Elecciones generales
PP: Rajoy confía en remontar si no forma gobierno
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, dedicará las próximas semanas a mantener la presión sobre los socialistas para que no bloqueen su investidura y permitan que se ponga en marcha un nuevo Ejecutivo. Su mensaje no se saldrá del guión de que por encima de los intereses de partido tiene que estar el interés general, y de la oferta de una negociación generosa en la que los socialistas y Ciudadanos se impliquen en el nuevo Gobierno y en su programa. Es su única salida, a sabiendas de que lo tiene muy difícil y de que el éxito de su objetivo, gobernar en minoría, depende única y exclusivamente del cálculo en clave de partido que hagan los socialistas. Hay quien dentro de las filas populares está recordando el largo proceso que acompañó la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía y cómo entonces el PP entendía que votar una opción distinta al «no» era pedirle que se suicidara políticamente cuando su papel no podía ser otro que el de principal alternativa a un Gobierno socialista. Es decir, los populares son conscientes de la dificultad interna para el PSOE de administrar la abstención, aunque un Gobierno de la nación no sea comparable con uno autonómico, ni tampoco la presión de la estabilidad y de la gobernabilidad. Pese al escenario en contra, Rajoy se mantendrá firme en la demanda a los partidos para que busquen puntos de encuentro y dejen gobernar a la lista más votada con el compromiso de presidir un Gobierno de diálogo.
La primera prueba es la constitución de las Cortes y la elección del presidente del Congreso y de la nueva mesa de la Cámara. En el PP no manejan quinielas sobre quién puede asumir ser el candidato a ese puesto. Están bastante perdidos sobre la opción que puede estar considerando Rajoy. «Para presentarse para ganar hay muchos candidatos, presentarse para perder es otra cosa. Y todo depende de cómo evolucione la negociación con el PSOE», advierten. Aunque la situación es compleja, Rajoy tiene la ventaja de la calma interna en su partido. Sabe que si fracasa en formar Gobierno, ahora o después de unas nuevas elecciones, la calma se convertirá en tormenta. Hasta entonces tiene manos libres para administrar estos resultados y para presentarse a la sesión de investidura, aun sin la abstención socialista, con la fuerza de que, si no hay nuevo Ejecutivo, él volverá a ser el candidato de su partido.
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