentista, arrebatándole esa bandera al PNV, aunque en Madrid se haya vestido con los ropajes «progresistas» que tanto ensalza Moncloa. No se puede pasar por alto que Pamplona, Iruña, en vasco, es la capital de la Euskal Herria del independentismo vasco.
Chivite sabe que en la negociación de su investidura tanto la consulta como el reconocimiento del euskera como lengua oficial sobrevolaron las conversaciones. Bildu no hace ruido en público, pero no se anda por las ramas en la mesa de negociación: ETA se fundó para que Navarra acabara cediendo ante la Euskal Herria inventada por el independentismo vasco, y hasta ahora jamás ese independentismo, de la mano de Bildu, había tenido tanta capacidad de decisión y de intervención en la orientación ideológica de la sociedad.
La ofensiva para la anexión de Navarra al País Vasco está ya en marcha, aunque no sea un objetivo de hoy para mañana. El ordenamiento jurídico español prevé dicha posibilidad. La disposición transitoria cuarta de la Constitución española establece el procedimiento para una hipotética adhesión a través de un referéndum que, tras ser aprobado por el órgano foral competente, sea expresamente convocado al efecto. Es un caso excepcional porque el artículo 145.1 de la Carta Magna prohíbe expresamente la federación de comunidades autónomas.
Además, la disposición adicional segunda del Amejoramiento del Fuero de Navarra establece que es el Parlamento navarro quien tiene la potestad para activar esta vía. Y el artículo 2 del Estatuto de Gernika también abre la puerta a Navarra a formar parte de la comunidad autónoma del País Vasco.
La socialista Chivite se apoya en EH Bildu en el Parlamento navarro, el órgano foral competente para poner en marcha el referéndum, con la marca Contigo-Zurekin (Podemos-IU ) como tercera pata del tripartito. Chivite está colaborando en favorecer el blanqueamiento de la izquierda abertzale, cada vez más fuerte a nivel institucional y también con más «pegada» en determinados ámbitos institucionales. Para Bildu, este trabajo de expansión social es fundamental para llevar a término con éxito el referéndum de anexión. Sus portavoces en navarra no ocultan que su interés principal no está en las medidas económicas o de carácter social, sino «en el debate territorial y en el derecho de autodeterminación de las naciones sin Estado, como Cataluña y Euskal Herria».
Bildu ha dado con la llave para conseguir que el PSOE colabore en su «normalización» política gracias a la debilidad electoral socialista y gracias también a su capacidad camaleónica para adaptarse al ambiente de Madrid, con un perfil más de partido de izquierdas que independentista. Su agenda en el Congreso de los Diputados entra en disputa con el PNV para competir con este partido en conseguir beneficios para Euskadi, con el matiz de que ellos se apuntan los tantos más sociales, con la colaboración de Moncloa, mientras que el PNV es el partido que pelea en solitario por los intereses de la empresa y la industria vasca.
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