Elecciones generales

Prohibido confundir centro con vacío ideológico

Martínez Maíllo debate con José María Marco desde su despacho de la calle Génova en Madrid
Martínez Maíllo debate con José María Marco desde su despacho de la calle Génova en Madridlarazon

El escritor y colaborador de LA RAZÓN analiza con Fernando Martínez Maíllo, vicesecretario de Organización del PP, si el centro político sigue en el ADN del PP.

Fernando Martínez Maíllo pertenece a la nueva generación de dirigentes políticos que se han propuesto renovar la imagen y la posición del Partido Popular, deterioradas por la gestión de las crisis, los escándalos de corrupción y lo que se percibe como una falta de comunicación con la ciudadanía. A mí me interesaba plantearle la cuestión que –me parece– es ahora mismo crucial para el Partido Popular... y para la estabilidad de nuestro país. Se trata de la naturaleza del centro político y de la posición del PP –un partido centrista desde 1989– ante la aparición de un nuevo competidor por ese espacio fundamental en una democracia liberal. Felipe Martínez Maíllo ha tenido la amabilidad de enfrentarse a un tema espinoso y el coraje de contestar a todas las preguntas que le he planteado.

José María Marco– El Partido Popular fue desde su refundación en 1989 un partido de centro. Yo creo que es eso lo que ahora se llama su ADN, su naturaleza. ¿Se está perdiendo?

Fernando Martínez Maíllo - En absoluto. Una de las razones por las que tantos españoles depositaron su confianza en nosotros es porque saben que entre nuestros principios está el reformismo, la pluralidad, la coherencia, y la capacidad de diálogo. Defendemos la convivencia en libertad, el Estado de Derecho, una sociedad del bienestar y unas administraciones públicas eficientes en la gestión y al servicio de los intereses de los ciudadanos. El Partido Popular cree en la personas, y en su capacidad para gobernar sus vidas, sin intervencionismos ni tutelajes.

JMM - Entonces, ¿por qué los votantes del Partido Popular aparecen cada vez más adscritos a una ideología claramente de derechas? Y esto ocurre cuando, justamente, el Partido Popular más preocupado está por situarse en el centro del espectro político...

FMM - En mi opinión, es la imagen que la izquierda pretende trasladar del votante del popular, como un ciudadano de derechas radical, no se corresponde con la realidad. El Partido Popular es el partido más grande de España con más de 800.000 afiliados, y es el principal partido de centro–derecha en Europa. Por eso, es lógico que en mi partido haya diferentes pareceres respecto a algunos temas. Somos un partido abierto y moderado con el que cualquier ciudadano que crea en la igualdad de oportunidades, en la cultura del mérito y el trabajo, en la importancia de construir una España unida, fuerte y competitiva y en el fortalecimiento del Estado del Bienestar, puede sentirse identificado. En las pasadas elecciones el Partido Popular obtuvo una mayoría absoluta gracias a los más de 10 millones de españoles que nos votaron. Es imposible obtener este resultado escorado en la radicalidad.

JMM - Hay quien confunde el centro con el vacío ideológico, o la falta de posición, como si ser centrista consistiera en estar a verlas venir, o no quisiera asumir una posición propia. Entre otras cosas, estoy pensando en el asunto del matrimonio entre personas del mismo sexo, que ha causado bastantes destrozos –me parece a mí– entre el electorado joven.

FMM - Es fácil hablar y prometer, pero llevar a cabo propuestas, tomar decisiones, solucionar los problemas de la sociedad, en definitiva, gobernar y gestionar, eso hay que saber hacerlo, porque casi nunca es sencillo. Ser de centro es ser fiel a tus principios y honesto contigo mismo, pero sin dejar de escuchar y dialogar con los que no comparten tus mismas ideas. Pero ser de centro es anteponer el interés de los españoles a tus propios intereses o los de tu partido. Queda mucho por hacer porque la recuperación tiene que llegar a cada barrio, a cada casa, a cada familia, pero la España de finales de 2015 no tiene nada que ver con la España que comenzamos a gobernar en 2011.

