Gobierno de España

PP y Cs ven una "broma"las presiones desde La Moncloa

Casado y Rivera coinciden en su análisis con Iglesias: «El único que tiene algo tangible que perder es Pedro Sánchez». Reiteran que el «no» es inamovible.

Casado y García Egea, en la reunión de la dirección del PP
Casado y García Egea, en la reunión de la dirección del PPlarazon

Casado y Rivera coinciden en su análisis con Iglesias: «El único que tiene algo tangible que perder es Pedro Sánchez». Reiteran que el «no» es inamovible.

La presión de Pedro Sánchez sobre PP y Ciudadanos (Cs) para que le faciliten la investidura crece exponencialmente, pero todo indica que de la misma manera va a aumentar la resistencia de estos dos partidos a ceder en su «no». En Moncloa no han calculado bien ni la cerrazón de Pablo Iglesias sobre la exigencia de apoyo a cambio de presencia en el Gobierno, ni tampoco que Pablo Casado y Albert Rivera iban a coincidir, sin matices, con Iglesias en una misma tesis: la de que por más que Moncloa airee su «propaganda», de haber de nuevo elecciones «quien más tiene que perder es Pedro Sánchez».

Sobre este apriorismo no hay ninguna duda ni en el PP ni en Ciudadanos. Ni, por lo que parece, tampoco en Pablo Iglesias. La oposición a Sánchez por la derecha comparte con su teórico socio prioritario el análisis de que por mucho que puedan caer en voto en unas nuevas elecciones, el único que de verdad tiene algo tangible que perder, nada menos que la Presidencia del Gobierno, es el PSOE.

El argumentario que Moncloa lleva difundiendo desde la noche electoral está condenado al fracaso salvo circunstancias tan excepcionales como para pensar en un escenario en el que alguno de los partidos constitucionalistas, o los dos, pusieran como precio una exigencia también tan excepcional como la aplicación de nuevo del artículo 155 en Cataluña. Así, esta tesis última que difunden desde Moncloa sobre que en septiembre la sentencia del «procés» dará a Sánchez la abstención del PP y Ciudadanos, por razón de Estado, tampoco hace mella en las dos formaciones señaladas. En el Gobierno en funciones deberían tener claro que la presión que están colocando sobre PP y Cs se puede volver contra ellos ya que el precio de estos dos partidos para la abstención requerida, y solo posible ante una situación extrema en la que quepa invocar de verdad la razón de Estado, sería la intervención de nuevo de la Generalitat.

Por más que el presidente del Gobierno en funciones intente borrar de dónde viene y su gestión tras la moción de censura, PP y Ciudadanos no pueden comprar sin más el producto del nuevo Sánchez «centrista» porque es tanto como enmendar de cabo a cabo el núcleo de su estrategia política del último año. El borrón y cuenta nueva «no es posible» antes de unas nuevas elecciones, y habría que ver si después de otros comicios generales Cs es capaz de rectificar su «no es no», como dicen confiar en Moncloa.

Todos los argumentos del Gobierno en funciones chocan con la realidad en la que hacen sus cálculos PP y Cs. No hay margen para pactar ningún programa de gobierno con el PSOE, como hizo Cs con PSOE y con PP después de las elecciones de 2015. Ni tampoco para una abstención que les haga cómplices de la puesta en marcha de un Gobierno que en el día a día tendrá que apoyarse en sus políticas en Podemos y en ERC y PNV.

Además, PP y Cs están en una competencia en la oposición que les ata también en su postura respecto a la investidura de Sánchez. Albert Rivera se ha anulado el margen con el que jugó en las pasadas elecciones, y ahora en los «cuarteles generales» de los dos partidos coinciden en que un paso en falso les puede salir «muy caro» porque puede «anularles» frente a su adversario dentro del bloque de derechas.

Los cálculos de Moncloa fallan en la medición de los efectos de la debilidad de Iglesias. Pero también al no tener en cuenta lo que en Génova y en la dirección de Cs piensan sobre lo que quieren sus votantes. Además, la evolución del pulso entre el PSOE y Podemos ha corregido impresiones iniciales y ha asentado la idea de que Iglesias está decidido a no ceder: o ministro o elecciones. Entre tener 42 o 32 escaños hay poca diferencia para Iglesias, y, en todo caso, Sánchez seguirá dependiendo de él para gobernar, analizan en el PP.

«Cuando lo tienes todo perdido, no hay amenaza que pueda hacer efecto. Ni la de las elecciones ni la que ahora pregonan en Moncloa sobre el futuro partido de Errejón. Iglesias sabe que, si el voto de izquierdas se fractura en tres, él puede perder mucho, pero Sánchez debería saber que puede quedarse sin el Gobierno. Nosotros estamos fuera del gobierno por la división en tres siglas».

Las llamadas de empresarios y de otros «núcleos» de poder empezaron hace tiempo. Pero PP y Cs sostienen que si el Rey vuelve a citarles, irán con su «no».