«Capitalizar la discrepancia»

El PSOE acusa a Podemos de utilizar el «solo sí es sí» para desgastarles

Creen que los morados no «cuidan» el Gobierno con sus críticas y entienden que no hay «capacidad de consenso» con Igualdad

Pleno en el Congreso pendientes de la decision del recurso presentado por el PP en el Tribunal Constitucional.
Pleno en el Congreso pendientes de la decision del recurso presentado por el PP en el Tribunal Constitucional.Jesús G FeriaLa Razón

PSOE y Unidas Podemos arrancan otra semana con la Ley del «solo sí es sí» en el centro del debate. Y, en consecuencia, como principal foco de desgaste para la coalición. Los socialistas han querido trasladar la discusión del ámbito interno del Gobierno –«donde ya no había capacidad de consenso» ni se registraban avances– al terreno del Congreso de los Diputados para tratar de armar una mayoría con los grupos parlamentarios. «No podíamos dejar que el problema nos consumiera», señalan fuentes socialistas.

En el PSOE consideran que están de acuerdo «en lo político» con Podemos, porque «el consentimiento es el núcleo de la ley y tiene que estar en el centro, para que no sea interpretable cuando una mujer sufra una agresión». «El consentimiento es imprescindible y el motor de esta ley y tiene que estar preservado en cualquier reforma. En esto estamos de acuerdo», insisten fuentes socialistas, que añaden inmediatamente que «también se comparte» que «no queremos que haya rebajas de penas a agresores en delitos tan graves».

Habiendo acuerdo en ambas cuestiones, en Ferraz no entienden que Podemos no apoye una proposición de ley –la que presentaron en solitario– que «camina en esta dirección: garantiza el consentimiento y no va a provocar rebajas de penas». «Después de tres meses de conversaciones no hemos dado con fórmulas de consenso como queríamos», apuntan. Hoy, la Mesa del Congreso debe acordar –por mayoría– la calificación de la iniciativa, que se tramitará por la vía de urgencia. Los socialistas esperan contar con los votos de Podemos, el PP ya anunciado que lo apoyará, y dejar para el trámite de enmiendas las reuniones que sean necesarias con sus socios.

Desde el Ministerio de Igualdad se pidió ayer volver a la mesa de negociación a nivel gubernamental, una apreciación que en Ferraz recibieron con recelos, porque busca –según consideran las citadas fuentes– trasladar que el PSOE se ha levantado de la misma o no tiene vocación de hablar. «Nunca hemos dejado de hablar, pero después de muchas horas de reunión se constataba que no había capacidad de consenso en la solución técnica y tampoco podíamos estar discutiendo hasta la eternidad», señaló ayer en rueda de prensa la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

En el mismo foro, Montero deslizó una crítica a sus socios por considerar que no están «cuidando» la coalición con las declaraciones que vertieron este pasado fin de semana, en las que alineaban a los socialistas con la derecha y les acusaban de ceder al «miedo». «Evidentemente hay comentarios y calificativos que no contribuyen a cuidar la coalición», aseguró, añadiendo que esas manifestaciones suelen provenir de la derecha, pero «no siempre» es así. Fuentes socialistas lamentan, tal como publicara el viernes este diario, que los morados estén «haciendo daño» al Gobierno con su actitud.

Se quejan de que Podemos quiera «capitalizar la discrepancia» para ganar votos desgastando al PSOE. «Nosotros queremos lo mejor para la izquierda a nuestra izquierda, no necesitamos deteriorarlos», lamentan, y se preguntan «a quién ayuda subrayar las diferencias». «Nosotros sí vamos a cuidar la coalición, vamos a evitar cualquier comentario ofensivo», dicen en Ferraz. El propio Sánchez ordenó hace días a los suyos rebajar el tono con sus socios, pero esta directriz es unidireccional. En la parte socialista asumen que ellos son el partido mayoritario, a quien los ciudadanos han otorgado 120 escaños, y, como tal, se deben desenvolver con un plus de responsabilidad.

Molesta, además, que los morados quieran desacreditar la posición de los socialistas sobre el consentimiento –cuestionando que lo retiren del centro de la ley– mientras ellos no ponen en duda que desde Podemos no quieran solucionar el goteo de rebajas de penas. «Es osado por su parte», aseguran. En este sentido, llaman a sus socios a hacer públicas las propuestas que remitieron a Justicia, para defender la solvencia jurídica de las mismas, ya que –en opinión de los socialistas– no tienen el rigor o la seguridad técnica suficiente para solucionar lo mollar: la cascada de revisiones de penas que se estaban produciendo. En este sentido, en el PSOE defienden que ellos están «en la búsqueda de las soluciones y no en la lucha del relato», porque estas soluciones no «se pueden eternizar hasta el siglo que viene».

Quienes han estado al tanto de las negociaciones entre Justicia e Igualdad durante estos «tres meses» las definen como «debates circulares» en los que se «percutía en soluciones que sabíamos que no son adecuadas para resolver el problema». Se «rebotaban» las propuestas y el «núcleo de lo que uno quería cambiar» –por las rebajas de penas– «el otro no lo quería cambiar». «Había que actuar, porque estábamos ya en un callejón sin salida», señalan desde el PSOE. En este sentido, aseguran que el «mayor ejercicio de responsabilidad» por parte de los socialistas ha sido registrar la reforma de la Ley del «solo sí es sí», aunque fuera en solitario. «Es un gesto de honestidad, de humildad y de voluntad de mejora permanente». «Cuando el PSOE no consigue el efecto deseado promueve modificaciones hasta que consigue lo consigue», destacó Montero.

Sobre la capacidad de Podemos de acabar rectificando y sumándose a la reforma, en Ferraz entienden que esto va a depender de los equilibrios de fuerzas dentro del espacio morado. No ocultan que el pulso por la influencia y el poder entre Yolanda Díaz e Irene Montero va a ser decisivo y que la vicepresidenta segunda se tendrá que «mojar», porque en este conflicto no cabe ejercer el papel de «mediadora». En todo caso, no creen que los morados vayan a votar en contra de su propia norma y los ven en la abstención.