JMM - Algunos elementos para definir el centro: un marco conceptual (o narrativo, si nos ponemos postmodernos) que haga comprensible la acción política; la actitud que nos lleva a estar seguros de que siempre hay otra perspectiva sobre la realidad, o la disposición a hablar, a negociar, a pactar.

FMM - De lo que no se puede dudar, es de la actitud de diálogo del Partido Popular. No varía en función de nuestras responsabilidades en el Gobierno o en la oposición. Nosotros nunca hemos formado parte de pactos antidemocráticos cuyo único objetivo es desalojar al partido mayoritariamente votado por los ciudadanos. Nunca nos hemos negado a pactar temas de especial relevancia. Quiero recordar la lealtad con la que el Partido Popular apoyó al Partido Socialista cuando en 2011 se modificó el artículo 135 de la Constitución para establecer el principio de estabilidad presupuestaria. Cuando los intereses de los españoles están en juego, el Partido Popular siempre estará ofreciendo diálogo y apoyo.

JMM - En Cataluña, estoy convencido de que el centro está sustentado en la dimensión española de Cataluña. En otras palabras: el famoso «seny» catalán es España. Y cuando desaparece esa dimensión, se acabó el «seny» y llega otra cosa... lo que hay ahora mismo, con más de la mitad de los votantes respaldando listas encabezadas por personas de extrema izquierda.

FMM - Bueno, creo que el Partido Socialista y su deriva radical están influyendo de manera decisiva en esto. En los últimos 30 años el Partido Socialista era un partido de centro izquierda con sentido de Estado, que tenía clara su posición estabilizadora en la política española junto con el Partido Popular.

De unos años a aquí, se ha abrazado a partidos radicales que pretenden acabar con nuestro sistema democrático con tal de tocar un poco de poder. Esto está influyendo en la radicalización de la política catalana y la española.

JMM - A mí la palabra «regeneración» no me gusta. No me gusta nada, más exactamente. Creo que sugiere, no una alternativa política dentro del sistema, sino un cambio de sistema, es decir, un cambio constitucional que equivale, en realidad, a una refundación de la nación política. A veces ha dado la sensación de que el PP ha mordido el anzuelo «regeneracionista», no sé si sabiendo exactamente lo que hacía...

FMM - No coincido con tu visión de identificar regeneración con cambio constitucional. En mi opinión, regenerar la vida política española, significa acercar más la toma de decisiones a los ciudadanos. Tenemos que conseguir más cercanía, más transparencia en nuestra gestión que nos dé un plus de confianza. La regeneración pasa por hacer efectiva la rendición de cuentas del gestor público. El Partido Popular ha puesto en marcha importantes leyes en este sentido, como la de transparencia o el estatuto del alto cargo. La regeneración supone una manera de entender la política como la vocación de servicio del político, la ejemplaridad del que gobierna y la gestión eficiente de los recursos de todos, contando con todos.

JMM - ¿Cuál sería el alcance de una posible reforma constitucional? ¿Y cuáles son las líneas rojas, como se dice ahora?

FMM - En el Partido Popular no estamos cerrados a dialogar y llegar a acuerdos sobre la reforma de la Constitución. Si es para mejorar la vida de los españoles. Y si para ello es necesario reformar la Constitución, también. Ahora bien, pretender reformar la Constitución para dar respuesta a un problema creado por quien quiere romper España, no parece el mejor camino. Ahí no encontrarán al Partido Popular.

JMM -¿Cuál es el legado del PP con el que la gente nueva, la que ha llegado a los primeros puestos en los últimos tiempos, se identifica?

FMM - Nos identificamos con los principios fundamentales del Partido Popular, con eso que al principio de nuestra charla llamábamos el ADN del partido. Creemos en un partido reformista, que avance a la vez que la sociedad. Creemos en un partido moderno que lidere los principales cambios de nuestro país. Creemos en un partido de gente trabajadora que pone su experiencia y dedicación al servicio de los españoles. Creemos en un partido que no traiciona a sus valores por conseguir el poder, en un partido que no promete lo que sabe que no va a cumplir, en un partido de personas, de equipos, porque el individualismo sólo lleva al cesarismo y al fracaso.

