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Elecciones autonómicas

Podemos pone rumbo a la «transversalidad»

Podemos pone rumbo a la «transversalidad»
Podemos pone rumbo a la «transversalidad»larazon

Tras el relativo «fiasco» de las andaluzas, la prioridad en Podemos es moderar el discurso y huir de la zona donde le sitúan todas las encuestas: la extrema izquierda

«Hay medidas que se pueden tomar sin coste y que mejorarán las condiciones de vida de la gente». Son palabras recientes de Pablo Echenique, candidato de Podemos a la presidencia de la Diputación General de Aragón en la autonómicas del 24 de mayo. Son palabras que, además, ejemplifican a la perfección el nuevo tono que el partido adoptará durante la campaña electoral. De el discurso incendiario y las proclamas populistas propias de un partido protesta de manual, se tenderá a evolucionar a un discurso más centrado y basado en propuestas concretas facilmente «encapsulables» en un «twitt» de 140 caracteres. De la retórica de extrema izquierda y las alabanzas a la Venezuela bolivariana a un discurso concentrado en atraer a los desencantados del bipartidismo, tanto de derechas como de izquierdas, que han proliferado durante una crisis cuyas secuelas aun sufre buena parte de la población.

En Podemos se ha asumido que la estrategia «dura» para irrumpir en el panorama político español ha de ser sustituida por una estudiada transversalidad que tranforme a la formación en un partido «ni de izquierdas ni de derechas».

Esta es la principal lección que ha sacado el partido de las autonómicas andaluzas. Según fuentes del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, aunque la valoración de los resultados en Andalucía, de puertas afuera, ha sido positiva, internamente se achaca el relativo «fiasco» a que el partido ejecutó una campaña «demasiado de izquierdas» que propició que se identificara a Podemos como «una especie de Izquierda Unida versión 2.0». La percepción del partido, y en esto las encuestas son unánimes, sitúan a Podemos en el extremo izquierdo del abanico político, sólo superada por Amaiur.

Este es precisamente uno de los argumentos que el Partido Popular repetirá previsiblemente durante la campaña electoral: Podemos como una amenaza seria al régimen de libertades emanado de la Transición. La candidata a la alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, elaboró esta idea ayer precisamente, en una entrevista concedida a Efe: «Habrá democracia y habrá votaciones, pero ya no será libre», opinó Aguirre sobre una hipotética España gobernada por la formación de Pablo Iglesias. «No habrá justicia independiente, no habrá medios de comunicación plurales... Todo eso que han anunciado y han hecho en Venezuela, Bolivia y Ecuador», subrayó Aguirre poco después de asegurar que una de las razones que le convencieron de volver a la primera línea de la política fue precisamente ayudar a frenar el ascenso de Podemos. Y en contrarestar esta percepción –que las relaciones del número dos del partido con Venzuela y otros países de la ALBA no ha ayudado precisamente a atenuar– se centrarán buena parte de los esfuerzos de Podemos en la inminente campaña electoral de las autonómicas.

Aunque Podemos triplicó votos en las recientes elecciones en Andalucía y, presentándose por primera vez, logró 15 escaños, el verdadero triunfador de la noche (además de Susana Díaz) fue Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Desde determinada óptica, este partido ha «robado la cartera» a Podemos, capitalizando de manera más hábil las ansías de regeneración democrática que actualmente existen en buena parte del electorado. Este es un puntal fundamental del discurso de Podemos desde su fundación y los de Rivera parecen haber tomado la delantera a los de Iglesias en este frente de batalla. Aunque desde Podemos se insiste en que el «único contrincante» es el Partido Popular, lo cierto es que Ciudadanos, con un programa más moderado y unas formas más melífluas, ha «taponado» el avance del partido de Iglesias en un sector del electorado crucial, el centro derecha, para que Podemos consume su proyectada metamorfosis desde el partido propuesta a un partido con opciones realistas de tomar la Moncloa.

El «otro Pablo» de Podemos, Echenique, por su talante y habilidad política, parace uno de los líderes del partido mejor situado para cristalizar esta transformación del partido desde la extrema izquierda a la ansiada transversalidad. Muestra de ello son unas recientes palabras suyas en las que, justificando la decisión de presentarse en solitario a las autonómicas en Aragón, describía de manera muy ilustrativa su manera de entender el partido: «Podemos es en la mente y en los corazones de muchos –de la mayoría, nos atrevemos a afirmar– la herramienta que ilusiona, la política joven y honesta, la formación del desborde y la renovación. Para cada día más gente, Podemos es el nombre del cambio». Ilusión, juventud, honestidad, renovación y cambio: sobre estas ideas pivotará el mensaje con el que Podemos quiere ampliar su horizante electoral y legar a noviembre como una alternativa real de gobierno frente al bipartidismo.