Crisis
Podemos pierde el control incluso de su núcleo duro
Les sorprendió la abrupta salida de Lilith Verstrynge
Podemos ha perdido el control hasta de su propio núcleo duro. A quienes reconocía como fieles y sin sospecha de que pudiesen abandonar la formación, hoy han emprendido ese camino ya nutrido por dimisiones a finales de año, justo en un momento de máxima debilidad interna en medio de su lucha encarnada con Sumar por el espacio hegemónico de la izquierda alternativa.
La salida de su número tres, la secretaria de Organización y diputada, Lilith Verstrynge desconcertó a la ejecutiva morada. En el partido aseguran que no existían diferencias en la hoja de ruta estratégica política –en relación a la ruptura con Sumar y diferenciación total en el Congreso de los Diputados– y, que tampoco había disputas sobre la decisión de presentarse por separado a las elecciones europeas con la candidatura de Irene Montero. De hecho, al cierre de esta edición, no ha habido interlocución entre la cúpula de Podemos y la exnúmero tres desde que el viernes anunciara en sus redes sociales su decisión de abandonar Podemos y su cargo como diputada. «No la esperábamos y nos cogió de improvisto. Ha sido una decisión personal suya», es la reacción que ofrece en público el partido, en boca de Pablo Fernández. El partido evitó ofrecer detalles sobre su salida y conminó a la exdirigente a dar explicaciones. «Tiene que ser ella quien lo explique», aseguró.
A partir de ese trance, la dirección morada reaccionó de inmediato a la nueva dimisión que evidencia la crisis que atraviesa la formación después de que a finales de año hasta seis dirigentes importantes abandonaran el partido entre críticas a la dirección por su guerra con la líder de Sumar, Yolanda Díaz. El partido ha tratado de pasar página de inmediato nombrando como sustituto de Verstrynge al coportavoz morado, Pablo Fernández, también líder del partido en Castilla y León. Una decisión que aceptó ayer el Consejo Ciudadano Estatal de la formación a propuesta de la secretaria general, Ione Belarra. Desde el nacimiento de Podemos, el cargo de secretaría de Organización ha pasado por hasta cuatro dirigentes diferentes en tan solo diez años.
El partido buscó tapar la crisis asegurando que su salida tenía que ver con el estado de salud de la exdiputada. «Ahora lo fundamental es que te cuides y que estés bien. Podemos siempre será tu casa», aseguraba la número dos de Belarra, Irene Montero el pasado viernes. El partido, además, quiso poner en valor el trabajo de la exsecretaria de Organización en su cargo, sobre todo, en el momento más tenso de las negociaciones con Sumar, cuando ambos partidos negociaron la coalición electoral para las elecciones generales del 23 de julio."Verstrynge ha estado al frente de las negociaciones con Sumar, una tarea muy exigente que ha desarrollado en condiciones muy difíciles", aseguraban fuentes del partido.
Un relato que, sin embargo, no coincide con la realidad, según explican en el entorno hoy alejado de Podemos a este diario. Se aporta desde algunos sectores, que el núcleo duro del partido había «perdido la confianza» en Verstrynge en medio de las negociaciones con Sumar para la coalición electoral de las pasadas elecciones generales. Otras fuentes aseguraban que la decisión de la exsecretaria de Organización llegaba después de comprobar que no tenía poder ante el núcleo duro morado.
La decisión de Verstrynge dejaba, de facto, a Podemos sin un escaño en el Congreso dentro del Grupo Mixto. Un acta que recuperará hoy mismo Sumar, que pasará a tener 27 diputados. Una perdida de influencia para los de Ione Belarra que, sin embargo, en el partido niegan. «Seguimos siendo decisivos en el Parlamento», zanjan.
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