JMM - El Partido Popular ha sido, o es, para muchos españoles, el partido político que ha venido sosteniendo el sistema constitucional. También ha contribuido decisivamente a sacar a nuestro país de la crisis, ha tomado la iniciativa contra la corrupción, ha trabajado para la estabilidad de las instituciones (pienso en el relevo en la Corona)... ¿Qué argumentos utilizas para intentar convencer a un votante joven para que apoye al PP?

FMM - Las elecciones del próximo 20 de diciembre suponen un punto de inflexión decisivo. Los jóvenes tienen que tener claro en qué país quieren vivir. Si quieren que España siga creando empleo, en el último año el paro juvenil ya se ha reducido en 50.844 jóvenes, si quieren que sus padres y abuelos tengan garantizada su pensión, si quieren un país con unos servicios públicos universales, gratuitos y de calidad que no estén endeudados, si quieren vivir en un país en el que se fomente y premie el mérito y en el que la igualdad de oportunidades sea real, entonces tienen que apostar por el Partido Popular.

JMM - ¿Cuáles son las prioridades en la continuación y la profundización de las reformas?

FMM - Para nosotros el empleo sigue siendo una prioridad. Desde 2014 se han creado un millón de puestos de trabajo, es decir, un millón de personas y sus familias han encontrado un motivo para la esperanza. Quedan 4 millones de personas por las que seguir trabajando. Si seguimos en la misma dirección, si los españoles nos vuelven a otorgar su confianza, podemos alcanzar los 20 millones de trabajadores en España. Además, ahora que nuestra economía crece, ahora que la recaudación aumenta porque hay más personas trabajando y menos parados a los que dar su prestación por desempleo, ahora es el momento de devolver los esfuerzos a los españoles. Ya se ha devuelto una parte de la paga extra de los funcionarios, y ya hemos bajado dos veces el IRPF y el impuesto de sociedades. Pero es nuestro objetivo seguir bajando los impuestos a los españoles. Tenemos que seguir reformando y fortaleciendo nuestro Estado del Bienestar. Nuestra sanidad pública no está en quiebra, no quedan facturas en los cajones, las administraciones han pagado todas las deudas que durante años de gobierno socialista se fueron acumulando... Ahora podemos mejorar y avanzar.

JMM - Yo creo que la crisis ha cambiado muchas cosas. Entre otras, abrió una oportunidad para que el nacionalismo catalán articulara una propuesta independentista, que culmina con las elecciones del pasado domingo, 27 de septiembre. Con la crisis se ha puesto final, por tanto, a una indefinición nacional que viene determinando la vida política española desde la Transición. Me parece que ya no se puede postergar más el hecho nacional, y estoy convencido de que los votantes españoles quieren respaldar una opción que dé un sentido político a la realidad nacional española. Yo creo que eso también es el centro, en contra de lo que se ha dicho tanto tiempo. También en el conjunto de España –y no sólo en Cataluña– la dimensión nacional es la base de una posición moderada y dialogante. ¿Cómo ves tú este conjunto de problemas y de demandas?

FMM - Los españoles quieren una nación fuerte capaz de ser solidaria y comprometida ante los retos internacionales a los que se enfrentan Europa y el mundo. Está claro que el Partido Socialista se ha dejado querer por independentistas y radicales a los que, como anteriormente decía, ha regalado alcaldías como la de Madrid, Barcelona, Valencia y Cádiz, en España, o Badalona, Tarrasa o Castelldefels, en Cataluña, con el único objetivo de debilitar y quitar poder al Partido Popular, debilitando de esta manera a nuestro país. Un ciudadano que quiera que nuestro país sea competitivo y solidario, que quiera un Gobierno que trabaje para mejorar la calidad de vida de los españoles y no para romper nuestro país y hacernos irrelevantes, tiene una opción: apostar por el Partido Popular.